Nadal no se encuentra
A dos semanas del Abierto de Estados Unidos, el espa?ol cae ante Fish en Cincinnati
Mardy Fish puso punto y final al camino de Rafael Nadal en el torneo de Cincinnati: el n¨²mero siete derrot¨® 6-3 y 6-4 en cuartos de final al n¨²mero dos y le dej¨® con solo dos victorias desde la final perdida de Wimbledon y justo antes de que arranque el Abierto de Estados Unidos, donde defender¨¢ el t¨ªtulo dentro de dos semanas. El campe¨®n de Roland Garros tiene ampollas en una mano y requiri¨® la atenci¨®n del fisioterapeuta en el pie izquierdo, el mismo del que se doli¨® antes del verano. Eso, sin embargo, no explica su derrota. Autocr¨ªtico siempre, el mallorqu¨ªn, ganador de diez grandes, ya analiz¨® con ojo cl¨ªnico la v¨ªspera las dificultades que est¨¢ viviendo sobre el cemento norteamericano.
"No he entrenado lo que me hubiera gustado y cuando vuelves despu¨¦s de mucho tiempo sin competir y en el primer torneo pierdes en un partido que deber¨ªas haber ganado [contra el croata Dodig, en su debut en el torneo de Montreal], el trabajo hecho se viene abajo y es un golpe que tienes que superar", argument¨® tras vencer milagrosamente el jueves a Fernando Verdasco (7-6, 6-7 y 7-6). "Esto se nota en los momentos de presi¨®n y en la continuidad del juego tambi¨¦n".
Nunca en seis enfrentamientos previos hab¨ªa conseguido ganar Fish a Nadal. Nunca en las citas anteriores se hab¨ªa encontrado el tenista estadounidense a un mallorqu¨ªn tan apagado, agotado quiz¨¢s por el marat¨®n de 3h 37m de la v¨ªspera ante Verdasco. Nunca, eso es seguro, vio el n¨²mero siete a su rival con tan pocas piernas y tan poca capacidad de desborde, sin apenas golpes ganadores (uno en toda la primera manga), fiado ¨²nica y exclusivamente a su superdesarrollado y ya casi legendario instinto de supervivencia. Nadal empez¨® a perder el encuentro desde su falta de movilidad. Las piernas son irrenunciables para su din¨¢mico juego. El verano, pasado entre las merecidas vacaciones, la revisi¨®n de sus rodillas y el cuidado de un pie, le ha dejado con lo m¨ªnimo para afrontar la gira norteamericana. Su tempranera derrota en Canad¨¢, sin los partidos necesarios para coger el ritmo. Todo eso ha minado su confianza, que no su fe o su convencimiento, porque contra Fish, como ante Verdasco o Dodig, nunca arroj¨® la toalla.
Las estad¨ªsticas lo dicen todo. Son los n¨²meros los que mejor cuentan sus dificultades para gestionar los momentos decisivos, esos que separan los t¨ªtulos de las victorias previas. Nadal tuvo cuatro puntos de break y no convirti¨® ninguno. Fish se procur¨® los mismos y explot¨® uno detr¨¢s de otro.
Hubo una cosa a¨²n m¨¢s dolorosa para el n¨²mero dos del mundo. En el primer juego del encuentro, se plant¨® con 30-40. El punto se disput¨® seg¨²n su ley. Fue un peloteo. Se compiti¨® desde el fondo. No acab¨®. Nadal fren¨® el intercambio convencido de que la pelota de Fish hab¨ªa salido m¨¢s all¨¢ de la l¨ªnea de fondo. El ojo de halc¨®n no le dio la raz¨®n. Quedaba mucho partido, pero Nadal ya hab¨ªa hecho una cosa a la que no acostumbra: fiar su suerte a un elemento incontrolable, dejar que eligiera otro en lugar de decidir su suerte con sus armas. Luego, en la primera bola de break en contra, cometi¨® una doble falta.
Tantas veces coronado con la cabeza, hoy el espa?ol viaja a Nueva York rodeado de dudas. Su pasado pesa mucho m¨¢s que su presente. Tiene un cr¨¦dito infinito. Le sobran deseo y ganas, como demostraron cuatro partidos en Norteam¨¦rica, dos victorias y dos derrotas, peleados con garra. Sabe, tambi¨¦n, qu¨¦ es lo que le falta. Piernas para colocarse. Velocidad para recuperar pista. Una mano izquierda y sin ampollas para pegar m¨¢s el rev¨¦s. Pulmones para que el soplido de hoy se convierta en el hurac¨¢n de siempre.
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