Nadal reina en el suplicio
El n¨²mero uno llega a la final de Montecarlo, que jugar¨¢ contra Ferrer, tras vencer a Murray en un partido vibrante
El marcador (6-4, 2-6 y 6-1 para Rafael Nadal contra Andy Murray en semifinales del torneo de Montecarlo), no dice nada. Nada cuenta de un primer set que dur¨® m¨¢s de una hora, vio cinco breaks en diez juegos y puso a los dos tenistas al l¨ªmite. Nada explica de un partido extenuante, dibujado con peloteos de m¨¢s de 25 tiros, largu¨ªsimo cualquier di¨¢logo entre dos de los mejores defensores del circuito. Y nada, absolutamente nada, revela ese resultado de los sufrimientos de sus protagonistas, tenistas de acero, que llegaron a gastar m¨¢s de 20 minutos en el cuarto juego del segundo set, que vivi¨® ocho deuces, dej¨® cinco bolas de break para Nadal y acab¨® confirmando la ventaja del Murray, el primero en ganarle un set al espa?ol en Montecarlo desde 2009. Venci¨® Nadal, que jugar¨¢ la final contra David Ferrer, pero el partido fue un aut¨¦ntico suplicio.
Murray propuso un encuentro intrigante. El inicio de la semifinal se retras¨® mientras el brit¨¢nico se trataba de un codo, dolorido. Puesto en la pista, el n¨²mero cuatro plante¨® al n¨²mero uno un jerogl¨ªfico al que no est¨¢ acostumbrado. Nadal construye los puntos golpeando sobre el rev¨¦s del contrario. Murray maneja ese golpe con precisi¨®n de cirujano. De ese cruce de intenciones, voluntades enfrentadas, naci¨® una discusi¨®n riqu¨ªsima en argumentos, que solo encontr¨® punto y final cuando el mallorqu¨ªn gan¨® 12 de los primeros 14 puntos de la tercera manga (3-0).
Murray remataba con el rev¨¦s; Nadal con la derecha. Murray jugaba con un drive liftado; Nadal, sorprendentemente, plano, lo que le quit¨® veneno a su tenis. Murray marchaba aculado a la valla, confiado en su capacidad para recuperar pelotas imposibles; Nadal, plantado sobre la l¨ªnea de fondo, intentaba mandar hasta que el escoc¨¦s le sorprend¨ªa con un cambio de ritmo. Murray jug¨® sin saque (54% de primeros servicios); Nadal le castig¨® duramente desde el resto. Cada minuto que pas¨® fue un clavo en la derrota del escoc¨¦s, sin ritmo ni victorias desde enero; cada segundo descontado en el minutero fue descubriendo a un Nadal sin exuberancia, falto de tino en los puntos decisivos de la segunda manga.
Todo eso tuvo el partido. El p¨²blico ("Andy!, Andy!", gritaban) presenci¨® el duelo con la avidez y la felicidad de lo desacostumbrado. Nadal, el hexacampe¨®n, que cedi¨® seis veces el servicio y desaprovech¨® seis bolas de break en el segundo parcial, perdido, gan¨® Montecarlo 2010 con una facilidad inusitada. Camin¨® hacia el t¨ªtulo sin vivir la menor incomodidad, inalcanzable para los rivales, demasiado fuerte para cualquier contrario. Hoy, en el Principado, perdi¨® su primer saque y sent¨® las bases para un partido de verdad competido, de los que pone en valor un t¨ªtulo, porque los trofeos tambi¨¦n se miden en funci¨®n de los oponentes contra los que se han conseguido. Hoy fue Murray, que le gan¨® un set y luch¨® durante tres horas en la pista. Ma?ana, Ferrer, el n¨²mero seis del mundo. Dos contrarios de altura para el tit¨¢n de la arcilla.

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