El Valencia encuentra premio a su constancia

"Gracias, Kalou", respir¨® Mestalla, por el penalti (una mano prescindible tras un c¨®rner) que premi¨® la perseverancia de un Valencia muy mejorado por los cambios del ¨²ltimo tercio. Piatti, Feghouli y, especialmente, Jonas, revitalizaron al conjunto de Emery, sustentando por paradas excepcionales de Diego Alves. Mestalla acab¨® coreando el nombre de su portero y ovacionando a ambos equipos, reconociendo un duelo de verdad. En un momento muy emocionante, el p¨²blico vitore¨® a su vez a Mata cuando se retiraba, minutos despu¨¦s de haber recibido una amarilla por protestar al ¨¢rbitro el final del choque. Mata no quer¨ªa que se acabara nunca un partido en el que el Chelsea aceler¨® en los comienzos de ambas partes. Y en el que el Valencia atisb¨® el potencial de Canales, cuyos pases bombeados en profundidad dejaron boquiabierto al personal. Canales y Jonas deber¨ªa jugar siempre juntos.

Como si siguieran una consigna de Mata, que conoce el percal, el Chelsea apret¨® la salida del bal¨®n valencianista en los primeros instantes. De ah¨ª que un error de Albelda, en un mal pase atr¨¢s, propiciara el primer sobresalto de la noche en un Mestalla semivac¨ªo. En la carrera franca de Torres hacia el meta Alves, se cruz¨® Rami, que carg¨® con todo contra el delantero madrile?o en un penalti que el ¨¢rbitro perdon¨®.

Pasados esos primeros compases, el Chelsea baj¨® el ritmo y el Valencia encontr¨® el suyo, igual¨¢ndose mucho las fuerzas en una primera parte en las que las defensas se impusieron a las delanteras. Al igual que frente al Bar?a, Emery decidi¨® saturar su ataque por el costado izquierdo, con dos laterales zurdos, Jordi Alba y Mathieu, uno por delante del otro, claro, con la doble tarea de tapar las incursiones de Mata y, a continuaci¨®n, castigar la parcela defendida por Bosingwa. Sin el mismo resultado que ante los azulgrana. Puesto que aquel d¨ªa, Dani Alves actu¨® de extremo y abri¨® una autopista para Mathieu. Bosingwa, sin embargo, estuvo de guardia en el lateral derecho.

Canales asumi¨® la responsabilidad del que tiene imaginaci¨®n para encontrar un hueco donde nadie lo ve. Tuvo sobre todo el m¨¦rito de pedir siempre el bal¨®n y la colaboraci¨®n de un Pablo muy incisivo, aunque toparan con una zaga siempre ordenada por la experiencia de Terry y David Luiz, dos centrales que, curiosamente, juegan a pie cambiado: el zurdo brasile?o por la derecha y el diestro ingl¨¦s por la izquierda.

La presencia de Mathieu suma relevos defensivos cada vez que Jordi Alba sube, pero tambi¨¦n resta creatividad respecto al sacrificado por ¨¦l en el banquillo, el brasile?o Jonas, autor de los imprescindibles pases de gol.

Despu¨¦s de ganar al Leverkusen (2-0), el Chelsea no ten¨ªa prisa en Mestalla. Hasta el portero Cech perdi¨® unos segunditos en el saque de puerta. Se sent¨ªa seguro atr¨¢s y con el convencimiento de que el ingenio de Mata le abrir¨ªa la porter¨ªa de Alves. El interior asturiano se movi¨® con la inteligencia habitual, tocando en corto o en largo seg¨²n conven¨ªa, sin los desmarques de un Torres secado por la contundencia de Rami.

Adormecido en la primera parte, Mestalla rugi¨® en el arranque de la segunda para saludar a un h¨¦roe inesperado: Diego Alves, sometido a un bombardeo espectacular. Primero repeli¨® un cabezazo picado de Torres, evocando aquella parada de Gordon Banks a Pel¨¦ en el M¨¦xico 70; a continuaci¨®n le sac¨® un mano a mano a Ramires, y de nuevo otro remate a bocajarro a Torres.

El Chelsea estaba desatado y Lampard, desde la sabidur¨ªa de los 31 a?os y la clase atesorada, dirig¨ªa las operaciones. La en¨¦sima penetraci¨®n por el extremo derecho, donde Jordi Alba era un flan, esta vez de Malouda, encontr¨® por fin el disparo certero de Lampard, raso y pegado al palo, lejos del inspirado Alves.

La reacci¨®n de Emery fue retirar al desfondado Mathieu por el veloc¨ªsimo Piatti, destinatario de un gran env¨ªo de Canales a la espalda de la zaga blue . El remate con la diestra del argentino lo desvi¨® Cech. El Valencia mejor¨® con los cambios. Y la presencia de Jonas y Feghouli agit¨® la intensidad de su ataque. Hasta encontrar el regalo de Kalou y, poco despu¨¦s, otra intervenci¨®n celestial de Alves.