Iraizoz, de poste a poste
El portero del Athletic pasa del cielo al infierno en siete d¨ªas, tras su gran partido ante el Getafe y su mala actuaci¨®n frente al Villarreal
La tragedia de los porteros es que siempre son m¨¢s esplendorosos sus fallos que sus aciertos. Gorka Iraizoz, el portero del Athletic, lo sabe bien. En el plazo de una semana ha vivido los elogios de su gran actuaci¨®n ante el Getafe y las cr¨ªticas por sus errores en Villarreal. Sin duda, pesa m¨¢s lo segundo. Lo vivi¨® Zubizarreta, en el Athletic, cuando se dud¨® sobre su visibilidad de lejos a ra¨ªz de un gol frente al Besiktas, lo mismo que Iribar hab¨ªa vivido las discusiones sobre sus presuntas dificultades en los balones rasos. "Es demasiado alto para encorvarse ante esos disparos" se dec¨ªa y se le¨ªa en los peri¨®dicos de la ¨¦poca. Casillas sufri¨® durante mucho tiempo la maldici¨®n de los balones a¨¦reos que le hicieron dudar al propio Capello. Hasta Florentino dud¨® entre Casillas y Buffon. Vald¨¦s no ha escapado al run run del Camp Nou. En realidad ning¨²n portero ha escapado a las consecuencias del error. El goleador vive de sus aciertos, de sus goles decisivos o incre¨ªbles; el portero vive con sus fallos, con sus errores inexplicables.
Iraizoz fue clave en la derrota frente al Villarreal, como lo fue en la victoria ante el Getafe. El remate de cabeza, en plancha, al bote, que le sac¨® a Colunga no est¨¢ al alcance de cualquier portero; el error en el pase con el pie que propicia el gol de Cazorla, ante el Villarreal, tampoco. A los porteros se les exige que paren con la manos y jueguen con los pies. Con ambos pies, tan requeridos como est¨¢n por sus propios defensas que tienden a trasladar el marr¨®n al portero para que nadie les acuse de jugar al pelotazo. Sin embargo, nadie le exige a un zurdo que le pegue bien con la derecha. Los zurdos, zurdos son, salvo que sean porteros.
El error de Iraizoz en Villarreal no est¨¢ en el segundo gol. Eso es un fallo. El primero es el error, cuando no ejerce su autoridad en un bal¨®n que atraviesa horizontalmente el ¨¢rea peque?a sin que imponga su musculatura y la capacidad de actuar con los brazos. Lo primero exigible a un portero es que funcione con los brazos; lo segundo, con los pies.
A Iraizoz el partido de Villarreal le va a perseguir el tiempo que tarde en rescatar al Athletic de alg¨²n naufragio (ma?ana, ante el Alcorc¨®n o el s¨¢bado, ante el Almer¨ªa). Pero, adem¨¢s, se le a?ade su actual negociaci¨®n para la ampliaci¨®n de su contrato. Una situaci¨®n que siempre pone bajo sospecha al futbolista, cuando lo hace mal, o al club, cuando se sale.
Es bastante improbable que Iraizoz deje el Athletic, a pesar de alguna oferta que tiene sobre la mesa. Ni el Athletic puede prescindir de Iraizoz ni Iraizoz del Athletic. Hoy en d¨ªa, el mercado no le ofrece al Athletic nada mejor que lo que tiene bajo los palos, pero tampoco el guardameta tiene ning¨²n club donde pueda brillar como en Bilbao. Ni las ofertas ser¨¢n mejores de las que el club rojiblanco le pueda realizar.
Deber¨ªa el Athletic, en cualquier caso, pensarse el exceso de balones cedidos innecesariamente al portero no para ser jugados sino golpeados. Una cosa es jugar con el portero y otra es jugar contra el portero. Deber¨ªa pensarse su entramado defensivo hasta el punto de que ganando 0-1 el Villarreal le pueda construir dos contragolpes con superioridad num¨¦rica. Una cosa es el f¨²tbol ofensivo, otra el atrevimiento y otra la osad¨ªa. Hay que resolver el enigma.
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