Viaje a la median¨ªa
Getafe y Atl¨¦tico firman el empate en un choque confuso que no contenta a ninguno
Los parroquianos del Coliseum, remolones y descre¨ªdos, apenas hab¨ªan tomado posiciones en la grada cuando se encontraron con el primer tanto de su equipo. A los tres minutos, el patad¨®n y tentetieso del Cata D¨ªaz encontr¨® la complicidad de Miku que persigui¨® el bal¨®n con fe para entreg¨¢rsela a Manu en su primera visita al ¨¢rea. El disparo con el empeine del capit¨¢n azul¨®n rebot¨® en God¨ªn y se volvi¨® indescifrable para un r¨ªgido De Gea.
La apuesta ofensiva de M¨ªchel encontraba el premio del gol antes de merecerlo. En el primer intento. El t¨¦cnico del Getafe liber¨® su pizarra de ataduras, apost¨® por el v¨¦rtigo con Manu y Gavil¨¢n en las bandas, dio vuelo a Parejo tras un mes de banquillo y escarmiento, y mantuvo a Miku y Colunga como pareja de ataque. Apenas V¨ªctor S¨¢nchez como ¨²nico anclaje en el centro del campo. Hasta tres mediocentros -Boateng, Mosquera y Casquero- acompa?aban al entrenador en el banquillo. Y dio resultado. El constante revoloteo de la l¨ªnea de creaci¨®n getafense complic¨® la vida desde el inicio a Tiago y Ra¨²l Garc¨ªa. La sociedad que formaron ambos en la sala de m¨¢quinas rojiblanca se demostr¨® insuficiente en la contenci¨®n e incapaz en la creaci¨®n.
GETAFE 1 - ATL?TICO 1
Getafe:Codina; Miguel Torres, Cata D¨ªaz, Rafa, Man¨¦ (Marcano, m. 30); Manu del Moral, V¨ªctor S¨¢nchez (Boateng, m. 66), Parejo, Gavil¨¢n; Colunga (Casquero, m 78)y Miku. No utilizados: Gonzalo; Mosquera, Pedro R¨ªos y Arizmendi.
Atl¨¦tico: De Gea; Valera, Perea, God¨ªn, Antonio L¨®pez; Reyes, Tiago (Juanfran, m. 83), Ra¨²l Garc¨ªa (Mario Su¨¢rez, m. 64), Koke (Elias, m. 67); Forl¨¢n y Kun Ag¨¹ero. No utilizados: Joel; Dom¨ªnguez, Assun??o, Juanfran y Diego Costa.
Goles: 1-0. M. 3. Manu del Moral. 1-1. M. 81. Elias.
?rbitro: Clos G¨®mez. Amonest¨® a Ag¨¹ero, Rafa, Victor S¨¢nchez, Man¨¦, Cata D¨ªaz y Perea.
Unos 10.000 espectadores en el Coliseum.
Los de Quique, que han hecho de la turbulencia una forma de vida, llegaban a Getafe sumidos en conspiraciones de vestuario. Desde el primer minuto, todos se esmeraron en buscar a Forl¨¢n, por el que dir¨¢n. Lo buscaron sin medida. Hasta el exceso. Adem¨¢s, el lenguaje gestual entre los jugadores atl¨¦ticos escenificaba todas las recomendaciones de los manuales de urbanidad y buen compa?erismo para con el rubio uruguayo. Pero los ataques rojiblancos mor¨ªan una y otra vez en fuera de juego. Hasta cinco veces en el primer periodo cay¨® el delantero en posici¨®n antirreglamentaria. No hab¨ªa m¨¢s plan.
Mientras, los de M¨ªchel, con m¨¢s soltura y atrevimiento que de costumbre, se animaban a intentarlo ante la inconsistencia de las filas visitantes. Los azulones son el peor equipo de lo que va de a?o y viven en una monta?a rusa. A medio camino entre el reto y la angustia, luchan por no quedarse en tierra de nadie. Por ello, el duelo ten¨ªa aires de punto de inflexi¨®n para los locales, que mientras intentan consolidar la permanencia miran de reojo a la s¨¦ptima plaza que otorga pasaporte europeo.
El vecino, con mucho m¨¢s abolengo, no presenta mejores registros ni constantes. Descentrados e hipotensos, los rojiblancos se entregaron por momentos a la parodia defensiva cuando Varela plac¨® en el marcaje a su compa?ero Perea en una falta frontal botada por el Getafe. Mera an¨¦cdota. Puro s¨ªntoma.
Los discursos de la caseta no alteraron el gui¨®n en el arranque del segundo acto. Pero con el paso de los minutos, los rojiblancos evidenciaron sus prisas y los locales su estado de necesidad. Mario Su¨¢rez y El¨ªas dieron relevo a Ra¨²l Garc¨ªa y Koke buscando manufactura y suministro para Ag¨¹ero y Forl¨¢n. Los tres puntos eran un bot¨ªn de proporciones incalculables y M¨ªchel decidi¨® que los m¨²sculos de Boateng pod¨ªan afianzar mejor que nadie su custodia. Sin embargo, el equipo azul¨®n interpret¨® el cambio en t¨¦rminos m¨¢s de repliegue que de contenci¨®n y el Atl¨¦tico comenz¨® a merodear por el ¨¢rea de Codina con m¨¢s inercia que entusiasmo. Creci¨® el miedo en el banquillo local. Diez minutos m¨¢s tarde el mensaje fue inequ¨ªvoco. Casquero sali¨® por Colunga para reforzar todos los diques. Pero no result¨® suficiente.
Asiduos a moverse en el alambre, los rojiblancos descifran los arreones finales con extra?a cotidianidad. Solo reaccionan cuando sube la marea. Es entonces cuando alcanzan un estado febril capaz de zarandear las defensas rivales. A diez minutos para el final, Forl¨¢n cambio de registro. Abandon¨® la punta de ataque para animarse en la elaboraci¨®n. Se asom¨® a la frontal y sirvi¨® una delicada asistencia a El¨ªas que ejecut¨® un remate m¨¢s propio de un acreditado cabeceador que de liviano atacante de apenas 1,70 metros.
El empate firmaba la indefinici¨®n del partido y de los dos contendientes. A los dos equipos se les intuye m¨¢s de lo que muestran. Pero ambos se entregan con asiduidad al desorden que nace de las dudas. Se cruzaban dos trayectorias irregulares que buscaban tomar vuelo en pos de misiones superiores y escenarios europeos. Pero la hoja de ruta de los dos equipos est¨¢ tan borrosa que amenaza con llevarles hasta un territorio irrelevante: la median¨ªa.
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