Discreta victoria en soledad

Si obviamos el ¨¢spero tr¨¢mite estival ante el Hapoel Nicosia, el partido supon¨ªa el regreso oficial del Getafe a la competici¨®n europea. Pero el ambiente en el Coliseum nada tuvo que ver con aquel memorable 10 de abril de 2008. Aquella noche de jueves ante el Bayern de Munich tuvo fiesta y drama, orgullo y tragedia, ¨¦pica y l¨ªrica, honor y muerte. Ahora, nada fue igual ni parecido. La grada present¨® un panorama desolador. Apenas 2.000 aficionados desperdigados por los asientos que destinaron sus primeros gritos a criticar la pol¨ªtica de precios del presidente ?ngel Torres. Los socios pagaban entre 15 y 30 euros y el p¨²blico en general entre 50 y 80 euros. Y muy pocos pasaron por taquilla. Con un ambiente y una ac¨²stica propia de un partido de Regional, la puesta en escena remiti¨® m¨¢s a un entrenamiento que a un partido de competici¨®n europea. Olvidan los dirigentes que para vivir aquellos banquetes pantagru¨¦licos con la elite europea sobre el c¨¦sped y la monarqu¨ªa en el palco, hay que rendir pleites¨ªa a partidos an¨®nimos y mon¨®tonos como ¨¦ste.

Tan fr¨ªo arranc¨® el encuentro que a los tres minutos, en su primera arrancada, se rompi¨® Gavil¨¢n obligando a Michel a recolocar sus peones con la inclusi¨®n de Miku. Incapaces de alcanzar sensaciones competitivas, los jugadores interpretaron la primera mitad como un tr¨¢mite f¨ªsico sin orden ni sentido. El desprop¨®sito qued¨® retratado en el gol de los daneses. Una ingenua falta lateral sacada por Andreasen fue rematada en propia puerta por Arizmendi.

El primer recambio para rescatar el encuentro del sopor fue el capit¨¢n Casquero. Su empuje contagi¨® al grupo y a los cinco minutos de la reanudaci¨®n, Arizmendi, esta vez en la porter¨ªa adecuada, remach¨® a puerta vac¨ªa una dejada de Cata D¨ªaz. El empate apenas edulcor¨® la realidad de una noche sin alma y sin f¨²tbol. Pero la inercia y el voluntarismo de los de Michel les llev¨® a la victoria mediante un zapatazo de falta de Pedro R¨ªos a la escuadra de Carrol.