"?As¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid!"
El pr¨®ximo enfrentamiento entre el Sporting y el conjunto blanco evoca la rivalidad que en 1979 gener¨® en El Molin¨®n el c¨¢ntico por excelencia del antimadridismo
Sucedi¨® hace tantos a?os que a la semana siguiente Camar¨®n de la Isla public¨® La Leyenda del Tiempo y Pink Floyd lanz¨® The Wall. Dicen que el tiempo cierra todas las heridas. En el ambiente del f¨²tbol tambi¨¦n dicen que lo que pasa en el campo queda en el campo. Con este pacto de caballeros se pretenden reservar al olvido los sucesos desagradables. Sin embargo, las cosas que pasaron el 25 de noviembre de 1979 en Gij¨®n siguen agitando la memoria colectiva de la hinchada. Ocurre cada vez que un aficionado entona un c¨¢ntico que ya es un t¨®pico de la canci¨®n de protesta de la Liga. El himno antimadridista m¨¢s repetido: "?As¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid!".
Si los aficionados no olvidan lo que vieron, escucharon y cantaron, mucho m¨¢s imborrable es el recuerdo de aquellos que sintieron los codazos en la boca. De aquellos cuyas rodillas sufrieron las patadas. Y aquellos son Isidoro San Jos¨¦ y Enzo Ferrero.
SPORTING 1 - REAL MADRID 1
Sporting: Castro; Ur¨ªa, Doria, Jim¨¦nez, Cundi; Joaqu¨ªn, David, Mesa; Abel (Rezza, m. 89), Quini (Aguilar, m. 83) y Ferrero. Entrenador: Jos¨¦ Manuel D¨ªaz Novoa.
Real Madrid: Garc¨ªa Rem¨®n; San Jos¨¦ (R. Mart¨ªnez, m. 38), Benito, Pirri, Camacho; ?ngel, Stielike, Garc¨ªa Hern¨¢ndez; Juanito, Santillana y Cunningham. Entrenador: Vujadin Boskov.
?rbitro: Ausocua Sanz. Expuls¨® a Ferrero por roja directa. Tambi¨¦n amonest¨® a Ur¨ªa, Abel, San Jos¨¦ y Juanito.
Goles: 0-1. M. 31. Quini, en propia puerta. 1-1. M. 50. Joaqu¨ªn.
El Molin¨®n: 29.000 espectadores. Partido disputado el 25 de noviembre de 1979.
"?Hola!", dice San Jos¨¦, con predisposici¨®n cordial hasta que escucha la pregunta. ?Qu¨¦ pas¨® el 25 de noviembre de 1979? "Solo dir¨¦ que me supuso 14 meses de lesi¨®n", advierte; "no comentar¨¦ m¨¢s. ?Paso palabra!".
El madrile?o San Jos¨¦ fue el lateral diestro de una zaga que muchos recitaban de memoria: San Jos¨¦, Benito, Pirri, Camacho. Ten¨ªa 24 a?os cuando su entrenador, Vujadin Boskov, antes del partido en El Molin¨®n, le orden¨® que hiciera un marcaje personal al jugador m¨¢s desequilibrante del Sporting. En la temporada anterior, la Liga se hab¨ªa resuelto en los enfrentamientos directos entre los dos equipos y todo hac¨ªa suponer que para ganar el campeonato el Madrid deber¨ªa imponerse otra vez. As¨ª es que, cuando Boskov le encarg¨® la misi¨®n, San Jos¨¦ debi¨® de sentir que en sus manos estaba el destino de la empresa. Si frenaba a Ferrero, buena parte del camino estar¨ªa allanado.
"El p¨²blico de Gij¨®n fue siempre fant¨¢stico con nosotros", dice Garc¨ªa Hern¨¢ndez, entonces el interior zurdo titular del Madrid; "yo siempre me sent¨ª bien tratado all¨ª. Y aquella tarde no escuch¨¦ que nos gritaran nada. Luego s¨ª recuerdo que sal¨ªamos a otros campos y nos cantaban aquello: '?As¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid!'. Y los compa?eros me dec¨ªan: '?Te acuerdas? ?Esto empez¨® en Gij¨®n!".
