La ¨¦pica abraza al Athletic

En un pulso bravo y din¨¢mico en el que los dos equipos lucharon con denuedo frente al rival y los elementos, el Athletic rescat¨® un punto en el tiempo de descuento abraz¨¢ndose a la fortuna y al eterno recurso del bal¨®n parado. La suerte fue, de nuevo, escurridiza con el Getafe, que volvi¨® a dejarse el premio de los tres puntos en el camino y, como condena, parece destinado a quedarse en tierra de nadie en lo que resta del campeonato.

El conjunto azul¨®n afrontaba el choque a seis puntos de los puestos europeos y con siete de colch¨®n sobre la zona de descenso ?cinco y ocho, respectivamente ahora?. Una insulsa equidistancia que habla de los m¨¦ritos y las carencias de un equipo que, por momentos, ha convertido la ambici¨®n en dispersi¨®n. "No vivimos bien en la tranquilidad", apunt¨® M¨ªchel en la previa buscando la reacci¨®n de sus jugadores, espole¨¢ndolos ante el peligro y avivando las aspiraciones aparcadas.

Hace 10 jornadas, el Getafe estaba un punto y dos puestos por encima del Athletic en la clasificaci¨®n. Fue entonces cuando ambos conjuntos cruzaron sus caminos. Desde ese momento, los de Joaqu¨ªn Caparr¨®s encontraron la regularidad que a?ora el Getafe ciment¨¢ndola en una idea tan abarcable como poco pretenciosa. Repitieron el plan en su visita al Colis¨¦um: juego directo, br¨ªo, abnegaci¨®n y Llorente.

En Getafe, donde no ha conseguido ganar nunca el conjunto vasco ?tres victorias y cuatro empates con el de anoche?, todas las flechas de la pizarra de Caparr¨®s apuntaron al espigado delantero internacional. Sus compa?eros le buscan por obligaci¨®n, por convicci¨®n y por devoci¨®n. Por arriba y por abajo. Como hombre boya, para generar rechaces y segundas jugadas o para rematarlas de primeras. No tiene este Athletic mucho m¨¢s argumentario, pero la enjundia y el fuste del punta dan vuelo y consistencia a la idea hasta convertirla en un h¨¢bito casi instintivo. Una forma de vida capaz de abrumar a cualquier rival.

Adem¨¢s, la meteorolog¨ªa plante¨® un escenario propicio, por familiar, para el Athletic. La lluvia y el viento propusieron un choque de camisetas ce?idas, botas pesadas y tapete escurridizo con m¨¢s cabida para el trazo grueso que para la academia. Bajo la tormenta creci¨® el voluntarismo y desapareci¨® la precisi¨®n. El miedo llegaba a ambas ¨¢reas m¨¢s por desatino ajeno que por m¨¦rito propio.

Creci¨® la ¨¦pica de forma proporcional a la tempestad. Repicaba el granizo. Susaeta tuvo un mano a mano ante Codina y Muniain le puso un caramelo a Llorente en la boca del gol, pero ambos remates pecaron de blandos.

Acto seguido lleg¨® la r¨¦plica de los de M¨ªchel, que destaparon un temperamento inusitado para mantener el pulso. Alb¨ªn encontr¨® la clase y el nervio que ten¨ªa aparcados. Se col¨® en¨¦rgico por la banda izquierda, como un rel¨¢mpago, y sirvi¨® un bal¨®n enjabonado que fue resbalando entre varias botas hasta que Manu lo remach¨® junto a la l¨ªnea.

Con el gol en contra, el Athletic enfatiz¨® su apuesta. La pelota comenz¨® a sobrevolar peligrosamente el ¨¢rea local. Las bater¨ªas antia¨¦reas del Getafe, lideradas por el Cata D¨ªaz, no dieron abasto. Cada bal¨®n colgado era un elogio al desconcierto junto al marco de Codina. Y en la en¨¦sima intentona rojiblanca, en un baile ca¨®tico, Manu remat¨® contra su porter¨ªa una falta colgada por David L¨®pez y firm¨® el empate batiendo a su compa?ero Codina.

Pero el capit¨¢n azul¨®n decidi¨® que el partido no merec¨ªa acabar con semejante borr¨®n. Y, a seis minutos del final, sac¨® el comp¨¢s para poner la pelota en la escuadra de Iraizoz con un zurdazo desde la frontal. El 2-1 parec¨ªa definitivo; un justo premio a la disposici¨®n, el empe?o y la meritoria propuesta de los locales.

Pero la lluvia nunca abandona al Athletic. En el descuento, en un c¨®rner postrero, con Iraizoz subiendo al remate para coronar la ¨¦pica y encumbrar la confusi¨®n, Urko Vera remat¨® el ¨²ltimo bal¨®n llovido desde el cielo para sellar la igualada.

Getafe 2 - Athletic 2