Mucha Nueva Zelanda para poca Australia
Los 'All Blacks' se imponen a los 'Wallabies' (6-20) y se clasifican para la final, donde ya aguarda Francia
Nueva Zelanda lleg¨® al Mundial con muchas deudas pendientes, con solo un Mundial en sus vitrinas -algo escaso si se tiene en cuenta que siempre parte como uno de los favoritos-, con una derrota bien dolorosa en el pasado Tres Naciones, en agosto, ante Australia. Pero las cosas cambiaron en su Mundial, en su casa, en su estadio; los All Blacks derrotaron a los mism¨ªsimos Wallabies (6-20) con un juego excepcional, tan ofensivo al principio como gobernador al final. M¨¢s que suficiente para clasificarse para su tercera final de un Mundial, la primera en los ¨²ltimos 16 a?os.
La selecci¨®n de Nueva Zelanda, vigorosa, arranc¨® el duelo como si fuera el ¨²ltimo de su vida. No ech¨® la mirada al retrovisor y logr¨® jugar en campo ajeno, toda una losa para Australia, impotente ante las acometidas rivales, est¨¦ril ante un empuje inesperado. De ese enclaustramiento y de los fallos de placaje de los Wallabies se aprovecharon los neozelandeses, que a los cinco minutos inauguraron el marcador con un gran ensayo fabricado por el zaguero Israel Dagg, el m¨¢s incisivo de todos los de negro, y culminado por Ma'a Nonu. Solo la falta de acierto con el pie de Piri Weepu -extra?amente solo anot¨® cuatro tiros de ocho intentos- permiti¨® que los australianos siguieran en el partido. Era la ¨²nica pega que se les pod¨ªa achacar al 9 negro y a su equipo, ya que todo lo dem¨¢s funcionaba a la perfecci¨®n. Las mel¨¦s eran un suplicio para los Wallabies, en los agrupamiento los neozelandeses siempre llegaban antes, lo que obligaba a los australianos a cometer constantes golpes de castigo, el oval casi nunca estaba en campo negro o en posesi¨®n de los de dorado, y cuando tocaba defender eran una gran muralla en la que no parec¨ªa haber ni una grieta. Adem¨¢s, el joven apertura, Aaron Cruden, sustito de Carter, no se vio superado por las circunstancias en ning¨²n momento.
En el lado contrario el panorama era mucho m¨¢s desolador. Quade Cooper, una de sus estrellas, complet¨® un mal partido, algo ya habitual a lo largo de este torneo. Una r¨¦mora que contagi¨® al grupo australiano, que cometi¨® fallos defensivos cada dos por tres, que repiti¨® errores de manos y que de cada agrupamiento sal¨ªa un Wallabies sangrando y varios con cara de dolor. Lo m¨¢s alarmante para los intereses australianos, sin embargo, fue el partido en ataque, donde les falt¨® inventiva para superar a sus rivales. Pero pese a todo, un golpe de castigo anotado por el joven James O'Connor y un drop del desentonado Quade Cooper les mantuvieron con opciones en la primera parte. Era un espejismo. El coste de esas carencias ofensivas lo pagaron en el segundo acto, cuando los All Blacks les cedieron el bal¨®n y los australianos fueron incapaces de crearles verdaderos problemas.
En el segundo tiempo a Nueva Zelanda le bast¨® con una defensa perfecta y dos golpes de castigo para certificar la eliminaci¨®n de su archienemigo. El domingo que viene, cuando los All Blacks se midan a Francia (10.00; C+ Deportes), se reeditar¨¢ en el mismo escenario la final del primer Mundial, el de 1987, el ¨²nico que gan¨® Nueva Zelanda. Ese ser¨¢ el momento en el que los de negro pueden saldar la otra cuenta pendiente que le queda.
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