Colombia juega sola

Demasiado f¨¢cil para Colombia, que emplea una parsimonia tediosa en la construcci¨®n pero que cuenta con un disparo sin igual, con Rodallega, Te¨®filo Guti¨¦rrez y, sobre todo, Falcao en el frente de ataque. Toda una delantera espinada que apenas se desempolv¨®, poco exigida ante el escaso empuje de Costa Rica, demasiado timorata y descompuesta de buenas a primeras cuando Brenes, en una acci¨®n horripilante, le clav¨® los tacos a una rodilla del rival y enfil¨® entre chiflas el t¨²nel de vestuarios. Fue un duelo desequilibrado; una victoria de Colombia, que recordaba este d¨ªa el 17? aniversario del asesinato de Andr¨¦s Escobar tras su autogol en el Mundial de 1994.

Se le presupon¨ªa a Costa Rica una selecci¨®n menor no solo por la edad -es la sub 23, toda vez que la absoluta jug¨® la Copa Oro-, sino por su anonimato en el universo futbol¨ªstico. Tambi¨¦n se barruntaba que Colombia era un equipo temible por sus figuras europeas. Ambas cosas se certificaron, pero con matices y sin extremos. Los costarricenses apenas atacaron, aunque resultaron ser de lo m¨¢s disciplinados en lo t¨¢ctico y les cost¨® quebrarse incluso con uno menos desde el primer acto; y los colombianos resolvieron cuando se lo propusieron, sin m¨¢s ambici¨®n que la de ganar por la m¨ªnima.

Con una defensa r¨¢pida aunque encasquillada en el primer pase, no son muchos los balones que Colombia le entrega con ventaja a Guar¨ªn, el desequilibrio, el trampol¨ªn que gasta el tiempo en desprenderse de los rivales en vez de en encontrar la l¨ªnea de pase. Un tap¨®n, un problema. El cuero no circula con fluidez y no son pocos los momentos en los que corren m¨¢s los jugadores que la pelota. Galopan los extremos, esprintan los laterales y trotan los volantes. Y a todos les lanza desmarques Falcao, que es un delantero sin igual, un terror para los rivales porque tiene el esf¨¦rico y el gol en el entrecejo. Su presencia intimida; su f¨²tbol, asombra. As¨ª lo comprob¨® Costa Rica, tan sujeta a la t¨¢ctica como desconcertada ante los movimientos del nueve del Oporto, el pichichi que rompi¨® el r¨¦cord de la Liga Europa con 17 dianas en esta temporada.

Lo sufri¨® Lavolpe, el t¨¦cnico de Costa Rica que entiende que el sistema est¨¢ por encima de las cualidades de los futbolistas, hasta el punto de que dota a cada equipo -como hizo con M¨¦xico, Boca y V¨¦lez, por ejemplo- con el mismo dibujo, siempre con tres centrales y dos carrileros. No son una excepci¨®n los ticos, que se abrigan en su campo y que se remiten al contragolpe como ¨²nico recurso, que no se descuajeringan en lo posicional ni con uno menos. Poca imaginaci¨®n y menos pegada para desmontar a Colombia, tambi¨¦n excelente en lo t¨¢ctico, con las ideas claras pero menos pie y f¨²tbol del que se le atribuye. Pero con Falcao.

De anchas espaldas y tren inferior, Falcao tiene una arrancada estupenda. No falta de nada; va bien por arriba y por abajo, juega con brillantez de espaldas a la porter¨ªa rival y sin apuros hacia delante, y tiene un remate envenenado, como demostr¨® en el primer bal¨®n que toc¨®, un latigazo a la media vuelta que no vio la red. Ni siquiera los tres centrales rivales le restaron protagonismo al 9, con un sentido desarrollado para el desmarque, para encontrar el hueco id¨®neo. Sus arrastres son, adem¨¢s, oro para los compa?eros. Cosa que entendi¨® Gustavo Ramos, que le cogi¨® la espalda en uno de sus movimientos y que resolvi¨® con acierto un sensacional pase de Rodallega. Regate, tiro y gol. Se acab¨® lo que se daba.

Con alg¨²n detalle del lateral Salvatierra, el delantero Joel Campbell y su reemplazo Elizondo, Costa Rica se fundi¨® en el centro del campo, sin pases ni efectivos en campo ajeno. Poco empuje para despertar a Colombia, que se content¨® con el gol y que se desenchuf¨® del duelo hasta nuevo aviso, hasta que Falcao lo dictamine.