Messi s¨ª que es ¨²nico
El Madrid no puede con el argentino, el mayor castigo de su historia y art¨ªfice del triunfo del Barcelona en una Supercopa intensa
No hay Madrid que por ahora pueda con Messi, el mayor castigo de su historia. Ni siquiera cuando el equipo de Mourinho se aplica como nunca y el Bar?a a¨²n tiene agujetas. ?l, Messi, s¨ª que es ¨²nico, especial. Con el argentino al frente, el equipo azulgrana no tiene calambres y el Madrid, de una manera u otra, se camufle con un juego recortado o acepte el duelo con firmeza, acaba por sucumbir y se repliega a sus cuarteles tan ofuscado como fuera de s¨ª, a la gresca con quien se mueva. Le ocurri¨® en la Supercopa, algo m¨¢s que un trofeo veraniego. No hay debate entre este Bar?a y este Madrid que resulte intemporal. Cada reto esgrimista entre ambos parece el apocalipsis. Los azulgrana, por m¨¢s que se aproxime su rival, llevan ventaja. Entre ellos nada es un asunto menor. El Madrid no regatea esfuerzos, pero este Bar?a es tan glorioso que, en el umbral de su cuarta temporada, Pep Guardiola ya es el t¨¦cnico m¨¢s laureado de la historia cul¨¦ (11 t¨ªtulos por 10 de Johan Cruyff). Fue su noche, la de Messi, la de Cesc y la de todo el barcelonismo. El Madrid todav¨ªa debe esperar.
BAR?A, 3; R. MADRID 2
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Mascherano, Abidal, Sergio Busquets (Keita, min.85), Xavi, Iniesta, Pedro (Cesc, min.82), Villa (Adriano, min.73) y Messi.
Real Madrid: Casillas; Ramos, Pepe, Carvalho, Coentrao, Xabi Alonso, Khedira (Marcelo, min.45), Di Maria (Higua¨ªn, min.63), ?zil (Kaka, min.78), Cristiano Ronaldo y Benzema.
Goles: 1-0: Iniesta, min.15. 1-1: Cristiano Ronaldo, min.20. 2-1: Messi, min.45. 2-2: Benzema, min.81. 3-2: Messi, min.88.
?rbitro: Fern¨¢ndez Borbal¨¢n (Comit¨¦ Andaluz) Mostr¨® tarjeta amarilla a Khedira (min.28), Xavi (min.42), Mascherano (min.54), Cristiano Ronaldo (min.54), Pepe (min.62), Sergio Ramos (min.76), Coentrao (min.85) y roja directa a Marcelo (min.90+4), Ozil (90+5) y Villa (min.90+5).
92.965 espectadores en el Camp Nou.
El equipo madridista ha avanzado en su caza del Bar?a. Desde el 5-0 del pasado noviembre, no hay equipo que le incomode m¨¢s que cuando Mourinho suelta el ancla y ordena al grupo encapsular al adversario en la periferia de Vald¨¦s. El f¨²tbol del Barca es tan exclusivo que empieza en el portero. Ni ¨¦l tiene derecho a maltratar la pelota. Advertida la hoja de ruta, el conjunto blanco se entrega a la causa con abnegaci¨®n, con disciplina castrense. No hay mejor v¨ªa conocida para acercarse a este Bar?a imperial y todos sus chicos lo han metabolizado. Sin embargo, el Madrid no hace cumbre, tanto por ser v¨ªctima de su tendencia al arrebato desde el calentamiento como por los m¨²ltiples registros que se guardan los azulgrana en la chistera.
Respecto a lo primero, hubo pistas desde el silbato inaugural. El Madrid marca tanto al ¨¢rbitro como lo hace su t¨¦cnico al auxiliar desde su banqueta. No hay jugada, por absurda e intrascendente que sea, que no reclamen como legionarios. Los jugadores forman parte de la nomenclatura del mourinhismo y nadie discute la conveniencia de semejante grado de excitaci¨®n. Es un desgaste mental que provoca que, hasta en sus mejores momentos, en su plenitud durante el juego, se produzcan interferencias nada propicias para el juego de los blancos. Un ejemplo cualquiera: ah¨ª estaba Ramos, apenas a los cinco minutos, desmelenado porque Villa no tomaba la distancia reglamentaria en una falta laterla. Y a su sombra, en el per¨ªmetro de los entrenadores, Mou, desquiciado.