La leyenda cuenta que hasta ese 25 de noviembre, salvo en algunos campos excepcionales, el Madrid hab¨ªa sido un equipo casi reverenciado por las aficiones de Espa?a. Dicen que la resistencia empez¨® en Gij¨®n. Y empez¨® a los cinco minutos del partido. "A los cinco minutos, San Jos¨¦ ya me hab¨ªa hecho dos entradas fuertes", recuerda Enzo Ferrero; "en la siguiente acci¨®n, recib¨ª un pase en el costado izquierdo y ¨¦l me dio un codazo y me rompi¨® un diente y el labio. Me di la vuelta, reaccion¨¦ y le di un empuj¨®n sac¨¢ndomelo de encima".
Ferrero, un extremo zurdo argentino, procedente del Boca Juniors, habilidoso y goleador, no menciona la patada. San Jos¨¦ habla de ella como si a¨²n sintiera los tacos clavados en la r¨®tula. "Se vio claramente en televisi¨®n", explica; "Ferrero me dio una patada en la rodilla y yo ca¨ª. Me provoc¨® una osteocondritis. Una lesi¨®n muy grave para la ¨¦poca. Casi tengo que dejar el f¨²tbol. Es un recuerdo ingrato. Estuve 14 meses sin jugar y a Ferrero lo sancionaron con dos partidos. Para colmo, tuve que escuchar el bendito cantito...".
"Levant¨¦ la pierna cuando lo empuj¨¦ para quit¨¢rmelo de encima", admite Ferrero, "pero no le hice nada. Fue todo un parip¨¦. Es mentira que le hiciera da?o porque sigui¨® jugando todo el partido. Y jug¨® al domingo siguiente".
San Jos¨¦ jug¨® otros nueve partidos consecutivos. Hasta el 10 de febrero. Luego permaneci¨® lesionado lo que quedaba de campa?a y casi toda la temporada 1980-1981. "El ¨¢rbitro lo vio claro", dice el ex lateral evocando al colegiado Jes¨²s Ausocua Sanz. Interrogado la semana pasada, Ausocua Sanz repiti¨® puntualmente lo mismo que viene diciendo desde hace 30 a?os: "Primero, pit¨¦ a favor de Ferrero. Pero, cuando me llev¨¦ la mano al bolsillo para coger la tarjeta, vi que Ferrero le hac¨ªa una falta alevosa a San Jos¨¦ y lo dejaba lesionado. Fue una venganza con agresi¨®n. Apliqu¨¦ el reglamento".
"El ¨¢rbitro debi¨® expulsarnos a los dos", concluye Ferrero, "pero me mostr¨® la roja solo a m¨ª y, al ver que estaba sangrando, se acojon¨®. En aquella ¨¦poca, el Madrid ten¨ªa mucho peso espec¨ªfico en las instituciones. En la temporada 1978-1979 nos quitaron la Liga en Salamanca y en el Bernab¨¦u con dos arbitrajes que nos barrieron en contra. Por eso la gente, esa tarde en El Molin¨®n, estaba m¨¢s caliente. Pero no hab¨ªa el antimadridismo que hay ahora".
Una vez ejecutada la expulsi¨®n, Ausocua Sanz percibi¨® algo extra?o en el ambiente. Algo inusual. "Empezaron a caer almohadillas al campo desde la grada", rememora; "Quini se me acerc¨® y me dijo: 'No te preocupes'. Hubo que interrumpir el partido 15 minutos. Y todo el estadio empez¨® a gritar aquello: "?As¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid!".
El entonces entrenador del Sporting, Jos¨¦ Manuel D¨ªaz Novoa, dice que el Madrid gan¨® los t¨ªtulos de 1979 y 1980 "merecidamente", pero agrega un matiz: "Hoy, el nivel de los ¨¢rbitros es muy superior. La mayor¨ªa de ellos no se equivocan a prop¨®sito. Ahora les da m¨¢s pudor porque los ve todo el mundo en televisi¨®n. Antes ten¨ªan m¨¢s miedo a perjudicar al Madrid".
Pirri, el capit¨¢n del Madrid en 1979, detect¨® un cambio: "Antes yo no conoc¨ª a muchos antimadridistas. Ahora hay m¨¢s porque la sociedad ha cambiado. Parece que hay que ser antialgo. En el deporte, en la pol¨ªtica, en todo".
Pirri se retir¨® esa temporada. El Sporting aguant¨® con uno menos. El partido acab¨® 1-1. Desde entonces, los antimadridistas tienen su himno.
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