Cristiano saca al Madrid del atolladero

Mourinho acab¨® el partido abrazado a Benzema, que pas¨® del abatimiento a la rebeli¨®n con un espaldarazo de su entrenador de por medio. El franc¨¦s rompi¨® en las jugadas que desembocaron en los dos goles que dieron la victoria al Madrid. Los meti¨® Cristiano para coronar una de sus noches inflamadas. Su equipo necesit¨® esta clase de reacci¨®n. No habr¨ªa conseguido salir del desfiladero de Alicante de otro modo.

?Qui¨¦n es Thomert? ?Qui¨¦n es ese gigante? Mourinho, el responsable de la caseta, deb¨ªa de pregunt¨¢rselo mientras ve¨ªa a este majestuoso ejemplar de ser humano galopando a unos metros de su asiento. El franc¨¦s domin¨® la zona que deb¨ªa vigilar Ramos, irrumpi¨® ah¨ª donde deb¨ªa ayudar Pepe, o Khedira, o Xabi. Lo hizo durante todo el primer tiempo y el Madrid no supo desactivar sus incursiones. Reemplaz¨® a Drenthe en el interior izquierdo, pero actu¨® como un delantero emboscado. No apareci¨® donde le esperaban y se present¨® en los espacios menos poblados. Su despliegue fue una r¨¦plica al juego de Gomes, Trezeguet y Valdez, sus compa?eros en el ataque, que hicieron una exhibici¨®n de astucia y ambici¨®n. Amparados por una defensa s¨®lida, que no hizo concesiones, propinaron al Madrid un golpe inesperado. El equipo de Mourinho, acostumbrado a recorrer los caminos de la Liga gozando de la ingenuidad de los rivales, se encontr¨® con un gol en el calentamiento. El H¨¦rcules no le dio tiempo ni tregua. Fue la primera vez en el campeonato que el Madrid se vio ante el desaf¨ªo de remontar un resultado.

El H¨¦rcules empez¨® apretando arriba, achic¨® los espacios en el medio del campo y no se preocup¨® de alejarse de Calatayud. Hasta ayer, los equipos que se defendieron del Madrid intentando ahogarlo arriba lo pagaron atr¨¢s, cuando los delanteros madridistas atacaron al espacio que se abr¨ªa a la espalda de la zaga. Pamarot no permiti¨® estas aventuras, bien cubierto por sus compa?eros, sobre todo por Fritzler. El ex medio centro del Lan¨²s aglutin¨® las l¨ªneas frente a la media luna de su ¨¢rea para desconectar a ?zil e impedir que Di Mar¨ªa tirase la diagonal de derecha a izquierda por el carril del ocho. Bajo estas condiciones, el Madrid percuti¨® sin ingenio, siempre por el medio, expuesto a que los defensas se le anticiparan y aferrado a la desesperaci¨®n de Cristiano como ¨²ltimo recurso.

Recuperado el bal¨®n, las maniobras del H¨¦rcules fueron tan reiterativas como eficaces. Arrancaban por la derecha, donde Cort¨¦s y Thiago batallaban con vigor, y cambiaban de frente buscando a Thomert o a Trezeguet, que entraban oportunamente, siempre desmarcados, aprovechando la basculaci¨®n de la defensa madridista. As¨ª se construy¨® el primer gol. Cort¨¦s meti¨® un centro y a la espalda de Pepe no hab¨ªa nadie. Nadie con la camiseta blanca. Solo Trezeguet, ese punta curtido en una d¨¦cada de calcio que ya ha dejado bien claro que no piensa en dar por terminada su historia de amor con las redes. Ayer puso la frente con sutileza, acariciando la pelota, para enviarla en par¨¢bola sobre Casillas y a la escuadra. Fue un toque quir¨²rgico. Un detalle de depredador del ¨¢rea que cogi¨® por sorpresa a los defensas del Madrid. Se hab¨ªan acostumbrado a los delanteros de medio pelo de la Liga. Ahora ya saben que no todas las jornadas ser¨¢n tan pl¨¢cidas como sol¨ªan. Trezeguet y Valdez pudieron ahondar en el da?o. Lo evit¨® Casillas con dos intervenciones extremas.

El Madrid fue adue?¨¢ndose del partido por su abnegaci¨®n y porque al H¨¦rcules se le empezaron a lesionar sus delanteros m¨¢s poderosos. En la reanudaci¨®n se lesion¨® Thomert, el que m¨¢s desequilibr¨®. Luego se fue Trezeguet. Y por ¨²ltimo cay¨® Valdez. Mientras Thomert recib¨ªa un masaje en la banda, Cristiano ejercit¨® un remate desde fuera del ¨¢rea. Calatayud no pudo atrapar el bal¨®n y del rechace se ocup¨® Di Mar¨ªa. El empate entusiasm¨® al Madrid, que prolong¨® sus posesiones y su profundidad. Con la inercia de la brega, Mourinho quit¨® a Pepe y puso a Benzema. Fue una declaraci¨®n de rebeld¨ªa y dio frutos. Benzema particip¨® en los dos goles que sobrevinieron. Primero, asoci¨¢ndose con Marcelo, el m¨¢s regular junto con Cristiano. El brasile?o se fue por la l¨ªnea de fondo, aguant¨® y sirvi¨® a Cristiano, que entr¨® como una locomotora para dar el ¨²ltimo toque. En el otro, Benzema trenz¨® con Di Mar¨ªa antes de pasar a Cristiano. El portugu¨¦s grit¨® por segunda vez. El H¨¦rcules estaba rendido.

H¨¦rcules 1 - Real Madrid 3