El Madrid da vida al Bar?a
M¨¢s fresco y con gran firmeza, el equipo de Mourinho, muy superior, sobre todo en el primer tiempo, no puede con un rival sin ritmo y corto de preparaci¨®n
El f¨²tbol genera muchos desmentidos. Esta vez lo pag¨® el Madrid: no siempre gana el m¨¢s fuerte y el que mejor juega. Axioma que, por otra parte, ha sido una constante en su adversario. Pero anoche el Bar?a no fue el Bar?a que brinda por los resultados a partir del juego. Por una vez, el Bar?a tuvo m¨¢s pegada que f¨²tbol. El equipo azulgrana, con otro ritmo de pretemporada, se present¨® en Chamart¨ªn deste?ido como nunca. Sin pretorianos como Piqu¨¦, Puyol, Xavi, Busquets e incluso Pedro. Pep Guardiola ha planificado el curso con las luces largas. Por ello no le import¨® hacer debutar a Alexis en un duelo con tanto colmillo o dar carrete a Thiago. Tampoco titube¨® al alistar un macizo central impostado, con Mascherano-Keita-Abidal, un cortocircuito para los cul¨¦s, cuya esencia irrenunciable es dar palique a la pelota, colonizar el juego con el bal¨®n como santo grial.
REAL MADRID, 2 - BARCELONA, 2
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos, Pepe, Carvalho, Marcelo; Khedira (Callej¨®n, m. 57), Xabi Alonso, Di Mar¨ªa (Coentr?o, m. 53), ?zil, Cristiano Ronaldo; y Benzema (Higua¨ªn, m. 81). No utilizados: Ad¨¢n, Arbeloa, Varane y Kak¨¢.
Barcelona: Vald¨¦s; Dani Alves, Mascherano, Abidal, Adriano (Piqu¨¦, m. 62); Thiago (Xavi, m. 57), Keita, Iniesta; Alexis S¨¢nchez, Messi y Villa (Pedro, m. 72). No utilizados: Pinto, Font¨¤s, Busquets y Dos Santos.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Amonest¨® a Khedira, Alexis S¨¢nchez, Xabi Alonso, Coentr?o y Dani Alves.
Goles: 1-0. M. 13. ?zil. 1-1. M. 35. Villa. 1-2. M. 45. Messi. 2-2.M. 53. Xabi Alonso.
Bernab¨¦u: Unos 80.000 espectadores.
A la desnaturalizaci¨®n barcelonista contribuy¨® lo suyo el Madrid. Jos¨¦ Mourinho, con m¨¢s urgencias, ha previsto un calendario estival mucho m¨¢s exigente. Para el Madrid, la temporada empezaba de verdad en la Supercopa. Se advirti¨® de inmediato en su en¨¦rgica puesta en escena. Prueba de que las distancias entre ambos se han acortado desde el pasado enero, el entrenador portugu¨¦s envid¨® con el mismo equipo titular que, en noviembre de 2010, se despe?¨® en el Camp Nou por 5-0. De entrada, fue un equipo mucho m¨¢s chispeante, el¨¦ctrico y firme. Pocas veces, ninguna quiz¨¢, se ha visto al Bar?a tan deste?ido, sometido por un rival que le atosig¨® en la defensa, le hizo un ovillo en el eje y le desenchuf¨® por completo en el ataque. Ins¨®lito: el Madrid ten¨ªa un porcentaje de posesi¨®n abrumador. El Madrid era el Bar?a. Y el Bar?a, un equipo que todav¨ªa calienta para lo que se avecina.
Con su mejor partitura de la ¨²ltima final de Copa, el Madrid no fue un conjunto contemplativo. Tuvo una decisi¨®n extraordinaria, con sus cuatro atacantes anudando a los zagueros azulgrana. Mascherano y Abidal resultan una soluci¨®n de emergencia cuando solo enhebra uno de ellos junto a Piqu¨¦ o Puyol. Con los dos juntos, el Bar?a padece sin la pelota, por su falta de sincron¨ªa, y casi m¨¢s cuando tienen la posesi¨®n para dar salida al juego. En esa faceta uno y otro pueden provocar un esguince al bal¨®n. Por delante de ellos, tampoco Keita es un jugador para dirigir el tr¨¢fico.
