El drama de los 'millonarios'
El River Plate, el equipo con m¨¢s Ligas argentinas, desciende a Segunda por primera vez en sus 110 a?os de historia en medio del llanto de la hinchada y los jugadores
Es como si el Real Madrid hubiese bajado a Segunda Divisi¨®n. El River Plate, uno de los dos clubes m¨¢s populares de Argentina y el que m¨¢s Ligas ha ganado (33), ha bajado de Primera por primera vez en sus 110 a?os de historia. Ayer, en el Monumental del barrio porte?o de N¨²?ez, en la vuelta de la eliminatoria de promoci¨®n, empat¨® 1-1 contra el Belgrano, que hab¨ªa sido cuarto en el Nacional B (Segunda). El 2-0 en el encuentro de ida, en C¨®rdoba, provoc¨® el descenso de categor¨ªa del hist¨®rico club.
Buena parte de Argentina se paraliz¨® para ver el partido de ayer: los much¨ªsimos argentinos que en Buenos Aires y el resto del pa¨ªs son millonarios y los que gozan con su sufrimiento. El River -un club que por las malas gestiones de sus dirigentes se ha convertido en el m¨¢s endeudado de Argentina, le debe la n¨®mina a sus jugadores y ha hecho campa?as mediocres en las ¨²ltimas tres temporadas- sab¨ªa que deb¨ªa vencer por dos goles de diferencia para mantener la categor¨ªa. Desde que los 11 futbolistas que dirige Juan Jos¨¦ L¨®pez, una exestrella del ataque del River, ingresaron al campo de juego, los 49.500 hinchas de la banda roja dejaron claro su mensaje. "?Esta tarde, cueste lo que cueste, tenemos que ganar!", cantaban, y no permit¨ªan ni que se escucharan las voces de los 2.500 cordobeses que hab¨ªan llegado hasta el Monumental entre la ilusi¨®n y las pedradas que les arroj¨® la barra brava del River en el camino.
Los jugadores del River, que en conjunto cotizan a un valor 10 veces mayor que los del Belgrano, comenzaron atacando en forma desordenada, como lo han venido haciendo en los ¨²ltimos partidos. Pero el conjunto cordob¨¦s, que llevaba cuatro a?os sin jugar en Primera, sali¨® al campo para jugar de igual a igual. A los cuatro minutos, C¨¦sar Mansanelli convirti¨® un gol de tiro libre, pero el colegiado Sergio Pezzota lo anul¨®. El River reaccion¨® r¨¢pido y Mariano Pavone, el exatacante del Betis, baj¨® el bal¨®n con el pecho fuera del ¨¢rea y con la derecha dirigi¨® al bal¨®n junto al poste izquierdo de Juan Carlos Olave. El River ganaba 1-0 y tranquilizaba su ansiedad, pero el Belgrano equilibr¨® pronto el juego con la presi¨®n de su medio campo. El partido se fue enfriando tanto como el aire del invierno austral que azotaba Buenos Aires. Apenas calentaba el sol, pero para el Belgrano.
En el segundo tiempo, los nervios del River crec¨ªan mientras se mascaba la gran tragedia. L¨®pez dio la orden de atacar como sea, un planteamiento muy distinto al juego mezquino y especulativo que practic¨® su plantel durante este a?o para evitar el descenso a Segunda. Claro que tampoco se pareci¨® en nada al River de siempre, el que siempre se enorgulleci¨® por clase, en contraposici¨®n con la garra de su archirrival Boca Juniors.
Se desnudaron entonces los errores de la defensa porte?a. Y el medio defensivo Guillermo Farr¨¦, que hab¨ªa destacado robando balones durante todo el partido, alcanz¨® la gloria al interceptar un centro de contragolpe y empatar el encuentro a los 15 minutos del segundo tiempo. M¨¢s de un hincha millonario comenz¨® a lagrimear. El River deb¨ªa entonces ganar por 3-1.
La esperanza lleg¨® a media hora del final. Penalti a favor del River Plate. Pero pronto se convirti¨® en tragedia. Olave par¨® el remate de Pavone. La estrella de este River, el medio defensivo Mat¨ªas Almeyda, que no hab¨ªa jugado porque estaba suspendido, miraba desconsolado. La tristeza inundaba N¨²?ez e inundaba a unos jugadores que ya se mostraban derrotados. Nunca el River, el de Alfredo Di St¨¦fano y el de Enzo Francescoli, hab¨ªa ca¨ªdo tan abajo. En el minuto 44, cuando comenzaba el peor cap¨ªtulo de la historia millonaria, algunos hinchas comenzaron a arrojar piedras y a invadir el campo. El partido se dio por terminado y la polic¨ªa rode¨® en el c¨¦sped a los futbolistas, envueltos en l¨¢grimas. Por las calles de Buenos Aires sonaban las sirenas y los agentes de seguridad se movilizaban para evitar la violencia. Los hinchas del Boca Juniors lo celebraban. Los del River lloraban una derrota monumental.
Dentro y fuera del estadio, cientos de hinchas del River destrozaron todo lo que encontraron a su alcance. Las autoridades sanitarias de Buenos Aires informaron que 72 personas hab¨ªan resultado heridas y que hab¨ªa al menos 15 polic¨ªas agredidos, cuatro de ellos de gravedad.
Los hinchas, y no s¨®lo la barra brava Los Borrachos del Tabl¨®n, destrozaron los asientos del estadio, puertas y vidrios de la sede social del club, quemaron coches en el parking y camiones de la televisi¨®n que estaban apostados en las calles, rompieron escaparates de comercios de los alrededores del estadio y los saquearon, agredieron a periodistas, polic¨ªas y dirigentes de su club. La barra brava intent¨® sin ¨¦xito llegar al vestuario de los due?os de casa para agredir a sus jugadores.
Los futbolistas del River permanec¨ªan encerrados, sin hablar a la prensa. Los 2.500 hinchas del Begrano que llegaron a Buenos Aires no pod¨ªan salir de la tribuna, entre el festejo y el miedo, mientras se alejaban los m¨¢s de 49.500 simpatizantes millonarios.
Ya en el primer partido de la promoci¨®n, en C¨®rdoba, algunos hinchas del River hab¨ªan ingresado al campo de juego para agredir a los jugadores. Por eso, el Gobierno argentino hab¨ªa analizado que la revancha se jugara sin p¨²blico, pero finalmente opt¨® por lo contrario y apost¨® a 2.200 polic¨ªas, que resultaron insuficientes para controlar la ira del d¨ªa m¨¢s oscuro de la historia de este gigante ca¨ªdo.
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