Un espa?ol en la final de Shangh¨¢i

Por primera vez desde 2006 (Juan Carlos Ferrero, Cincinnati), un tenista espa?ol que no se llame Rafael Nadal disputar¨¢ la final de un Masters 1000 sobre cemento. Primero llega David Ferrer, que disputa una aut¨¦ntica batalla en cuartos, que corre, suda y muerde con derechas como colmillos hasta que derriba 6-7, 6-2 y 7-6 al estadounidense Andy Roddick. Luego es el turno de Feliciano L¨®pez, que flota sobre el cemento, diab¨®lico bailar¨ªn, para despedir por 6-2 y 6-4 al alem¨¢n Mayer, verdugo de Rafael Nadal la v¨ªspera. De esos dos resultados nace el cruce de espa?oles en semifinales, que dejar¨¢ a uno en el partido decisivo del domingo. Por un lugar en ese encuentro luchar¨¢ el japon¨¦s Nishikori contra el vencedor del Murray-Ebden.

Nunca ha jugado Ferrer la final de un Masters 1000 sobre cemento. Jam¨¢s ha disputado L¨®pez el cruce por el t¨ªtulo de un torneo de la categor¨ªa, independientemente de la superficie. Esas dos estad¨ªsticas advierten sobre las especiales circunstancias de la cita de Shangh¨¢i, donde no compitieron el serbio Novak Djokovic, el suizo Roger Federer o el sueco Robin Soderling, y se despidieron m¨¢s pronto de lo previsto Nadal o el checo Tomas Berdych, brillantemente derribado por el toledano.

Con su barba y sus pelos largos de ermita?o, Feliciano, que roza ya la mejor clasificaci¨®n de su carrera (n¨²mero 20, de 2005), hizo un partido muy serio, excelente al servicio, agresivo cuando fue el momento. Mayer, su contrario, en nada se pareci¨® al talentoso tenista que despidi¨® la jornada previa a Nadal, que por algo se fue tan disgustado. El toledano, que domina 6-4 al alicantino, necesitar¨¢ muchas piernas en semifinales. Espera Ferrer. El n¨²mero cinco del mundo. Un tipo duro que siente llegado el momento de obtener la recompensa a toda una vida de sudores.