La segunda oportunidad de Micael
El centrocampista, gris en el Oporto tras un esperanzador inicio de carrera, llega al Zaragoza cedido por el Atl¨¦tico
El videomarcador del Vicente Calder¨®n anunci¨® estruendosamente el fichaje de Falcao por el Atl¨¦tico de Madrid en el descanso del partido frente al Vitoria de Guimaraes. Mientras, el nombre de Rub¨¦n Micael (Madeira, Portugal; 1986), que tambi¨¦n acababa de convertirse en jugador rojiblanco, pas¨® completamente desapercibido. "?Pero qui¨¦n es ese?", se preguntaba, incluso, un alto cargo colchonero. Micael, sin sitio en el Oporto, que este verano se ha hecho con el mediocentro Defour, y sin hueco tampoco en el Atl¨¦tico, cuyo centro del campo est¨¢ superpoblado, deber¨¢ hacer las maletas hacia Zaragoza, donde jugar¨¢ cedido por una temporada. Su fichaje se debe, exclusivamente, a que el club portugu¨¦s lo pon¨ªa como condici¨®n para el traspaso de Falcao. El mediocentro de Madeira pasa, de esta forma, de ser una de las mayores promesas del f¨²tbol luso a una simple moneda de cambio.
Pero Micael ha demostrado a lo largo de su trayectoria que puede ser mucho m¨¢s que eso. Criado en una familia humilde de siete hermanos, comenz¨® a jugar al f¨²tbol en el Estreito, el equipo de su barrio, con la idea de parecerse a Zinedine Zidane y a Rui Costa, sus dos ¨ªdolos de siempre. De ah¨ª, pas¨® al Uni?o Madeira y en 2008 lo fich¨® el Nacional, donde se convirti¨® en una de la perlas del equipo. Sorprendi¨® en la Liga Europa, en que hizo unas actuaciones muy destacadas -marc¨® siete goles en ocho partidos-, y logr¨® cuatro dianas en el campeonato portugu¨¦s. Demostr¨®, adem¨¢s, que dentro del campo esconde su extrema timidez tras una buena conducci¨®n del bal¨®n, una calidad exquisita para el pase y una visi¨®n de juego m¨¢s que correcta. El Oporto, ansioso entonces por encontrar un sustituto para el argentino Lucho Gonz¨¢lez, al que hab¨ªan traspasado al Olympique de Marsella, franc¨¦s, lo fich¨® en el mercado de invierno de 2010 por tres millones de euros. Pero Micael no fue ni su sombra en su nuevo destino. Su nivel baj¨® y se apagaron los comentarios que le se?alaban como una de las esperanzas del f¨²tbol portugu¨¦s. En el Oporto, jug¨® 29 partidos en la temporada y media en la que estuvo.
A pesar de que su rendimiento ha bajado en los ¨²ltimos tiempos, la relaci¨®n de Micael con la selecci¨®n portuguesa no ha sufrido demasiado. Sin haber debutado con la absoluta, son¨® para ir al Mundial de Sud¨¢frica de 2010, pero una fractura en el pie derecho le apart¨® definitivamente del campeonato. "Estoy triste, pero no desilusionado", dijo entonces. Su estreno se tuvo que posponer hasta marzo de este a?o, cuando se enfund¨® por primera vez la camiseta de su selecci¨®n en un partido frente a Finlandia. El debut no le pudo salir mejor: marc¨® los dos goles que dieron la victoria a su equipo. Despu¨¦s, ha vuelto a jugar dos veces con Portugal, aunque en el Oporto no ha conseguido asentarse. La llegada ahora de Defour, procedente del Standard de Lieja, le cerraba las puertas completamente. El Mallorca ya le intent¨® fichar hace tiempo, pero ser¨¢ en Zaragoza donde tendr¨¢ la oportunidad para demostrar que a¨²n guarda el f¨²tbol que ense?¨® en el Nacional de Madeira.
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