No para Messi ni descansa el Bar?a
Los azulgrana abaten a un inofensivo Zaragoza con una c¨®moda goleada
Messi tiene que jugar por decreto y no porque lo diga Guardiola. No se cansa nunca, independiente de donde venga y ad¨®nde vaya, y la hinchada no para de mirarle, en el estadio y por la televisi¨®n, siempre cautivada, expectante con el ¨²ltimo gol de La Pulga. Ya suma 15 en la Liga, 14 en el Camp Nou, muy bonitos la mayor¨ªa. Nadie dignifica m¨¢s el oficio de futbolista y el espect¨¢culo que Messi. Nunca ser¨¢ un jugador an¨®nimo, incluso en partidos sencillos como el de hoy, protagonizado por los tantos de los centrales y la nueva suplencia de Villa, mitad reserva, mitad titular. Los partidos del Barcelona exigen la presencia de Messi. Hoy pareci¨® por momentos que hab¨ªa dos encuentros en uno, el que jug¨® el Bar?a y el de La Pulga, que dej¨® un nuevo gol para el recuerdo, un momento sublime, poco despu¨¦s de que la afici¨®n se irritara con la figura argentina por su empe?o en convertir en extraordinaria la jugada m¨¢s normal del mundo. Messi necesita procesar el f¨²tbol a su manera, y a veces sorprende a su propio equipo, que le mima, le adora, le consiente todas las cosas, incluso que sea titular y no le cambien nunca por ley. Hoy jug¨®, por supuesto, y marc¨® un gol, el segundo de la cuenta, el mejor, que no el decisivo, porque el equipo fue tambi¨¦n capaz de marcar sin que la pelota pasara por los pies de La Pulga.
BARCELONA, 4- ZARAGOZA, 0
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Piqu¨¦, Puyol, Maxwell; Xavi (Thiago, m.56), Keita, Cesc (Villa, m.67); Cuenca, Messi y Alexis (Iniesta, m.56). No utilizados: Pinto; Font¨¤s, Abidal y Mascherano.
Zaragoza: Roberto; Ju¨¢rez, Lanzaro, Mateos, Paredes (Abraham, m.80); Ponzio, Meira; Barrera (Lafita, m.45), Luis Garc¨ªa (Micael, m.45), Juan Carlos; y Postiga. No utilizados: Alcolea; Zuculini, Ort¨ª y Edu Oriol.
Goles: 1-0. M. 18. Piqu¨¦ cabecea una falta botada por Xavi. 2-0. M. 43. Messi cruza con la derecha un pase Cesc. 3-0 M. 53. Lanzaro y Puyol rematan al alim¨®n. 4-0. M. 75. Villa cabecea una asistencia de Cuenca.
?rbitro: Undiano Mallenco. Amonest¨® a Lanzaro, Ju¨¢rez, Piqu¨¦ y Micael.
66.692 espectadores en el Camp Nou.
Apret¨® el Barcelona desde la salida, muy bien puesto en la cancha, intenso en la presi¨®n, empe?ado en filtrar el ¨²ltimo pase y en facilitar la llegada de la segunda l¨ªnea antes que armar un buen tiro a porter¨ªa. Abierto el campo con dos extremos naturales como Cuenca y Alexis, el juego se centrifug¨® alrededor de Messi, y la pelota no se mov¨ªa del balc¨®n del ¨¢rea del Zaragoza, incapaz de atravesar la l¨ªnea de medio campo. Hubo un instante en el que incluso Messi advirti¨® a Cuenca que no centrara por centrar mientras la defensa de ayudas montada por Aguirre le rebanaba reiteradamente la pelota a Alexis S¨¢nchez. La hinchada apostaba a que el partido se romper¨ªa por el sitio que decidiera La Pulga. Y ya se sabe que las maniobras de Messi alimentan el suspense sin que necesariamente tenga que crear ocasiones de gol o, cuanto menos, de forzar la intervenci¨®n del portero.
El f¨²tbol azulgrana es tan din¨¢mico y virtuoso que los rivales descansan cuando defienden las jugadas de estrategia, como si los goles a bal¨®n parado no fueran propios del repertorio del Bar?a, no fueran v¨¢lidos o estuvieran fuera del guion de sus partidos. La zaga ma?a, exigida desde que pis¨® el campo, se afloj¨® a la salida de un libre indirecto botado por Xavi y Piqu¨¦ cabece¨® a la red de Roberto.
El gol, sin embargo, no vari¨® para nada el paisaje del encuentro. Hab¨ªa decidido Messi que no val¨ªa si no se resolv¨ªa a su manera, as¨ª que el bal¨®n no se solt¨® nunca de los cordones de la bota de La Pulga. Hubo un momento en que se recre¨® tanto que su sombra acab¨® por quitarle el cuero. Excelso en la elaboraci¨®n, el zurdo argentino penalizaba en la definici¨®n, a veces excesivamente ret¨®rico y a menudo obstaculizado por Roberto. Y que se sepa no hay nadie capaz de llevarle la contraria a Messi. Mereci¨® la pena aguardar el gol del 10. Asistido por Cesc, Messi recibi¨® de espaldas a la porter¨ªa con la derecha, le dio continuidad al bal¨®n con un excelente control orientado, regate¨® con la zurda al central que sali¨® a su paso y cruz¨® a la red sobre la salida del meta con la diestra.
Una vez complacido Messi y resuelto el partido, hubo tiempo suficiente para distraerse con cosas menores y, sin embargo, no menos importantes, como el gol de Puyol despu¨¦s de un arrebato ofensivo del central, que no par¨® de bracear y mover las piernas hasta meter el cuero en la porter¨ªa; o un desborde del excelente Juan Carlos, que le sac¨® dos metros a Alves en una carrera estupenda; o el cabezazo de Villa a centro de Cuenca, una acci¨®n propia de un equipo que juega con extremos y un ariete como El Guaje, reconciliado con el gol.
Nada tuvo que decir el Zaragoza en un d¨ªa m¨¢s bien desagradable. El Camp Nou no se le da bien al equipo aragon¨¦s, abatido por alto y por bajo, v¨ªctima de la voracidad del Bar?a y de la sensibilidad de Messi. Jugaron con determinaci¨®n los muchachos de Guardiola, para nada afectados por el virus FIFA ni por el calendario, y Messi volvi¨® a dejar su se?al de genio cuando no hac¨ªa falta y se le invitaba a parar. No descansa ni da tregua La Pulga y bien que lo agradece el Barcelona. Ambos ganaron su partido.
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