Demoledor Nadal
El espa?ol buscar¨¢ en Miami contra Djokovic la revancha de Indian Wells tras acabar con un Federer (6-3, 6-2) abrumado por los errores
Ni la molestia f¨ªsica en el hombro ni el mayor cansancio acumulado en las semifinales. Rafael Nadal aplast¨® en el torneo de Miami a un Roger Federer desconocido, que cometi¨® una inmensidad de errores. Hasta 38 no forzados, abrumado ante la agresividad de un espa?ol desatado. El 6-3, 6-2 en apenas una hora y 18 minutos resumi¨® la demolici¨®n.
Nadal jugar¨¢ as¨ª en la final el domingo contra Novak Djokovic en una revancha inmediata tras la derrota sufrida ante el serbio en el anterior Masters 1000 de Indian Wells. A diferencia de entonces, el n¨²mero uno mundial llega con los deberes hechos al haber mejorado sensiblemente su saque. Esta madrugada (hora espa?ola), alcanz¨® un 76% de primeros servicios, el mejor porcentaje del torneo.
Tarde y noche de gala en Key Biscayne, una de las zonas lujosas de Miami. No era para menos. En el complejo ten¨ªstico de Crandon Park, al que se llega antes que a la ciudad tras pasar dos puentes y una lengua del cayo, se reestrenaba por vig¨¦simotercera vez uno de los duelos que pasar¨¢n a la historia del deporte. Y era la tercera oportunidad en el mismo escenario donde, curiosamente, se produjo el estreno inesperado hace siete a?os. Entonces, en 2004, un jovencito Nadal de 17 primaveras sorprendi¨® al ya gigante Federer y le elimin¨® en la tercera ronda por un doble 6-3 en poco m¨¢s de una hora. Aquel chaval promet¨ªa. Por algo al a?o siguiente le pele¨® la final tanto al suizo que le oblig¨® a levantar dos set en contra para tomarse la revancha. El 2-6, 6-7 (4), 7-6 (5), 6-3 y 6-1 fue elocuente y preludio de muchas batallas m¨¢s, que quiz¨¢ tuvieron su cima en la final ganada por el espa?ol en Wimbledon 2008, uno de sus siete choques en la cumbre de los Grand Slam.
Federer no llor¨® anoche como hizo en alguna ocasi¨®n tras perder al m¨¢ximo nivel, pero se march¨® consciente de que hab¨ªa regalado el partido a Nadal. Y aunque un Masters 1000 no es un Grand Slam, tambi¨¦n duele.
Y eso que empez¨® a lo grande, con un tanto de saque directo que impresion¨®. Pero no volver¨ªa a conseguir otro hasta el s¨¦ptimo juego cuando ya Nadal le hab¨ªa quitado el servicio en el tercero y le obligaba a ir a remolque. De nada le servir¨ªa hacer otros seis "aces". Apenas se qued¨® en 60% de primeros servicios. Todo sintom¨¢tico. El espa?ol dio la sensaci¨®n de ir siempre un pelda?o por encima del suizo en cualquier faceta del juego. Le machac¨® especialmente su rev¨¦s pero los fallos llegaron por ambos lados. Federer se fue ya en el primer set, que no pudo levantar, con 22 errores no forzados frente a s¨®lo seis del espa?ol.
Pero la pregunta ante un rival de m¨¢s fuste que Berdych parec¨ªa a¨²n obligada ?Se ir¨ªa del partido Nadal como el d¨ªa anterior en cuartos?
Volvi¨® a flojear al principio del segundo set con el primer servicio, pero su t¨¢ctica de castigar el rev¨¦s de Federer le acab¨® incluso salvando del primer break que tuvo el suizo. Las escasas esperanzas de Federer terminaron ah¨ª. Nadal, como en la primera manga, volvi¨® a aprovechar la primera ocasi¨®n de rotura de saque que tuvo en el juego siguiente y se puso nuevamente con una ventaja que ser¨ªa insalvable.
Con 2-0 por delante, los dos primeros fallos de Federer elevaron en ese momento hasta 26 sus errores frente a ocho del espa?ol. Una monta?a. Nadal, adem¨¢s, c¨®modo ante un rival que no le respond¨ªa en los peloteos largos, abri¨® ¨¢ngulos y resolvi¨® en esos momentos con dos derechas (izquierdas, para ¨¦l) a la esquina de enorme calidad.
El 3-0 fue ya el Everest para Federer que incluso empez¨® el cuarto juego con una doble falta. El s¨ª que se hab¨ªa ido del partido. S¨®lo le quedar¨ªan destellos de quien ha sido grande y a¨²n puede serlo.
Se resisti¨® y tras jugar a la ruleta rusa con una nueva p¨¦rdida de servicio que le hubiera supuesto un 4-0 humillante, al menos logr¨® el 3-1. Pas¨® primero a Nadal con un golpe enorme en la red y lo complet¨® con un buen rev¨¦s, al fin, y un gran saque. Su canto del cisne. Los gritos de "!Roger, Roger!" surgieron entonces entre la admiraci¨®n y el cari?o, porque en apenas una hora Nadal iba a terminar la demolici¨®n, algo casi ins¨®lito.
El ambiente no podia ser peor para el espa?ol, pues hasta una juez de l¨ªnea se equivoc¨® entonces y dio por buena una bola que Federer reclam¨® y gan¨® con la imagen del ojo de halc¨®n. Pero el n¨²mero uno mundial tambi¨¦n lo es por algo y ni se inmut¨®. Sigui¨® su trabajo de apisonadora y sac¨® adelante su saque con solvencia. Coloc¨® el 4-1 despu¨¦s de una volea de rev¨¦s extraordinaria, contestaci¨®n a¨²n mejor que el golpe anterior del suizo. Tal vez el mejor del partido.
Federer, sin embargo, en su genialidad irregular de anoche, incluso logr¨® un ace con su segundo saque en el sexto juego, que le sirvi¨® para compensar m¨¢s errores y no regalar inmediatamente el duelo (4-2). Pero la suerte estaba echada. Nadal sac¨® nuevamente bien en el s¨¦ptimo juego y no perdon¨® porque los errores increibles de Federer no cesaron. De derecha y de rev¨¦s. El 5-2 se cerr¨® con 34 errores frente a los ocho inamovibles del espa?ol. Un mundo y tambi¨¦n una explicaci¨®n clara de lo que estaba ocurriendo.
Federer termin¨® cediendo tambi¨¦n su saque en el ¨²ltimo juego. Completamente descentrado. Y lo mismo que en las ocasiones anteriores, en la primera ocasi¨®n de "break" que tuvo Nadal. Los cuatro puntos perdidos por Federer fueron errores suyos. Como si regalara ya todo. Un partido para olvidar.
Nadal, que nunca est¨¢ contento por ganar a un rival al que tanto respeta, lo demostr¨® a¨²n m¨¢s ayer. Pas¨® de puntillas sobre los errores de Federer cuando le pas¨® literalmente por encima. "He jugado muy bien y probablemente por eso ¨¦l ha cometido m¨¢s errores de lo habitual", dijo. Y reconoci¨® que le vino muy bien su mejor¨ªa del servicio ya en cuartos frente Berdych para ser m¨¢s agresivo contra Federer. Quiz¨¢ no le hubiera hecho ni falta.
Nadal venc¨ªa hasta ayer por 14-8 en sus choques comunes, pero Federer a¨²n mandaba por 5-2 en las pistas r¨¢pidas. Reconoci¨® antes del encuentro que la de Miami no lo era demasiado y que ambos ten¨ªan las mismas posibilidades. Pero se equivoc¨®.
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