El Atl¨¦tico resucita en Anoeta
Ag¨¹ero y Forl¨¢n voltean a la Real Sociedad en un partido el¨¦ctrico de principio a fin
La Real, m¨¢s que en chino, como dec¨ªa ir¨®nicamente Quique S¨¢nchez Flores , como un elogio, habla claro y alto. Sus salidas son briosas, casi imparables, de esas que encajonan al rival y le obligan igualmente a sufrir y a descifrar qu¨¦ crucigrama le plantea el equipo de Lasarte. Suele ser media hora de chaparr¨®n al amparo del sacrificio de sus medios centro, Diego Rivas y Aranburu, y a la habilidad de sus cuatro delanteros: Prieto y Griezmann por los costados, y Zurutuza y Llorente por el centro.
Quique se lo tem¨ªa e intercambi¨® las posiciones de Perea y Ujfalusi, confiando en que la rapidez del colombiano frenara la velocidad del joven franc¨¦s Griezmann. Invento fallido. Durante la media hora el¨¦ctrica de la Real, el franc¨¦s puso el voltaje al partido y fundi¨® al defensa colombiano, incapaz de atajar sus travesuras. En una de ellas, Griezmann centr¨® con la pierna derecha, su presunta mala, y Llorente aprovech¨® el nefasto marcaje de Ujfalusi para marcar el gol. El barco defensivo de Quique se hab¨ªa ido a pique y el Atl¨¦tico naufragaba, incapaz de dominar el centro del campo, tembloroso en defensa y ausente en ataque, con el Kun y Forl¨¢n como dos nadadores hacia ninguna parte, ensimismados en el disparo.
Real Sociedad 2 - Atl¨¦tico 4
Real Sociedad: Bravo; Carlos Mart¨ªnez, Ansotegi, Mikel Gonz¨¢lez, De la Bella; Rivas, Aranburu (Sarpong, min. 82), Xabi Prieto, Griezmann (Bergara, min. 65); Zurutuza y Joseba Llorente (Tamudo, min. 76).
Atl¨¦tico de Madrid: De Gea; Perea, Ujfalusi, God¨ªn, Antonio L¨®pez; Mario Su¨¢rez (Ra¨²l Garc¨ªa, min. 76), Tiago, Reyes, Simao, Ag¨¹ero (Diego Costa, min. 84); Forl¨¢n.
?rbitro: Ayza G¨¢mez (Valencia). Amonest¨® a Aranburu, Bergara, Ansotegi, Mario Su¨¢rez y Ujfalusi.
Goles: 1-0, min. 6: Ujfalusi p.p. 1-1, min. 71: Forl¨¢n. 1-2, min. 78: Ag¨¹ero. 1-3, min. 81: Ag¨¹ero. 2-3, min. 85: Rivas. 2-4, min. 92: Simao de penalti.
Incidencias: 24.000 espectadores en el estadio de Anoeta.
Tuvo m¨¢s ocasiones la Real mientras mantuvo su luminosidad fluorescente. Hasta que se le apag¨® la luz, de pronto. Mario Su¨¢rez y Tiago desenchufaron el centro del campo, aunque quiz¨¢s tuvo mucho que ver en el asunto el desgaste de la Real. Mantener ese ritmo vertiginoso era una misi¨®n imposible y a poco que vio la luz el Atl¨¦tico se adue?o del bal¨®n y, por tanto, del partido, Ah¨ª comenz¨® a vivir la Real una historia repetida: el agobio y la encomienda a su portero Bravo que vol¨® para despejar un disparo medido de Tiago, la primera gran ocasi¨®n de los rojiblancos cuando ya eran los amos de la casa.
Es el f¨²tbol de la Real, agobiar, marcar y esperar. A veces le sale bien, a veces mal. Ayer se fundi¨® demasiado pronto, dejando al Atl¨¦tico mucho tiempo para rehacer el partido y el resultado. El problema del Atl¨¦tico es que toda su capacidad de dominio no encontraba creatividad en el ¨¢rea. Tiago era el propulsor, el mariscal de campo, pero Ag¨¹ero y Forlan eran incapaces de combinar, obligados a disparos lejanos en busca de las sorpresas de la alfombra mojada de Anoeta.
Pero los grandes jugadores surgen en los momentos decisivos. Kun y Forl¨¢n pertenecen a esa estirpe. Les basta un cuarto de hora para asociarse y montar un revolc¨®n de armas tomar. Marc¨® Forl¨¢n. Un claro penalti de Tiago, por mano, precedi¨® al gol de Forl¨¢n, en un jugad¨®n del Kun que volvi¨® a marcar, en fuera de juego, tras fundir Ujfalusi a Aranburu. Era el inicio de la locura, propia de dos equipos viscerales. Tanto que volvi¨® a marcar el Kun y la Real, casi muerta, resucitaba con un gol de Diego Rivas. Era una cuesti¨®n de voltaje, de corriente alterna en la que cada equipo se crec¨ªa con el castigo. Y m¨¢s dolido debi¨® mostrarse el Atl¨¦tico, que se llev¨® el toro a corrales en un partido ¨¦pico, corajudo de la Real, an¨ªmico del Atl¨¦tico.
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