El Inter y el Roma no dan una

Una misma realidad y dos mundos opuestos. Inter y Roma viven exigidos por la necesidad, en situaci¨®n precaria en lo deportivo y con los t¨¦cnicos (Gasperini y Luis Enrique) en vilo, acuciados de resultados y puntos, de tranquilidad para definirse. Esa es la realidad. Pero el escenario de los clubes parece inverso, con el Roma y el Inter colocados en el lado opuesto de la rampa. Mientras que los neroazzurri entienden el f¨²tbol sin ali?os ni entretenimientos, el Roma persigue un juego de sal¨®n, con el toque por bandera, con el pase como definici¨®n. Se batieron ambas escuelas en San Siro y ninguna funcion¨®. Nada extra?o si se atiende a que el Inter es un boceto de lo que puede ser desde que arrancara el curso -suma tres derrotas (Supercopa, Liga y Champions) y un empate-, y que el Roma tampoco da, ni de lejos, con la tecla.

Luis Enrique, ext¨¦cnico del Bar?a B, con la herencia azulgrana en la cabeza, pretende que su equipo se reparta el bal¨®n para jugarlo con pausa, para tocarlo hasta encontrar el hueco definitivo. Pero el juego no fluye en absoluto, por m¨¢s que tenga int¨¦rpretes para ello. Parece, sin embargo, cuesti¨®n de tiempo, toda vez que el presidente DiBenedetto y su chequera americana han atendido con esmero las peticiones del entrenador, con una n¨®mina de futbolistas tan generosa como talentosa. Llegaron, entre otros, el sobrio y efectivo guardameta Stekelenburg -perdi¨® el conocimiento tras un topetazo con Lucio-, el elegante central Kjaer, el incisivo medio Pjanic, el organizador Gago, el siempre prometedor Bojan, el letal Osvaldo... Pero al t¨¦cnico, que le sali¨® mal eso de tirarle un ¨®rdago a la insignia (Totti) del vestuario y de las taquillas, le cuesta acertar con la hoja de ruta y conjugar las piezas. Seg¨²n se desprende de la rumorolog¨ªa del Ol¨ªmpico, a¨²n le queda carrete. El problema, sin embargo, es que la situaci¨®n no est¨¢ para un f¨²tbol reflexivo, con la demanda de los resultados a la vuelta de la esquina, con la innegociable exigencia europea. De idea opuesta, lo mismo le ocurre al Inter.

El equipo de Gasperini no pone tanto ¨¦nfasis en el m¨¦todo sino el fin, siempre con el gol en el entrecejo, con el remate como ¨²nico argumento. Sneijder debe multiplicarse, pero ya no le surten balones en ventaja ni le acompa?an tanto desde la segunda l¨ªnea, por lo que tampoco se entiende su f¨²tbol como un bien preciado, sino como una obligaci¨®n. Y faltan las ideas en la construcci¨®n. Un desastre may¨²sculo porque desde San Siro ya se desliza que no se tendr¨¢ tanta paciencia con Gian Piero Gasperini, Gasperson, todo un t¨®tem para la hinchada del G¨¦nova, pero un incordio para los del Inter, que observan un juego descalabrado, sin apenas tres pases seguidos. Tampoco se le dieron tantas facilidades a la hora de configurar la plantilla, m¨¢s al capricho ofensivo del presidente -se ha fichado a delanteros como Z¨¢rate, Castaignos y Forl¨¢n-, que de una buena planificaci¨®n deportiva, falto de centrales y de medios con buen pie para el toque. Reclama el vestuario una remodelaci¨®n y el equipo solo intercambia cromos de alta alcurnia en la punta de ataque, porque Ranocchia y Obi no pasan de proyectos. No resulta extra?o, entonces, que no fabrique ocasiones y que las que tenga sean producto del ingenio de los delanteros, como esa jugada que se invent¨® Milito o esa que se elabor¨® Z¨¢rate, ambas con el remate torcido.

La respuesta del Roma fue, en cualquier caso, nula, con pases est¨¦riles en la medular, entorpecido el ritmo a la que Totti participaba del juego. Borini remat¨® desviado y Pjanic lanz¨® una falta alta. Poco bagaje que pareci¨® ¨ªnfimo cuando Sneijder, en el ¨²nico ataque elaborado por el Inter -por el propio Sneijder, claro-, puso el punto y final a un bal¨®n suelto en el ¨¢rea. No fue gol y sanseacab¨® lo que se daba. Un empate bien ins¨ªpido, con dos escuelas de f¨²tbol inversas, ninguna exitosa, con el bal¨®n como enemigo.