Bo McCalebb es un rel¨¢mpago
El base, nacionalizado en 48 horas y tras solo tres a?os como profesional, lidera a Macedonia con un juego el¨¦ctrico
El orgullo de Macedonia naci¨® hace 26 a?os en Nueva Orleans, Estados Unidos, no habla el idioma del pa¨ªs balc¨¢nico, nunca ha vivido all¨ª y apenas lleva 19 partidos como internacional con la camiseta amarilla y roja. Pero el pueblo macedonio ya considera a Bo McCalebb uno de los suyos. Y el base norteamericano, nacionalizado hace pocos meses, devuelve el cari?o a su naci¨®n de acogida con canastas. "Yo me siento macedonio, me siento parte de este pa¨ªs", dice en el hotel de Macedonia poco antes de las dos del mediod¨ªa. Hasta entonces hab¨ªa estado durmiendo, despu¨¦s de la gesta agotadora que supuso eliminar a Lituania en cuartos del Europeo.
El de McCalebb y Macedonia es un matrimonio de conveniencia. La selecci¨®n necesitaba un base para apuntalar su equipo, y a McCalebb no le ven¨ªa mal un pasaporte europeo. Despu¨¦s de flirtear con Serbia y con Montenegro, Macedonia caz¨® a este el¨¦ctrico director de juego con una nacionalizaci¨®n fulgurante. El pasaporte, solo concedido a personas que hayan hecho algo importante por el pa¨ªs o con ra¨ªces familiares en ¨¦l, estaba en su bolsillo en solo 48 horas cuando el plazo habitual es entre tres y seis meses, seg¨²n explica el secretario general de la federaci¨®n macedonia, Dejan Lekic.
Todo alrededor de McCalebb va a mil por hora. Su juego, atl¨¦tico y rapid¨ªsimo, con explosivas penetraciones; su conversi¨®n en ciudadano macedonio casi de la noche a la ma?ana; y su carrera. Nadie dir¨ªa que solo suma tres a?os como profesional, despu¨¦s de salir de la Liga universitaria estadounidense: uno en el Mersin, turco, otro en el Partiz¨¢n de Belgrado y la temporada pasada en el Montepaschi Siena. Pero siempre quemando etapas muy r¨¢pido. Los dos ¨²ltimos a?os, sin ir m¨¢s lejos, ha jugado la Final a Cuatro de la Euroliga. Aunque, curiosamente, no sue?a con la NBA: "No me gusta mucho, quiero crecer en Europa". Con Macedonia, claro, tambi¨¦n ha triunfado nada m¨¢s llegar. Frente a Espa?a jugar¨¢ su partido n¨²mero 20, tras seis de clasificaci¨®n para el Europeo, cuatro amistosos y los nueve que lleva en Lituania. Y ya es el motor de la revelaci¨®n del campeonato, con 20,9 puntos, tres rebotes y 3,7 asistencias de media por encuentro. Con Ilievski forma una pareja intercambiable en la que se alternan las posiciones de uno y de dos. "Tenemos mucha movilidad, nos entendemos muy bien", dice Ilievski. Como sus compa?eros, se hace entender con Bo en ingl¨¦s, o en algunas palabras b¨¢sicas en macedonio.
Las gestas de McCalebb, Antic y compa?¨ªa le han valido a los macedonios una condecoraci¨®n deportiva por parte de su gobierno, concedida antes incluso de eliminar a Lituania. El pa¨ªs se volvi¨® loco cuando su equipo lleg¨® a semifinales. La capital, Skopie, qued¨® bloqueada por las celebraciones. "Hemos visto v¨ªdeos en youtube de la fiesta. Mucha gente busca ahora d¨®nde est¨¢ Macedonia en el mapa", cuenta Lekic, cuyos dos tel¨¦fonos m¨®viles echan humo. "Tras el partido no pod¨ªa dormir porque no cre¨ªa lo que hab¨ªamos hecho. Es un sue?o vivir este momento", dice McCalebb todav¨ªa con cara de sue?o, "agotado" despu¨¦s de 37 minutos en la pista.
"Es un fen¨®meno, uno de los mejores bases de Europa", avisa Scariolo. "Hay que controlar a McCalebb. Est¨¢ desequilibrando en cada partido", apunta a continuaci¨®n Pau Gasol. El base devuelve la pelota: "Espa?a no tiene debilidades. Es el equipo perfecto".
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