Woods saca el Tigre que lleva dentro
El estadounidense gana su primer t¨ªtulo en m¨¢s de dos a?os y tras 26 torneos, y lo celebra con toda la rabia acumulada por sus malos momentos
Ruge por fin El Tigre de nuevo. Con todas las ganas, con toda la rabia acumulada por dos a?os de abstinencia que han puesto en jaque la carrera de un mito del golf. Era el ¨²ltimo golpe, el putt del hoyo 18 en el Chevron World Challengue, en la California que vio nacer y crecer la leyenda. El Tigre necesitaba un birdie para culminar la remontada, para volver a escalar hasta la primera posici¨®n, para que pudieran volver a decir su nombre como ganador de un t¨ªtulo. Rod¨® la bola, entr¨® el golpe y El Tigre lo celebr¨® como en los viejos tiempos, con el pu?o apretado con fuerza, con los b¨ªceps mostrando toda su potencia, con la cara y el grito que todos los rivales asociaron durante tantos a?os al gran dictador de este deporte.
Vestido de rojo, el color de sus victorias, el de los domingos ganadores, Tiger conquist¨® su primer t¨ªtulo en m¨¢s de dos a?os, desde el Masters de Australia que levant¨® un lejan¨ªsimo 15 de noviembre de 2009. Rompi¨® una racha de 26 campeonatos oficiales consecutivos sin vestirse de ganador, de 749 d¨ªas sin presumir de la m¨¢s simple corona. Tiger recordar¨¢ los 278 golpes, 10 bajo par, uno de ventaja sobre Zach Johnson, con los que parece haber vuelto definitivamente a la vida. Sus dos birdies en los tres ¨²ltimos hoyos son para ¨¦l como una resurrecci¨®n.
Todo se rompi¨® en mil pedazos poco despu¨¦s de aquella victoria en noviembre de 2009. Al mes siguiente, una pelea matrimonial destap¨® una serie de infidelidades que pusieron patas arriba su vida y su carrera. Hasta el punto de dejar el golf moment¨¢neamente, de castigarse con una exhibici¨®n de perd¨®n p¨²blico ante las c¨¢maras de medio mundo, hasta confesarse culpable de ser una mala persona, perder patrocinadores y ver tambalearse todo su imperio. Las lesiones hicieron el resto y Tiger baj¨® a los infiernos.
El reto de Tiger
Su penitencia ha sido larga y dura. Su regreso a la superficie ha sido como el de un pez que lucha por no ahogarse. Si ha sacado definitivamente la cabeza del agua se ver¨¢ en los pr¨®ximos meses. Por ahora, Tiger tiene por fin algo que celebrar. El t¨ªtulo n¨²mero 83 de su carrera (una barbaridad; solo Sam Snead y Jack Nicklaus tienen m¨¢s victorias en el circuito estadounidense), el ascenso del puesto 52 al 21 del mundo. Su abrazo con su nuevo caddie, Joe Lacava, despu¨¦s de su traum¨¢tica separaci¨®n de Steve Williams, su acompa?ante en sus tiempos de gloria, estaba m¨¢s que justificada.
"Estaba muy nervioso, claro. Siempre lo estoy al final de un torneo cuando puedo ganar. Cuando ten¨ªa la presi¨®n de los dos ¨²ltimos hoyos, di tres de los mejores golpes de toda la semana. Ahora soy mejor cada vez. S¨¦ que hac¨ªa mucho tiempo que no ganaba, pero tampoco siento que haya sido tanto porque ¨²ltimamente me sent¨ªa c¨®modo", dijo un euf¨®rico Woods, aclamado otra vez por la multitud que siempre le sigue y corea sus golpes, y que incluso mand¨® algunas botellas de champa?a al centro de prensa.
El mundo del golf se hace repetidamente dos preguntas sobre Tiger Woods. La primera es: ?Volver¨¢ a ganar un grande? Casi todos los jugadores asienten con la cabeza sin excesivas vacilaciones. Woods cumplir¨¢ 36 a?os el pr¨®ximo 30 de diciembre, parece recuperado de sus lesiones, es un portento f¨ªsico y un jugador rob¨®tico, de movimientos casi perfectos, de laboratorio, y despu¨¦s de dos a?os est¨¢ con apetito por aumentar su lista de 14 majors. La respuesta afirmativa parece l¨®gica.
No tanto as¨ª para la segunda pregunta: ?Alcanzar¨¢ Tiger el r¨¦cord de 18 grandes de Nicklaus? Si bien la mayor¨ªa de jugadores piensan que volver¨¢n a verle arriba, muy pocos creen que vuelva a dominar este deporte como lo hizo en la d¨¦cada pasada, y las dudas se ampl¨ªan al cuanto a la marca del Oso Dorado. Ese ser¨¢ el gran reto de Tiger. No solo ganar un grande, sino volver a sembrar el temor entre sus contrincantes, volver a ganarse el respeto de anta?o, volver a hacer creer que el r¨¦cord de Nicklaus caer¨¢.
Sin un grande desde 2008
Tiger no gana un grande desde el US Open de 2008. En los 11 a?os anteriores, Woods coleccion¨® 14 majors. Ah¨ª se ha quedado estancada su producci¨®n. Desde entonces est¨¢ seco en las mejores citas. Entre 2009 y 2011, Tiger ha acariciado la gloria. Ha quedado seis veces clasificado entre los 10 mejores en un major. La ¨²ltima vez, el cuarto puesto del pasado Masters. Augusta disfrut¨® entonces de algunas peque?as dosis del mejor Woods. Por momentos, las gradas del National Club volv¨ªan a temblar a su paso, los aficionados volv¨ªan a querer al hombre al que hab¨ªan crucificado por sus infidelidades y por traicionar el cl¨¢sico modelo de familia americana. Pero el seguidor desea en el fondo volver a querer a Tiger.
Es la historia de una redenci¨®n, de un perd¨®n, y El Tigre encarna al arrepentido perfecto, al hombre que cay¨® desde su pedestal y ahora intenta levantarse con humildad. Despu¨¦s del cuarto puesto del Masters, no jug¨® ni el US Open ni el Brit¨¢nico por lesi¨®n, y se qued¨® fuera del corte en el Campeonato de la PGA. Ya ha tenido bastante castigo.
En el a?o 2000, Tiger gan¨® nueve t¨ªtulos, entre ellos tres grandes. Entre 2005 y 2009 no pasaron nunca seis torneos seguidos sin que Woods echara la mano a una copa de campe¨®n. El Tigre era el l¨ªder mundial en un buen pu?ado de estad¨ªsticas. Y de ganancias, claro. Era el dios del golf. Han pasado dos a?os entre tinieblas para ¨¦l. Y ha regresado. Como titul¨® la p¨¢gina de la PGA: "Hola de nuevo, mundo".
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