Un ¡®irreductible¡¯ en el banquillo
Di Canio dirige con la misma pasi¨®n e intensidad con la que se desplegaba sobre el c¨¦sped
Ya lo advert¨ªa hace medio a?o, cuando desembarc¨® en la peque?a localidad de Swindon y tom¨® las riendas del equipo, reci¨¦n descendido a la Ligue Two -la Cuarta Divisi¨®n inglesa-: "No se puede mantener a un le¨®n en una jaula". Por m¨¢s que se camufle detr¨¢s de trajes de Armani, modere su dial¨¦ctica e intente guardar las apariencias, Paolo Di Canio (Roma, 1968) contin¨²a siendo el mismo. El mismo que alzaba el brazo, al estilo fascista, para festejar un triunfo contra el Roma en un derbi en el Ol¨ªmpico; el mismo que cuando ingres¨® en el primer equipo del Lazio todav¨ªa acud¨ªa a la grada ultra del equipo y compart¨ªa correr¨ªas con los Irriducibili, los hinchas m¨¢s fan¨¢ticos del club romano; el mismo que loaba a Mussolini de forma p¨²blica y exhib¨ªa con orgullo el nombre del Duce en su piel.
Han pasado ya tres a?os desde que el italiano, uno de los futbolistas m¨¢s controvertidos de los ¨²ltimos tiempos, colgase las botas e iniciase su aprendizaje para dar el salto a los banquillos. Sin embargo, conserva su esencia; dirige como jugaba. "Solo manda ¨¦l. Si est¨¢s de acuerdo, bien. De lo contrario, mejor que est¨¦s callado", desliza el vasco Lander Gabilondo, fino centrocampista que aterriz¨® en el Swindon Town tras su paso por los filiales de la Real Sociedad y Osasuna, testigo directo del estricto m¨¦todo implantado por Di Canio en el Swindon, cuarto clasificado y que en la campa?a 1992-93 milit¨® en la Premier League; "nunca he visto a nadie llevarle la contraria. Es un l¨ªder nato, un gran motivador, pero el que no est¨¦ con ¨¦l est¨¢ fuera del equipo".
El exfutbolista, tambi¨¦n como t¨¦cnico, concibe todo desde el exceso. Siempre efusivo, con un extenso repertorio de aspavientos, el episodio del pasado s¨¢bado, cuando el Swindon fue el ¨²nico equipo de las categor¨ªas inferiores capaz de tumbar a uno de la m¨¢xima categor¨ªa en la FA Cup, al Wigan, volvi¨® a delatarle. "Es el d¨ªa m¨¢s feliz de mi carrera", expuso Di Canio, que rompi¨® a llorar nada m¨¢s terminar el encuentro, despu¨¦s de darse un ba?o de masas y apuntar con sus dedos ¨ªndices al cielo, en recuerdo de su padre Don Ignazio, recientemente fallecido; "el club deber¨ªa hacer algo. Lo que han hecho estos chicos es hist¨®rico. No digo que eleven una estatua, pero deber¨ªan grabar sus nombres en una placa y ponerla en el estadio".
Solo manda ¨¦l. Si est¨¢s de acuerdo, bien. De lo contrario, mejor que est¨¦s callado Gabilondo, ex jugador de Di Canio
Di Canio no entiende de medias tintas. Por eso, nada m¨¢s fichar por el equipo, dijo: "Quiero 100 Paolos Di Canios conmigo". El Swindon arranc¨® el curso con 29 futbolistas; una semana despu¨¦s la cifra se redujo a 23; despu¨¦s reclut¨® como cedidos a cinco jugadores de los que solo siguen dos; y ahora, hace solo tres semanas, el preparador apart¨® a otros cinco. "Es as¨ª, una noria, un hombre de contrastes. El todo o la nada", describe Gabilondo, que detalla: "Si perdemos, todo es una cat¨¢strofe y nos quiere echar a todos, pero si ganamos, somos los putos amos. Te hace estar un poco agarrotado y, si haces un pase malo, date por jodido... Est¨¢s siempre en el alambre, pero tambi¨¦n te pone a cien, es un gran psic¨®logo. Su discurso es muy directo, muy incisivo. Nos hace creer que somos los mejores, que somos imbatibles. Lo basa todo en la agresividad del equipo. Sales como una moto".
