De Atenas a Wembley
L¨®gicamente, en todas las cr¨®nicas previas y en casi todos los comentarios y tertulias anteriores a la final de la Liga de Campeones disputada en el nuevo estadio de Wembley, se ha rememorado la final de 1992 disputada entre el Barcelona y el Sampdoria en el viejo estadio: por el escenario, claro est¨¢. Porque aquella fue la primera Copa de Europa ganada por el club azulgrana, despu¨¦s de muchos a?os de intentarlo sin ¨¦xito, y porque el actual equipo es heredero directo de la idea futbol¨ªstica que se implant¨® entonces.
Personalmente, sin embargo, en los d¨ªas previos a la final he reparado m¨¢s en el partido de Atenas de 1994 entre el Barcelona y el Milan que en aquel de Wembley. Y no ha sido precisamente por un deseo morboso. Me parece que la comparaci¨®n entre Atenas 1994 y Wembley 2011 ayuda a comprender mucho mejor el gran momento que vive el club y los motivos por los que ha llegado a esta dulzura tan precisa y s¨®lida.
Al igual que ocurre actualmente, el del Barcelona era entonces un ciclo ganador y hegem¨®nico. Hab¨ªa ganado cuatro Ligas de forma consecutiva (tres, actualmente), la Copa de Europa dos temporadas antes (ahora tres) e igualmente hab¨ªa la sensaci¨®n, internacionalmente aceptada, de que los azulgrana jugaban un f¨²tbol maravilloso, el mejor del mundo probablemente. El calificativo de dream team no era, por tanto, un capricho period¨ªstico.
Y tambi¨¦n porque el enfrentamiento entre el Barcelona y el Milan en 1994, as¨ª como el del FC Barcelona y el Manchester United en 2011, se dibujaba como la mejor final posible entre los mejores representantes de dos maneras opuestas de concebir el f¨²tbol: una entrenada por Johan Cruyff y la otra por Fabio Capello. Aquel partido, y tambi¨¦n el de ahora, se plante¨® como un duelo por la hegemon¨ªa futbol¨ªstica mundial de la d¨¦cada.
Lo gan¨® el Milan con contundencia y, efectivamente, el f¨²tbol estuvo dominado durante unos a?os por la concepci¨®n futbol¨ªstica de Capello, tanto en las competiciones de clubes como en las selecciones nacionales. El Milan, el Real Madrid y el Valencia, y selecciones como la de Grecia, se presentan como los mejores ejemplos.
Por eso no resulta extra?o que los triunfos del Barcelona en las ¨²ltimas temporadas se reflejen tan claramente en el dominio de la selecci¨®n espa?ola, m¨¢s all¨¢ de que los futbolistas que la lideran sean los mismos. Quiero decir que estas victorias tan rotundas y continuadas ponen de moda un tipo de f¨²tbol que emerge como ganador y que todos quieren imitar, de manera que quienes adquieren el mayor protagonismo son los entrenadores y los jugadores que lo defienden y lo hacen posible.
Retomando el hilo inicial, en la comparaci¨®n de la final de este a?o en Wembley con aquella de recuerdo tan doloroso para los cul¨¦s como fue la de Atenas, apreciamos que en el transcurso de estas dos d¨¦cadas el Barcelona ha cambiado para mejor en muchos aspectos, circunstancia que explicar¨ªa el porqu¨¦ de uno y otro momento y uno y otro desenlace. De aquella derrota por 4 a 0 y la descomposici¨®n de un equipo tan triunfal, a esta victoria por 3 a 1 y la seguridad de continuar avanzando con la misma convicci¨®n y entusiasmo.
El cat¨¢logo de argumentos podr¨ªa llegar a ser inacabable. A mi entender, hay tres por lo menos que se imponen claramente y los sintetizan. En primer lugar, que en los ¨²ltimos 20 a?os, con Frank Rijkaard primero y Josep Guardiola despu¨¦s, el modelo futbol¨ªstico se ha consolidado definitivamente. Para decirlo de una manera com¨²nmente aceptada, la idea futbol¨ªstica es innegociable. En segundo lugar, el equipo ha adquirido la preponderancia institucional que le corresponde. Es el equipo y no el club el que da sentido a la instituci¨®n y, por tanto, sus protagonistas cotidianos son los futbolistas y el aparato t¨¦cnico y administrativo. La figura de Guardiola para nada le resulta extra?a porque ¨¦l, al tiempo que tomaba una dimensi¨®n institucional notable, ha sabido blindar al vestuario y tenerlo aislado y protegido. Y finalmente, porque en su conjunto la instituci¨®n ha actuado con sentido com¨²n, a pesar de las tensiones vividas. Incluso en los momentos de enfrentamiento m¨¢s descarnados entre las familias barcelonistas, ha prevalecido el sentido institucional y m¨¢s o menos todo el mundo ha sabido estar en su sitio y ha procurado no entorpecer la marcha del equipo. Desde hace un tiempo se ha impuesto aquella m¨¢xima de "primer, el Bar?a", o "antes de tomar cualquier decisi¨®n, piensa lo que es mejor para el Bar?a y no te equivocar¨¢s". ?Si sirviera de precedente!
Jordi Badia es exdirector de comunicaci¨®n del FC Barcelona.
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