Toda una noticia
Una vez m¨¢s se demostr¨® que la consideraci¨®n de los enfrentamientos deportivos no est¨¢ determinada por fechas, estados y circunstancias de cada equipo o la ausencia de un beneficio posterior. Los que marcan el qu¨¦, c¨®mo y de qu¨¦ manera se disputa un enfrentamiento deportivo son los jugadores. Desde hace a?os, la NBA hace las maletas para pasearse unos d¨ªas por Europa, China o Jap¨®n, sacarse unas fotos, ganarse unos d¨®lares y alimentar su leyenda. Con esa excusa juegan unos partidos que suelen ser de todo menos partidos. Hasta que un buen d¨ªa llegan con su buque insignia y campe¨®n actual, lo que estimula cualquier instinto competitivo, y el equipo contrario no tiene ni el m¨¢s m¨ªnimo inter¨¦s de ser simple comparsa, sino m¨¢s bien lo contrario. En sus filas hay un tal Pete Mickael que en la primera jugada se enfrenta sin miramientos a Ron Artest y por un qu¨ªtame ese codo de encima est¨¢n a punto de protagonizar la pelea m¨¢s r¨¢pida de la historia. No contento con esto, en el tercer cuarto no duda en encararse con el intocable Kobe Bryant y le reta deportiva y verbalmente. Con la misma camiseta que Mickael juega Juan Carlos Navarro, al que solo machacar al Madrid le gusta m¨¢s que hacerlo con cualquier cosa que huela a NBA. Y Navarro se cabrea con los ¨¢rbitros entre canasta y canasta como si se hubiese jugado un euro con su amigo Pau.
Total, que, seg¨²n caen los minutos, el supuesto amistoso va perdiendo tal consideraci¨®n, hasta el punto de alterar m¨¢s de un planteamiento previsto en la agenda de Phil Jackson. Kobe tiene que jugar unos minutos m¨¢s de lo que le gustar¨ªa a su m¨¦dico y Gasol, al que, por mucho coraz¨®n azulgrana, no le apetece un carajo perder, se ve obligado a ponerse un poco serio. Con sus rivales y tambi¨¦n con alguno de sus compa?eros, que no termina de entender que la fiesta en la que llevan metidos desde el lunes en Barcelona se ha terminado, al menos durante dos horas y media.
Llega el ¨²ltimo cuarto y la pelota est¨¢ en el alero de Jackson, que tiene que demostrar hasta qu¨¦ punto le importa que su equipo sea el primer campe¨®n de la NBA en perder frente a un equipo europeo. Navarro le clava un triple en la cara de Artest como provocando al banquillo rival y Mr. Zen no aguanta m¨¢s. Era de esperar, pues no se ganan 11 anillos sin importarte una derrota, por nimia que sea. Quedan cinco minutos y toda la artiller¨ªa amarilla ya est¨¢ en la cancha. Y Mickael sigue buscando a Bryant, pero no le encuentra porque Kobe no est¨¢ para muchos trotes todav¨ªa.
Gana el Bar?a por inter¨¦s, deseo e ilusi¨®n. La misma que seguramente pusieron muchos equipos anteriormente cuando se enfrentaron al universo NBA. Pero tambi¨¦n tienen baloncesto, del que, por ejemplo, en circulaci¨®n del bal¨®n, incluso podr¨ªan tomar nota los Lakers. El resultado propone muchas interpretaciones para explicarlo, depende de simpat¨ªas o intereses. Pero lo que no admite dudas es que el 7 de octubre de 2010, el campe¨®n de Europa gan¨® al campe¨®n de la NBA. Y eso, en octubre, febrero o julio, es toda una noticia que sobrevivir¨¢ durante muchos a?os.
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