Agarrados al 1.500, agarrados a Olmedo y Natalia
En el atleta sevillano, que se clasific¨® para semifinales, y en la catalana, que accedi¨® a la final, est¨¢s depositadas las esperanzas de la afici¨®n
Como dir¨¢ el mono una vez que la ¨²ltima bomba at¨®mica haya acabado con la humanidad, otra vez vuelta a empezar. El atletismo es, para el aficionado espa?ol, el 1.500 y solo el 1.500, y solo cuando comienzan sus series siente el hormigueo propio de las grandes ocasiones. As¨ª y m¨¢s que nunca en los Mundiales grises de Daegu, el de los espa?oles invisibles.
El disc¨®bolo canario Mario Pestano, el primero que llegaba a una final de Daegu, termin¨® 11?, pen¨²ltimo, y pregunt¨¢ndose por quinto Mundial consecutivo m¨¢s un par de Juegos qu¨¦ es lo que le ocurre que es incapaz de llegado el momento clave alargar el brazo. Gan¨® el alem¨¢n Robert Harting cojeando con un lanzamiento de 68,97 metros. Si Pestano hubiera llegado a los 67,5 metros con los que hace dos semanas gan¨® el campeonato de Espa?a, habr¨ªa sido medalla de plata. Se qued¨® en 63 metros y sepultado de nuevo por las dudas.
El 1.500 despierta esperanzas y temor a partes iguales, lo que le hace ¨²nico, aunque en su vertiente masculina, lo ¨²nico que ha despertado en los ¨²ltimos a?os ha sido un sentimiento de frustraci¨®n y nostalgia por fastos pasados. A lo largo de la primera d¨¦cada del siglo, el 1.500 espa?ol ha ido caminando en los Mundiales desde el fulgor del bronce de Reyes Est¨¦vez en Sevilla 99, anuncio entonces de m¨¢s brillo futuro, hacia la desaparici¨®n en Berl¨ªn 2009, Mundiales en los que ning¨²n espa?ol logr¨® disputar la final. En aquel Mundial, el 1.500 espa?ol se expres¨® en femenino, con la victoria ef¨ªmera de Natalia Rodr¨ªguez, luego descalificada. Se cruzaron ambas ramas en la capital alemana, una descendente, otra ascendente, y ambas vuelven a encontrarse en la ciudad de provincias coreana llamada Daegu.
En Daegu, donde el cielo es siempre gris, toca volver a so?ar con un grupo nuevo, liderado por un atleta de calidad indiscutible que hasta hace un par de a?os chocaba contra un imposible en el 800 y al que ahora nadie en Espa?a, salvo Arturo Casado, que est¨¢ lesionado, tose en el 1.500. Con ustedes, Manuel Olmedo, en quien todas las esperanzas est¨¢n depositadas.
Antes de llegar a Daegu, despu¨¦s de un campeonato de Espa?a imperial, de un 800 incre¨ªble en Barcelona (1m 44,56s, una de las mejores marcas mundiales del a?o), el 'cuidado con Olmedo, que est¨¢ como nunca, cuidado con Olmedo', que comenz¨® como un susurro de finos 'connoisseurs' se convirti¨® en un ruido estruendoso que oblig¨® al propio atleta (Sevilla, 1983) a taparse los o¨ªdos para no perder el rumbo. "Entiendo que la afici¨®n quiera una medalla", dice Olmedo, pocos minutos despu¨¦s de clasificarse con tranquilidad para semifinales de la prueba (ma?ana a las 12.55; la final, el s¨¢bado a las 13.15). "Pero yo no puedo rendirme a la euforia de la gente".
Sin embargo, dentro de su cabeza, Olmedo se ve el s¨¢bado subido en el podio del estadio. Se lo dice ¨¦l a s¨ª mismo, se lo dice su entrenador, Enrique Pascual, el mismo que llev¨® a Ferm¨ªn Cacho al punto m¨¢s alto alcanzado jam¨¢s por el atletismo espa?ol, el oro en los 1.500 de Barcelona 92, se lo dicen sus entrenamientos, sus sensaciones, sus marcas. "Los favoritos [Kiplagat, Laalou, Kiprop, Komen, Gebremedhin], son m¨¢s bien corredores de mitin, les falta quiz¨¢s habilidad t¨¢ctica. Esto lo suplen convirtiendo las series en carreras lanzadas, tipo mitin, pero as¨ª no se pueden correr tres carreras seguidas".
En los bosques sorianos de Valonsadero, dice Olmedo que este invierno ha trabajado tanto "por arriba" (volumen) que soportar¨¢ perfectamente tres 1.500 metros en cinco d¨ªas. Seguramente esos parajes helados en invierno, los mismos que sud¨® Cacho en su momento, le inspiren y le den la sabidur¨ªa necesaria para poder salir victorioso de la pelea. "Tengo que ser como Cacho, h¨¢bil, astuto en el cuerpo a cuerpo", dice. "As¨ª gan¨® ¨¦l el oro en Barcelona. La habilidad es la mejor arma de los europeos, la ¨²nica". Tambi¨¦n pasaron a semifinales Diego Ruiz, debutante, y Juan Carlos Higuero, cuyas aspiraciones y posibilidades son menores.
Dos a?os despu¨¦s de Berl¨ªn, Natalia Rodr¨ªguez volver¨¢ a disputar una final de un Mundial en una pista azul [jueves 2, 13.55]. De las semifinales -gan¨® la suya tras cambiar elegante y aparentemente sin esfuerzo en medio de un grupo de sudorosas y afanosas atletas al toque de campana, su marca?sali¨® tan contenta como de las series y tan convencida de sus posibilidades victoriosas o m¨¢s. "Tengo en la cabeza conseguir el oro", dice. "En Berl¨ªn me demostr¨¦ a mi misma que fui campeona del mundo y eso me dio ¨¢nimos para seguir, y me da ¨¢nimos para el jueves". La otra espa?ola, Nuria Fern¨¢ndez, corri¨® infiltrada y qued¨® eliminada.
![El espa?ol Juan Carlos Higuero, en una serie de calificaci¨®n de la prueba de 1.500 metros.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TI3GMBODOY6RP7TT2Y3RW25E6Y.jpg?auth=5fb2730a987be31be09866e7734900d00631674be3890113fbe504cfc80cc3f0&width=414)
![Natalia Rodr¨ªguez termina primera en su carrera de 1.500.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EUW5G2EGTTUEMSVHOFMVIVBJK4.jpg?auth=611884a317ffa53d0b1d912d641134c81612f0d8f1f87d45df31d2b7ad3715a1&width=414)
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.