El apret¨®n del Madrid, con un nivel de decibelios inalcanzable para su adversario, tuvo la primera expresi¨®n en el magn¨ªfico cabezazo de Benzema al que respondi¨® Vald¨¦s con una estirada imposible. No fue una huella aislada de Benzema, m¨¢s fino de cintura y con mayor dosis de autoestima. El franc¨¦s capitaliz¨® las oleadas blancas, muchas y constantes, con los barcelonistas fuera de lugar. Nadie era capaz de dar una puntada y, cuando la pelota llegaba a un palmo de Iniesta o Thiago, entraban en acci¨®n Pepe, Khedira y Xabi Alonso, siempre al l¨ªmite, en combusti¨®n ante un ¨¢rbitro sobrecogido. El Madrid no ha perdido su aire intimidador en los cl¨¢sicos.
Marchitado el Bar?a, el gol era cuesti¨®n de tiempo. O de Benzema, que en cada intervenci¨®n dejaba sonados a los centrales visitantes. As¨ª ocurri¨® cuando se midi¨® en el costado derecho con Abidal. Mascherano quiso ser escolta antes de tiempo y entre todos perdieron de vista a ?zil, que aterriz¨® por el callej¨®n del ariete para agradecer la magn¨ªfica asistencia de Benzema. M¨¢s que un gol, un do de pecho del Madrid, que ni siquiera precisaba de la mejor versi¨®n de futbolistas como Cristiano y Di Mar¨ªa. Su vocaci¨®n gremial resultaba conmovedora.
Cuando todo presagiaba una tormenta para el Bar?a, el partido peg¨® un vuelco inesperado. A Messi no se le hab¨ªa visto ni la sombra, Alexis viv¨ªa esposado por Marcelo y Villa era un soldado raso ante Sergio Ramos. Casualidad o no, la fase m¨¢s confusa del Madrid lleg¨® justamente tras una patada de karateka de Khedira a Abidal. La primera pirotecnia de un partido hasta entonces casi solemne destempl¨® algo al Madrid, que perdi¨® el hilo. Messi, que no necesita mucha liturgia, apareci¨® por fin y Villa, en el primer disparo de los suyos, peg¨® a la pelota como si fuera un pl¨¢tano. El bal¨®n hizo una comba imposible para Casillas. Turbado el Madrid, incr¨¦dulo ante semejante accidente, Messi, p¨ªcaro como es, adivin¨® la p¨¢jara de su rival y aprovech¨® que a su alrededor se atropellaran Khedira y Pepe. Si el empate parec¨ªa un espejismo, el giro en el resultado era un misterio trinitario. El Bar?a sobreviv¨ªa gracias a la generosidad de su plantel y a la precisi¨®n de cirujanos de sus delanteros, que ayer, sin volantes, se buscaron la vida por libre.
El Madrid fue capaz de sobreponerse al azote, algo que dice mucho de su esp¨ªritu irreductible. Pero el marcador tambi¨¦n activ¨® al Bar?a, un poco m¨¢s reconocible en el segundo acto, con Alexis m¨¢s suelto, Messi al acecho y m¨¢s sinf¨®nico con Piqu¨¦ y Xavi sobre el regado c¨¦sped del Bernab¨¦u. M¨¢s equilibrado, el duelo fue m¨¢s abierto. El Madrid no perdi¨® frescura y se mantuvo firme. Xabi Alonso hizo bingo y, al menos, rescat¨® el empate para los suyos ante el jolgorio de una hinchada entregada a la causa desde el aperturista entrenamiento del s¨¢bado.
Para su desgracia, el Madrid recibi¨® un inquietante mensaje: tanta superioridad no le bast¨® para vencer a un rival que no disimul¨® su inferioridad desde que en junio marcara su hoja de ruta para esta temporada. Una versi¨®n muy rebajada de lo que se espera de ¨¦l le result¨® al Bar?a suficiente para no salir tan magullado como presagiaba el devenir del partido. Un Madrid de cuerpo entero no fue suficiente. No siempre el marcador se impondr¨¢ al juego. El Bar?a volver¨¢ a ser el Bar?a, pero el Madrid a¨²n tiene margen de mejora, por supuesto. Habr¨¢ que ver d¨®nde est¨¢ su cima.
Chamart¨ªn asisti¨® al chupinazo de una trama sin fin.
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