El Athletic ya sabe c¨®mo no jugar
Gurpegui afirma que el primer tiempo en Valencia es "el ejemplo a no seguir"
La autocr¨ªtica en el f¨²tbol no es una terapia habitual. El juego y las circunstancias proporcionan tantos elementos accesibles que entrenadores, dirigentes y futbolistas suelen atenderlas para suplir cualquier carencia. Carlos Gurpegui tir¨® en corto y por derecho para juzgar el lamentable primer tiempo del Athletic en Valencia: "Fue el claro ejemplo de c¨®mo no se debe jugar ni salir a un campo de f¨²tbol".
Gurpegui se ha convertido en el portavoz de los duros momentos del equipo rojiblanco y fiel a su estilo habla claro: "Nos metieron un gol y el equipo no estuvo para nada en el primer tiempo. Ha pasado una vez y no debe volver a pasar. Hay que salir mejor a los partidos y sabiendo que en Primera los contrarios tienen mucha calidad y no les puedes dejar nada", explic¨® ayer al t¨¦rmino del entrenamiento en Lezama. "Ten¨ªamos que haber apretado arriba, no dejar que C¨¦sar jugara el bal¨®n con los centrales y que la tuvieran que pegar arriba. Ah¨ª somos fuertes y si hubi¨¦ramos hecho eso, los rechaces los hubi¨¦ramos ganado. En el campo intentamos que los delanteros nos escucharan, pero no lo conseguimos".
"Ha pasado una vez y no debe volver a pasar", afirma el jugador navarro
Con Toquero los defensas rivales sufren; con Muniain el equipo se divierte
Lo cierto es que el Athletic hace tiempo que ha dimitido ante los grandes del campeonato. A domicilio, el le¨®n es un gato, como si interiorizase su fragilidad. Queda muy lejos aquella m¨¢xima de los sesenta y los setenta cuando se dec¨ªa precisamente lo contrario: que el Athletic se crec¨ªa con los grandes y fracasaba con los peque?os. Los tiempos han cambiado y el Athletic
La imagen rojiblanca sali¨® da?ada en Mestalla, en la peor primera parte de hace a?os, no tanto por su mal juego como por su escasa actitud. El entorno rojiblanco se lamentaba no tanto de sus errores como de atender a un equipo irreconocible, entregado de antemano, perdido, derrotado. Un equipo que nada tiene que ver con el esp¨ªritu de Caparr¨®s, un t¨¦cnico que en primer lugar siempre exige intensidad a sus colectivos. A partir de ah¨ª se construyen el resto de las cosas. Ese era el modus vivendi de un equipo que hasta ahora no permit¨ªa el adelantamiento del contrario, pero que ahora adolece de falta de car¨¢cter para gobernar los partidos o para impedir, en su defecto que los gobiernen los dem¨¢s.
Hay trabajo en ese sentido. T¨¢cticamente, el Athletic alterna muchas circunstancias con futbolistas de caracter¨ªsticas dispares. Sobre todo, las variaciones afectan al centro del campo donde Caparr¨®s altera no solo los futbolistas sino el estilo del equipo. No es igual jugar con unos que con otros, como no es igual jugar sin una banda o con las dos bandas. Ni es igual jugar con un guerrillero como Toquero o un electrico como Muniain o un atrevido como Igor Mart¨ªnez. Hay que elegir. Da la sensaci¨®n de que el Athletic sufre menos con Toquero en el ataque y se divierte m¨¢s con Muniain en la sala de m¨¢quinas. Es cuesti¨®n de elegir. Ambos fueron los principales revulsivos ante el Valencia. Toquero le dijo a la defensa del Valencia que iba a sufrir para sacar el bal¨®n y Munian le explic¨® que iba a ser muy dif¨ªcil quit¨¢rselo sin falta. Hay que elegir. O quiz¨¢s combinar.
Pero m¨¢s all¨¢ de los esquemas o la elecci¨®n de los futbolistas (que al final influye en el estilo de juego, se quiera o no), lo que el Athletic no puede permitir es perder la autoestima, interiorizar que su guerra no est¨¢ en el Camp Nou, en el Bernab¨¦u o en Mestalla. A eso apel¨® ayer Gurpegui convertido en el referente emocional de la plantilla, endurecido por los acontecimientos. Falta la versi¨®n de Caparr¨®s, que no diferir¨¢ mucho de la Gurpegui. Aunque probablemente se explicite ante el Zaragoza.
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