La odisea de Coentr?o
Mourinho exprime la polivalencia del portugu¨¦s, que ya ha sido alineado en cuatro puestos distintos
La presencia de Fabio Coentr?o en el lateral derecho, el s¨¢bado ante el Sporting, fue un reflejo del estatus de que goza el jugador portugu¨¦s en el actual Madrid. Hay futbolistas, como Albiol, Granero o Kak¨¢, que cada d¨ªa descubren un competidor nuevo, alguien que les presenta un obst¨¢culo, una decisi¨®n que les posterga en el banquillo o les deja fuera de la convocatoria en los momentos importantes. Son los que est¨¢n en declive. En la escala jer¨¢rquica de la plantilla, Coentr?o va en direcci¨®n contraria. El hombre vive en ascenso. Algo que, muchos en el vestuario, intuyeron que ocurrir¨ªa tarde o temprano. Como adem¨¢s es un jugador cumplidor, tampoco da motivos para la queja. En el Molin¨®n (3-0) supo frenar a Miguel de las Cuevas. Se apoy¨® en su perfil zurdo para cortar las diagonales del extremo rival y cont¨® con la inestimable capacidad de Lass para acudir al cierre cada vez que le tomaron la espalda.
La plantilla del Madrid cuenta con cuatro recambios para el lateral derecho: Ramos, Arbeloa, Lass y Albiol. Sin embargo, Mourinho eligi¨® a Coentr?o. La decisi¨®n result¨® novedosa. Obedeci¨®, primero, a los problemas f¨ªsicos de Arbeloa, a quien el t¨¦cnico dej¨® en Madrid recuper¨¢ndose. En segundo lugar, Mourinho no quiso sacrificar a Lass en el costado para perderlo en el medio. Opt¨® por darle al franc¨¦s la manija del equipo porque no ve en Coentr?o aptitudes para jugar de mediocentro sin la compa?¨ªa de una referencia como Alonso o el propio Lass. Ante la disyuntiva, mand¨® a Coentr?o a la banda y form¨® el eje con Lass y Khedira, una pareja que lleva m¨¢s de un a?o alternando en esa zona.
La elecci¨®n de Mourinho, adem¨¢s, tuvo dos lecturas m¨¢s pol¨ªticas. La primera es que no quiere tocar a Ramos, convertido en verdadero caudillo de la zaga, catalizador del sentimiento de los jugadores espa?oles de la plantilla. Ramos llevaba a?os reclamando un puesto en el eje de la defensa y la proximidad del cl¨¢sico le afianza. Mourinho comprende que para no perder la cohesi¨®n que ha promovido en el vestuario le conviene dejar las cosas como est¨¢n. La segunda lectura es la marginaci¨®n de Albiol, dolorosa en la medida en que comparte amistad con los capitanes, Casillas y Ramos. El partido de Valencia, en el que Mourinho coloc¨® a Albiol en el lateral derecho, contribuy¨® a devaluar su posici¨®n a los ojos de un entrenador que arranc¨® la temporada apostando por Varane. En Mestalla, Albiol pas¨® un mal rato. No es un lateral puro, le cuesta girarse y se encontr¨® varias veces superado por Mathieu.
Mourinho tiene ganas de apostar por Coentr?o y lleva un mes busc¨¢ndole un lugar en el equipo que se medir¨¢ al Bar?a el pr¨®ximo s¨¢bado. Que el t¨¦cnico se pasara medio verano pidiendo su fichaje, y que el Madrid pagara 30 millones de euros por ¨¦l, es una circunstancia que identifica su credibilidad con la suerte del futbolista. Comenz¨® por hacer planes para situar al jugador en el lateral izquierdo, pero cada vez que ha mandado a Marcelo al banquillo para hacerle hueco se ha encontrado con la resistencia del brasile?o, que le ha discutido las decisiones con actitudes desafiantes. Esto pas¨® en la vuelta de la Supercopa y en Anoeta. Las dificultades de encontrarle un sitio en el costado izquierdo empujaron al entrenador a alinearle a la par que Alonso frente al Zaragoza y el Atl¨¦tico en Liga, y contra el Dinamo en Liga de Campeones. Tambi¨¦n le ha puesto como extremo por izquierda en campo del Levante. La variedad de posiciones en las que ha comparecido el zurdo de Vila do Conde le animan a pensar que el responsable de tanto ajetreo debe ser un superdotado. Coentr?o lo repite desde que pis¨® Madrid: "Mourinho es el mejor entrenador del mundo".
El regreso del sancionado Alonso, previsto para el cl¨¢sico, pone las condiciones para que Coentr?o vuelva a oficiar de escolta de alg¨²n especialista en el centro del campo. Mourinho deber¨¢ sacrificar a Lass, Khedira o incluso ?zil si quiere ponerle all¨ª en el d¨ªa m¨¢s grande del f¨²tbol espa?ol. Ya sabe que solo, en la parte ancha del campo, no le puede dejar. Pero contra el Bar?a, solo, en todo caso, se quedar¨¢ Cristiano. Los planes y las pr¨¢cticas en Valdebebas anuncian un partido con grandes emobotellamientos en el centro del campo. Se buscan zapadores, obstructores atl¨¦ticos, gente dispuesta a derrochar energ¨ªa para impedir el paso de las hordas de Guardiola. Se buscan jugadores dispuestos a obedecer la orden de renunciar al bal¨®n con tal de frenar al adversario. Coentr?o responde al perfil en multitud de demarcaciones. Ha recorrido un largo camino para llegar hasta aqu¨ª.
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