El Getafe aprieta los dientes

El Getafe sud¨® el mono de trabajo azul¨®n para apuntarse su primera victoria del campeonato. La logr¨® ante un Betis orgulloso que entreg¨® a rega?adientes su condici¨®n de invicto, pero mantuvo el premio del liderato.

La ¨²ltima vez que se hab¨ªan encontrado ambos equipos fue la ma?ana de Reyes de este mismo a?o. Aquel d¨ªa los verdiblancos eliminaron al Getafe de la Copa con un contundente 1-3 y presentando en el Colis¨¦um credenciales de Primera.

Ya en la ¨¦lite, los de Mel han redoblado la apuesta con tal firmeza que antes del pitido inicial se sab¨ªan l¨ªderes al t¨¦rmino del encuentro pasara lo que pasara sobre el c¨¦sped. Cuatro victorias en las cuatro primeras jornadas remit¨ªan en la enciclopedia b¨¦tica a los cap¨ªtulos m¨¢s gloriosos. La ¨²nica ocasi¨®n en la que lograron encadenar cinco triunfos en el inicio del campeonato fue hace 77 a?os, en la temporada 1934-1935. Aquel curso concluy¨® con la conquista de la ¨²nica Liga que da lustre al palmar¨¦s verdiblanco.

Ante semejante expediente y declarado el estado de optimismo en las filas visitantes, el Betis salt¨® al campo con la intenci¨®n de cuidar el bal¨®n y jugar con el sistema nervioso azul¨®n. Los de Luis Garc¨ªa, que tomaba oficialmente posesi¨®n del banquillo tras cumplir sanciones sucesivas, arrancaron mostrando el desasosiego de quien anda an¨¦mico de victorias y confundiendo la velocidad con la prisa. Pero pronto la convicci¨®n devino en ret¨®rica y el titubeo en decisi¨®n. Sin el tim¨®n de Be?at, el Betis fue perdiendo pie en la zona central ante el empuje local.

Equilibrado el pulso en la sala de m¨¢quinas, el Getafe comenz¨® tomar vuelo por las bandas mediante la rosca reivindicativa de Pedro Le¨®n y la ambici¨®n punzante de Diego Castro. Por ambos flancos comenz¨® a percutir el cuadro getafense, desde ambos carriles comenz¨® a colgar balones buscando encender la p¨®lvora de G¨¹iza, que gan¨® la partida a Miku en el once. Con ese guion encontr¨® el premio del gol a la media hora de partido. Varela apur¨® su despliegue hasta la l¨ªnea de fondo y colg¨® un bal¨®n funcionarial que la inoperancia de la defensa b¨¦tica carg¨® de peligro. Los centrales verdiblancos dejaron un boquete en la zaga por el que se col¨® Diego Castro para sellar el gol del triunfo.

A la vuelta de los vestuarios, Mel deshizo su planteamiento inicial, entreg¨® la br¨²jula a Be?at, que dio relevo a un destemplado Matilla, y sum¨® cent¨ªmetros y potencia en el ataque alistando a Jorge Molina. El nuevo dibujo comenz¨® a dar r¨¦ditos a los verdiblancos, que atosigaban a Moy¨¢ sin descanso, pero con m¨¢s intenci¨®n que acierto. Con el partido trabado, ambos entrenadores recurrieron al talento liviano de los j¨®venes Sarabia y Vadillo. Pero el duelo subi¨® de temperatura y se convirti¨® en cosa de hombres. El escenario requer¨ªa remangarse y apretar las mand¨ªbulas y a ello se entregaron ambos equipos de manera encomiable en un elogio del cl¨¢sico toma y daca.

El Betis se resist¨ªa a bajarse del tren de la victoria. El Getafe se rebelaba contra la idea de que la carroza de los tres puntos se le convirtiera de nuevo en calabaza en forma de empate y la noche se mov¨ªa en el alambre. Los locales convirtieron entonces su uniforme azul¨®n en mono de trabajo presionando arriba para alejar el miedo de su ¨¢rea. Apenas pudieron contener el arre¨®n final del Betis, que muri¨® en la porter¨ªa azulona, sin el premio de los puntos, pero con el reconocimiento del liderato.