Un golpe, tanto y tan poco
Jim¨¦nez, Larraz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa est¨¢n en la lucha por un grande espa?ol
Los mitos nunca mueren en el Open. La BBC emite la noche del viernes un documental sobre Seve Ballesteros. La c¨¢mara muestra la dureza de la radioterapia en el cuerpo del campe¨®n, una cicatriz cruz¨¢ndole la cabeza desnuda, su sufrimiento. Despu¨¦s, acerca las l¨¢grimas sin freno de Nick Faldo por la muerte de su amigo, tantas veces rival. Es la leyenda siempre viva. Otras todav¨ªa pisan este mundo. A los 75 a?os, Gary Player da clases de magisterio a quien se para a escucharle. A los 61, Tom Watson parece un chiquillo otra vez, como en el inolvidable Turnberry 2009, y asombra con un hoyo en uno en el seis que se cuela con un bote de dibujos animados. El amateur ingl¨¦s Tom Lewis, que se esfum¨®, toma nota. Como dice Pablo Larraz¨¢bal cuando ve pasar a Watson: "?A cuadrarse!".
Miguel ?ngel Jim¨¦nez recibe un cari?o diferente. ?l no es una leyenda, ni siquiera est¨¢ entre los 203 golfistas de la historia con al menos un grande. Pero cuando entra en el 18 la grada de Saint George rompe a aplaudir y ¨¦l no puede menos que quitarse las gafas de sol y la gorra y responder al gesto. La gente reconoce en El Pisha la perseverencia de un currante, la entrega de alguien que a los 47 a?os sue?a a¨²n con la Jarra de Plata. Llega al Open al ecuador y el andaluz sigue, con tres bajo par, a un golpe de los l¨ªderes, Darren Clarke y Lucas Glover. Y con el bigote afilado.
Seve solo hay uno, claro. ?l abri¨® el camino para Espa?a con cinco grandes. Solo Olaz¨¢bal le sigui¨®, y la sequ¨ªa dura 12 a?os. Ahora El Pisha quiere darse otra oportunidad. Fuera del corte pesos pesados como Donald, Westwood (los dos primeros del mundo) y McDowell, sin McIlroy en plan genio y con la tabla apretada, la ocasi¨®n es de oro. Tambi¨¦n ha cogido posiciones Pablo Larraz¨¢bal, a dos golpes de la cabeza, y solo al final perdi¨® fuelle Sergio Garc¨ªa, en el par. Alejandro Ca?izares y ?lvaro Quir¨®s -sin confianza, se abandon¨®- volvieron a casa.
Un golpe. Eso separa a Jim¨¦nez de los l¨ªderes, de la gloria. Es una distancia tan corta que bien puede simbolizar el peque?o paso que le ha faltado al Pisha para coronarse grande, ¨¦l que fue segundo en el Abierto de Estados Unidos de 2000, y que lider¨® la primera jornada el Open de 2009. Solo un golpe, un putt, es lo que le ha faltado tambi¨¦n a Sergio Garc¨ªa para dejar de ser El Ni?o. Un golpe, tanto y tan poco. Solo eso separa un mundo de otro y puede salvar una cuenta pendiente. En la ¨¦poca m¨¢s gloriosa del deporte espa?ol, el golf se ha quedado un paso atr¨¢s. En Sandwich tiene tres balas para tapar el agujero. Con solo 18 golfistas bajo par y cinco golpes de diferencia entre los 44 primeros, Jim¨¦nez, Larraz¨¢bal y Sergio Garc¨ªa est¨¢n m¨¢s que nunca en la pelea.
El Pisha sabe que en el Open "birdies se hacen pocos", y lo demuestra el hecho de que el liderato bajara de cinco bajo par del primer d¨ªa a cuatro ayer, estudia los vientos (dos diferentes en dos d¨ªas) y prepara el traje de agua. Despu¨¦s del sol, llega la lluvia. "A tener paciencia, que es el secreto de los links, y a divertirme, que es lo importante", resume. Larraz¨¢bal es un golfista nuevo desde que se tumba en el div¨¢n del psic¨®logo. Ahora juega con truquitos mentales y nada mal le va: ning¨²n bogey en ronda y media. La "magia alrededor del green", su approach y putt, le salv¨® de una jornada err¨¢tica desde el tee. "La cabeza va bien. Si el juego largo vuelve, estar¨¦ arriba", avisa. Y si Jim¨¦nez se gana el "Ol¨¦" de la grada, a Sergio le gritan "Bravo". El Ni?o es M¨ªster Par. Par el primer d¨ªa, par el segundo, y eso que se dej¨® buenas oportunidades de birdies. "Pero cuatro golpes no son nada. Ah¨ª estoy". Empieza el Open de verdad. Cada golpe cuenta.
Clasificaci¨®n. 1. D. Clarke (N.Irl.) y L. Glover (EEUU), 136, cuatro bajo par. 3. C. Campbell (EEUU), M. Kaymer (Ale), T. Bj?rn (Din) y M. ?. Jim¨¦nez, 137. 7. P. Larraz¨¢bal, 138. 19. S. Garc¨ªa, 140.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.