Al margen de su obcecaci¨®n con las peladuras de un partido, el Madrid tambi¨¦n pag¨® la excelencia azulgrana. No es que el Bar?a, a¨²n embrionario a estas alturas, se desplegara como el orfe¨®n que suele ser. Pero, como ya hiciera en Chamart¨ªn, tiene respuestas individuales para maquillar sus atrofias puntuales. Arrestado en su campo desde el inicio, de repente, por primera vez, irrumpi¨® Messi, que es mucho m¨¢s que un azote en el ¨¢rea rival. Messi es lo que quiera y hasta puede ser Xavi y hacer que a su alrededor el juego gire como un reloj. As¨ª adivin¨® el tiral¨ªneas de Iniesta, que le suplant¨® por el carril del ariete y defini¨® ante Casillas como un ¨¢ngel. De repente, una vez m¨¢s, como ya ocurriera en la ida, el mejor, el Madrid hasta entonces, estaba en desventaja. Un gui?o de Messi a Iniesta y el equipo de Mourinho, tan aplicado como estaba en asfixiar al Bar?a en su propio campo, otra vez a remolque.
Ante el asombro madridista, apareci¨® Cristiano, que reba?¨® la pelota tras un saque de esquina y dio sosiego a los suyos. El propio delantero luso exigi¨® de nuevo los mejor de Vald¨¦s unos minutos despu¨¦s, como en un suspiro har¨ªa ?zil. El Bar?a no encontraba la salida. Tocar el viol¨ªn, como acostumbra, requiere chispa y, por ahora, el dep¨®sito est¨¢ justo, muy justo. Lo contrario que el de su gran rival, que tiene otra cruzada en las entra?as.
Con el viento a favor, al Madrid le falt¨® finura, ese punto de frialdad que tanto distingue al Bar?a, por ejemplo. Demasiado impulsivo, el grupo visitante no supo buscar las cosquillas de su contrario. Al l¨ªmite, en lo f¨ªsico y en lo mental, no encuentra la pausa necesaria. Le sobra potencial futbol¨ªstico, pero se despliega ante el Bar?a con m¨¢s amargura que sutileza. Enredado en la ofuscaci¨®n, no fue capaz de sacar provecho de su gobierno. Y otro solo de los azulgrana se lo hizo pagar. A este equipo le sobran romanceros. As¨ª que un central como Piqu¨¦ es capaz de asistir de tac¨®n a un colega en el ¨¢rea del adversario. El arte de lo imprevisto. Deslumbrante. No para Messi, que la vio venir y desabroch¨® a Casillas.
Mourinho, visto el accidente, cambi¨® el mecano. En el descanso dio carrete a Marcelo en detrimento de Khedira. Una f¨®rmula para mantener a Coentr?o, titular ayer, en el campo. Entonces, como mediocentro, porque al portugu¨¦s, el fichaje m¨¢s caro del Madrid, se le busca acomodo. En el Camp Nou, igual de irrelevante fue en los puestos que ocup¨®. Con los cambios, el encuentro se trab¨®. Espeso el Bar?a, al Madrid, hipertenso, le costaba esponjar el juego. Hasta que del devenir laber¨ªntico del choque sac¨® partido Benzema con un gol sintom¨¢tico, fruto de una cadena de rebotes, justamente como estaba por entonces el duelo, sin nadie que tirara de las riendas.
El empate de Benzema dio paso de inmediato a la presentaci¨®n de Cesc y a la irrupci¨®n de Keita. Desenchufado el equipo, retirados Pedro y Villa, Guardiola opt¨® por estirar la manta en el centro del campo a costa de reducir el ataque a Messi. El Bar?a de hoy va en reserva. Pero le queda Messi, que en el primer gol con Cesc por el medio despach¨® a ¨²ltima hora al Madrid, de nuevo frustrado. Lo simboliz¨® Ramos, fuera de s¨ª a ¨²ltima hora tras el 5-0, y anoche Marcelo, que arremeti¨® con sa?a contra Cesc en el instante final, lo que origin¨® una bronca en la que se vio involucrado hasta Mourinho. M¨¢s p¨®lvora para esta ri?a con un guion cl¨¢sico: gana el Bar?a y se enfurece el Madrid.
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