El Atl¨¦tico vuelve al pasado

El f¨²tbol de sal¨®n que Gregorio Manzano pretend¨ªa instalar en el Atl¨¦tico no pas¨® del cuarto de estar en Rennes, donde el plantel rojiblanco se mostr¨® incapaz ante la exuberancia f¨ªsica y la sexta velocidad de los volantes del conjunto franc¨¦s y Monta?o, un delantero con la pinta y la pegada de un boxeador. Con el repaso recibido en el Camp Nou todav¨ªa reciente, la escuadra del Manzanares se obstin¨® en tocar el bal¨®n una y otra vez al ritmo de los caracoles, sin ninguna intenci¨®n maligna, interpretando de manera err¨®nea la hoja de ruta concebida en el banquillo. Con m¨¢s m¨²sculo que cerebro, el Rennes casi aprovech¨® la ocasi¨®n frente al Atl¨¦tico m¨¢s taciturno de la temporada y que solo recuper¨® las revoluciones con la entrada de sus extremos en n¨®mina.

El grupo madrile?o se mostr¨® desde el principio fuera de foco, por m¨¢s que Manzano apenas hiciera concesiones en el once tipo. Despu¨¦s del descalabro de Barcelona el Atl¨¦tico sali¨® al galope con la ¨²nica ausencia de Reyes. Aunque se declare en el mejor momento de su carrera, el ala utrerano ha perdido el protagonismo que le lanz¨® al estrellato durante la etapa de Quique Flores. En su lugar entr¨® Adri¨¢n, que no aparec¨ªa en el equipo inicial desde la primera jornada de Liga. El atacante asturiano, m¨¢s valorado por sus condiciones como segunda punta que por su instinto asesino, no termin¨® de cuajar como pareja de Falcao, que por segundo encuentro consecutivo decepcion¨® y no fue El Tigre.

Frustrado por las dificultades del centro del campo rojiblanco para administrar la pelota, el matador cafetero perdi¨® el duelo regional con su paisano Monta?o. El referente del Rennes hizo un roto constante por el carril izquierdo, donde Dom¨ªnguez y Filipe Luis hab¨ªan recuperado el protagonismo tras el descalabro de God¨ªn y Antonio L¨®pez. Monta?o no se arredr¨® y se revolvi¨® contra su papel de telonero de Falcao, cantando bingo con un chutazo desde fuera del ¨¢rea imposible para Courtois. Por mucho que se estirase e intantase cazar la pelota a mano cambiada, el cuero rasg¨® la escuadra tras golear lo justo en el corpach¨®n de Dom¨ªnguez.

Falcao no fue el ¨²nico que desapareci¨® del mapa. La presi¨®n asfixiante de Doumbia en la l¨ªnea de tres cuartos paraliz¨® a la l¨ªnea de creaci¨®n atl¨¦tica. Gabi y Mario Su¨¢rez, los chicos mimados de Manzano, perdieron el asalto con la infanter¨ªa del Rennes, al que le sali¨® de vicio el f¨²tbol de trincheras. Vertiginoso en la conducci¨®n como impreciso en el ¨²ltimo pase, el club bret¨®n fue un muro hasta la irrupci¨®n de Salvio, Reyes y Juanfran.

Justo en lo peor de la tormenta Manzano recuper¨® la esencia de cursos anteriores, dando carrete a sus extremos. De golpe y porrazo, el Atl¨¦tico volv¨ªa a sus or¨ªgenes, a los viejos tiempos, con dos extremos abriendo el campo, apelando a las cargas de caballer¨ªa, al f¨²tbol de partido de colegio, sin due?o. El cambio de planteamiento premi¨® la perseverancia forastera, que se desat¨® con todo en contra. Primero fue Falcao, que remat¨® a bocajarro bajo palos a las manoplas de Costil. Despu¨¦s lleg¨® el turno de Diego, que se invent¨® un trallazo tremendo que salv¨® a duras penas el arquero.

El Atl¨¦tico propon¨ªa y el Rennes segu¨ªa a lo suyo, dej¨¢ndose hacer con el pu?al entre los dientes, a la espera de finiquitar la partida. Y precisamente cuando todo parec¨ªa perdido Juanfran apareci¨® de la nada y apa?¨® el entuerto. El extremo al que Quique pidi¨® y luego ignor¨® rescat¨® a Manzano en un centro que Salvio lanz¨® al primer palo y Falcao no remat¨®. Juanfran, con la ca?a puesta en el segundo, devolvi¨® las luces a un Atl¨¦tico alborotado.