F¨²tbol de int¨¦rpretes

Atiende la afici¨®n del Atl¨¦tico con alborozo a la Liga Europa, laurel conquistado hace dos cursos, porque asume como condici¨®n inherente que el equipo se mida con rivales europeos dado su cach¨¦. Pero el Celtic, chisgarab¨ªs de lo que fue, no dio la talla. Tampoco fue un Atl¨¦tico may¨²sculo, por m¨¢s que pusiera a sus mejores int¨¦rpretes sobre el campo, encasquillado en la construcci¨®n y escaso en el pase definitivo. Pero le alcanz¨® con el pie de Diego, la chispa de Turan y la cabeza de Falcao para dar buena cuenta del rival, para iniciar con buen pie el torneo.

Eliminado en el campo y readmitido en los despachos, el Celtic hizo acto de presencia en el Calder¨®n para reverdecer una vieja rivalidad, desempolvar las estanter¨ªas de la hemeroteca y explicar un duelo de tintes partisanos librado en 1974, una semifinal europea entre dos equipos que repartieron m¨¢s patadas que pases. Entonces gan¨® el Atl¨¦tico porque batall¨® mejor; y anoche repiti¨® triunfo porque, simplemente, es muy superior. No hab¨ªa ning¨²n Jimmy Johnstone por el c¨¦sped ni nadie que se acercara siquiera a su calidad, a su quiebro diab¨®lico. El Celtic era una caricatura del que fue y el Atl¨¦tico, con profundidad de banquillo y la hoja de ruta definida, que pasa por tocar el bal¨®n, resolvi¨® el duelo de buenas a primeras, cuando apareci¨® Falcao y su idilio con la competici¨®n europea.

Remozado el equipo, sobre todo en la medular y con trescuartistas de alto copete, Manzano decidi¨® agitar el sistema al quitar unos extremos (Reyes y Salvio) que parec¨ªan atornillados al dibujo. Se presentaron de inicio Diego y Arda Turan como mediapuntas -part¨ªan desde fuera, pero que siempre corr¨ªan en diagonal para dar el pase interior- y Falcao de ariete, tres futbolistas se?alados para marcar las diferencias, que se sumaron a una fiesta europea que, sin embargo, todav¨ªa no era suya, sino de Reyes y Adri¨¢n, mal pagados por sus tres goles por barba en las rondas previas que valieron el salvoconducto europeo. Pero los 'nuevos' tienen mucho f¨²tbol en sus botas y resolvieron el entuerto.

Aunque al Atl¨¦tico, desnortado por el cambio del sistema y de los solistas, le cost¨® cogerle el hilo al duelo, no sufri¨® para ver puerta. Un saque de esquina lanzado por Diego al segundo palo fue rematado por Falcao, que puso su cabeza a modo de martillo para, en la primera pelota que tocaba, prolongar su romance con el gol en esta competici¨®n, pichichi hist¨®rico el curso pasado con 17 dianas. Pero poco m¨¢s hizo el Atl¨¦tico, con lagunas espor¨¢dicas y preocupantes en defensa porque God¨ªn no est¨¢ fino, porque sin Dom¨ªnguez la l¨ªnea pierde orden. Tampoco lo aprovech¨® el Celtic, timorato a m¨¢s no poder, con un 4-5-1 de acento defensivo, con las l¨ªneas de la mano del portero, con Forrest como ¨²nico cohete por la banda derecha y con Hooper, el ariete de movimientos sugerentes y remate puntual -Courtois le sac¨® una mano estupenda-, demasiado olvidado en la punta de ataque.

Turno para los fichajes, para su presentaci¨®n europea en el Calder¨®n. Arda Turan, desconectado en demasiadas fases del encuentro, se invent¨® una jugada en el v¨¦rtice del ¨¢rea y dio un pase hacia atr¨¢s, hacia el pie de Diego, que resolvi¨® a gol. El colof¨®n para el brasile?o, protagonista vocacional, futbolista con todas las letras. Su aparici¨®n es una bendici¨®n para el equipo, que encuentra un ancla en campo ajeno, que tiene una referencia entrel¨ªneas, una rampa para llegar a Falcao, el remate y el gol garantizado. Tres jugadores por cuajar con un sistema por definir. Pero el Atl¨¦tico, de buen pie y mejor olfato, tiene buena pinta.