Con el italiano al frente, no existe el derecho a la r¨¦plica. Bien lo saben sus ayudantes, a los que comenta cada acci¨®n pero de los que no admite comentario alguno. Como indica la prensa inglesa, planifica todo al dedillo y exprime a los jugadores en los entrenamientos. "Nos exige el 200 por cien, cero relajaci¨®n", apunta Gabilondo, que detalla su incorporaci¨®n al equipo: "Yo entrenaba con el Doncaster Rovers, de la Championship -la Segunda inglesa-. Me siguieron, les gust¨¦ y me llamaron. Pero cuando llegu¨¦, me dijeron que necesitaban verme una semana m¨¢s. No toqu¨¦ el bal¨®n ni un d¨ªa. Ya sab¨ªan c¨®mo jugaba, pero quer¨ªan ver el umbral de sufrimiento que ten¨ªa". Pudo comprobarlo tambi¨¦n el delantero Leon Clarke, con el que el t¨¦cnico se li¨® a mamporros camino del t¨²nel de vestuarios tras un partido de la Carling Cup, despu¨¦s de que el chico se quejase de que corr¨ªa en exceso y llegaba fundido a la porter¨ªa. Dur¨® 10 d¨ªas en el club.
Pese a que reconoce que sus hijas le han "domesticado un poco", Di Canio es pura pasi¨®n. La misma que reclama a los suyos sobre el tapete. "Algunos jugadores tienen el car¨¢cter de un chihuahua", critic¨® tras una derrota ante el Macclesfield; "no puedo convertir un chihuahua en un rottweiler. Pueden ser chihuahuas orgullosos, pero siguen siendo chihuahuas. Muchos de mis jugadores se comportan como chihuahuas lejos de casa. Esta es la verdad". Su crudeza delante de los micros, sin embargo, no impide que la plantilla se adhiera a su causa. "Es muy transparente, siempre va de frente. Fuera del f¨²tbol te trata muy bien. Se desvive por sus jugadores, porque est¨¦s bien y porque no te falte de nada. Vive por y para nosotros. Por y para el f¨²tbol", explica Gabilondo; "siempre nos exige m¨¢ximo respeto al ¨¢rbitro y a los rivales". "Entiendo que se enfaden, pero no deben hacer lo que hice yo en alguna ocasi¨®n", argumenta el italiano.
Poco parecen importarle los patinazos de su t¨¦cnico al Swindon, por cuyo banquillo ya han desfilado hombres como el c¨¦lebre Osvaldo Ardiles, ex del Tottenham y campe¨®n del mundo con Argentina en 1978, o Lou Macari, exjugador del Manchester United. Ni tan siquiera las multas de la Federaci¨®n inglesa porque el italiano haya destrozado un vestuario o haya invadido el c¨¦sped en pleno partido para festejar un gol. Ni que la empresa GMB retirase su patrocinio al club por la tendencia filofascista de Di Canio. Desde su llegada, la asistencia a The County Ground se ha duplicado (ha pasado de 5.000 a 10.000 de media, y en el partido ante el Wigan asistieron 15.000 espectadores) y la hinchada, que le entona La donna ¨¨ mobile de Verdi cada partido, est¨¢ encantada. "Lo recibieron con escepticismo, pero ahora es un h¨¦roe en la ciudad. Engancha much¨ªsimo, me recuerda a Mourinho", precisa Gabilondo; "siempre nos dice que su objetivo es ser el mejor entrenador del mundo, que si no estar¨ªa perdiendo el tiempo". El le¨®n, ahora de traje y corbata, sigue al acecho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.