Un entrenador del Madrid recogiendo a un jugador del Bar?a en el aeropuerto
Una historia sobre el hambre de gloria de Schuster, Beenhakker, Drenthe y Ra¨²l
En la primavera de 1988, dos a?os despu¨¦s de perder la final de la Copa de Europa, el Barcelona resolvi¨® no renovar a Bernd Schuster, una de sus estrellas. La relaci¨®n empez¨® a estropearse cuando Schuster se fue al hotel tras ser sustituido en aquella final europea sin esperar a saber c¨®mo acababa el partido (el Bar?a no hab¨ªa ganado nunca la Copa de Europa). Schuster sali¨® del estadio, el S¨¢nchez Pizju¨¢n, y vestido con el ch¨¢ndal del Barcelona se subi¨® a un taxi; el taxista, sin dar cr¨¦dito, exclam¨®: ¡°Pero Schuster, ?no est¨¢s jugando?¡±. ¡°No, me han sustituido¡±. Dos a?os y muchos avatares en el Barcelona despu¨¦s, incluido un a?o sin jugar, una llamada despert¨® su curiosidad. Era Leo Beenhakker, entrenador del Real Madrid. Le pregunt¨® cu¨¢l era su situaci¨®n en el Barcelona y le a?adi¨® que el Madrid estar¨ªa encantado de contar con ¨¦l. Acordaron una reuni¨®n en casa de Ram¨®n Mendoza, entonces presidente blanco. Lo cuenta todo al detalle Schuster a Javier Ares en Amor a primera vista (Editorial C¨®rner), sus memorias.
Entonces ocurri¨®. Beenhakker, entrenador del Madrid, fue al aeropuerto en su coche a buscar a Schuster, jugador del Barcelona. Lo recogi¨® en la terminal y se fueron juntos los dos a casa de Mendoza. Treinta a?os despu¨¦s, es como si Zidane se presentase solo en Barajas a recoger a Luis Su¨¢rez y llevarlo en su coche a casa de Florentino P¨¦rez. Pongan a otro entrenador m¨¢s discreto si quieren, porque la universalidad de Zidane no tiene nada que ver con la de Beenhakker a¨²n siendo Beenhakker muy famoso en los 80. Pero la cuesti¨®n es que entonces nadie se enter¨®. La forma de enterarse no era llevarse la mano al bolsillo y colgar una foto en cinco segundos en Instagram; la forma era verlos y llamar a una redacci¨®n. No lo hizo nadie. Pero Mendoza se llev¨® las manos a la cabeza. ¡°?Que fuiste a recogerlo t¨² al aeropuerto? Ah, fant¨¢stico, pues si quer¨¦is vamos ahora al bar de la esquina a tomar unas cervezas y charlamos all¨ª tranquilamente¡±. Schuster jug¨® dos a?os en el Madrid.
El alem¨¢n volver¨ªa al Real muchos a?os despu¨¦s. Como entrenador, no cobrando mucho (¡°yo no era Capello, que ped¨ªa un euro m¨¢s que el jugador mejor pagado¡±) pero con un buen desembolso en la plantilla: Sneijder, Robben, Heinze, Pepe y Royston Drenthe. Sobre el holand¨¦s Drenthe, dijo en sus memorias que nunca hab¨ªa entendido su fichaje. ¡°Hab¨ªa destacado en la Eurocopa sub-21 por su enorme poder¨ªo f¨ªsico y lo hab¨ªan fichado sin m¨¢s. No los culpo, pero era un chico que con 21 a?os ya se permit¨ªa el lujo de llegar tarde a los entrenamientros¡±. Es hermoso el momento en que est¨¢n Schuster y Mijatovic en un despacho de Valdebebas y Schuster se?ala a Drenthe: ¡°?Pero a este qui¨¦n le ha tra¨ªdo?¡±. ¡°Yo¡±.
Hay una conexi¨®n pertinente entre los dos holandeses del Madrid, Leo Beenhakker y Royston Dretnhe. El entrenador de la Quinta que coge su coche y se presenta imprudentemente en una terminal del aeropuerto conserva una ingenuidad que no se la han quitado los t¨ªtulos a pesar de su edad entonces, m¨¢s de 50 a?os. Drenthe cumpliendo el sue?o de miles de chavales en todo el planeta, que es llegar a la primera plantilla del Madrid a los 21 a?os y tras desembolsar el club 17 millones al Feyenoord, llega tarde a entrenar con Ra¨²l, Guti, Robben o Sneijder. Uno cree, habi¨¦ndolo conseguido todo en la vida a los 50, que todo est¨¢ por conseguir a¨²n. Otro, habiendo conseguido un poco a los 21 a?os, que todo est¨¢ ya conseguido.
Arbeloa recordaba hace a?os en Jot Down esta historia de Ra¨²l: ¡°Un d¨ªa en la pretemporada de Innsbruck, con el Madrid, salimos todos del gimnasio y nos dieron orden de dar un par de vueltas y a la ducha. Nos pusimos a trotar los canteranos en grupete y pas¨® Ra¨²l al lado como un avi¨®n diciendo: ¡®Si por m¨ª fuese os ibais todos a Madrid¡±. Capitanes.
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