Un Atl¨¦tico de v¨¦rtigo
Ayudado por el colegiado, el pase de Diego y el remate de Falcao, el el¨¦ctrico equipo de Simeone desarticula a un Villarreal tieso (3-0)
Uno, dos, tres y disparo. El Atl¨¦tico ya no teje, sino que rompe y rasga. Ha pasado de expandirse a lo ancho a desplegarse a lo largo. Acelerado, re?ido con el juego reflexivo, atado a un f¨ªsico superdotado. Todo a una velocidad de v¨¦rtigo que incomod¨® y super¨® a un Villarreal de post¨ªn, rival de lo m¨¢s tieso y despersonalizado, reversionado y lejos del toque y pase que en su d¨ªa defendi¨®. Tampoco se parece este Atl¨¦tico al de Manzano; le han bastado dos semanas al Cholo Simeone para contagiar su furia futbolera, para confeccionar un equipo el¨¦ctrico con juego espor¨¢dico y remate certero. Tiene mimbres para ello, con Diego en la sala de m¨¢quinas y con Falcao en el ¨¢rea opuesta. Le sobr¨®, incluso, el cable que le tir¨® el colegiado.
ATL?TICO, 3-VILLARREAL, 0
Atl¨¦tico: Courtois; Juanfran, Miranda, God¨ªn, Filipe Luis; Diego (Pizzi, m. 85), Gabi, Tiago, Arda Turan (Salvio, m. 63); Adri¨¢n (Koke, m. 79) y Falcao. No utilizados: Asenjo, Pulido, Antonio L¨®pez, Assun?ao.
Villarreal: Diego L¨®pez; ?ngel, Gonzalo, Zapata, Oriol; Bruno, De Guzm¨¢n (Musacchio, m. 46); Hern¨¢n P¨¦rez (Castellani, m. 46), Borja Valero, Cani (Joselu, m. 78); y Nilmar. No utilizados: Mari?o; Mario, Marchena y Senna.
Goles: 1-0. M. 40. Falcao resuelve en el ¨¢rea chica tras un pase de Adri¨¢n. 2-0. M. 51. Falcao, de penalti. 3-0. M. 80. Diego aprovecha un pase de Luis Filipe.
?rbitro: Turienzo ?lvarez. Mostr¨® la cartulina amarilla a Diego L¨®pez, Arda Turan, Tiago y Diego.
Estadio Calder¨®n. 30.000 espectadores.
Pretende Simeone que se muerda el c¨¦sped a bocados, que se reduzca al rival con el aliento, que se pierda un poco el toque en pos de la intensidad. Menos pase y m¨¢s pegada; reducir el tiempo de pensamiento del contrario para ganar tiempo de ejecuci¨®n propio. Si bien no result¨® la propuesta por el flanco izquierdo, donde Luis Filipe seleccion¨® con recelo sus subidas y Tur¨¢n chirri¨® al no desligarse de la l¨ªnea de cal, la banda derecha fue un torbellino -en ocasiones desajustado, pero torbellino al fin y al cabo-, donde Juanfran y Diego resultaron excelentes. Hab¨ªa una hoja de ruta, un ideario punzante. Muy lejos de lo que result¨® ser el Villarreal.
Con Molina en el banquillo se presumi¨® en el primer partido de actitud y gallard¨ªa, m¨¢s all¨¢ del empate final ante el Valencia. En el Calder¨®n, sin embargo, se diluy¨® el adjetivo calificativo para quedar en un equipo raqu¨ªtico, de idea exigua, falto de pie y nulo para encontrar rampas de ataque. Recogido, se abrig¨® en su casa y no practic¨® nada que no fuera el desplazamiento singular de Borja Valero y el regate ocasional de Cani. Dos virtudes en un oasis porque el equipo no se las arregl¨® en momento alguno para sacar el bal¨®n con criterio desde atr¨¢s, porque no lo reparti¨® en la medular y tampoco filtr¨® pases a Nilmar, tan desenganchado del juego colectivo que ni siquiera tir¨® desmarques. Se content¨® el equipo con defender. Todo un castigo a ojos del aficionado del Villarreal, acostumbrado al caviar. Pero no da para m¨¢s. Y eso es muy poco, al menos para este Atl¨¦tico, que con Simeone -al igual que ocurriese con Manzano- se muestra de lo m¨¢s fiable en El Calder¨®n.
La efervescencia del Atl¨¦tico se tradujo en Juanfran, un extremo que ocup¨® plaza de lateral y que actu¨® de interior, atornillado en campo ajeno. Su presencia, aunque no capital, s¨ª que resquebraj¨® a la zaga rival, descompuesta a cada ascensi¨®n. Pero Juanfran, como una an¨®nima obra de teatro, seduce por su excelente principio (desmarque), atrapa por su magn¨ªfica trama (regate) y se desbrava con un desastroso final (centro o remate). Sus percusiones, en cualquier caso, fueron posibles porque Diego tiene libertad de movimientos en ataque -que no en defensa, exigido a cerrar al interior rival-, porque siempre tira hacia dentro para lanzar el pase definitivo. Doble arma porque cuando Juanfran centr¨® bien, Falcao remat¨® para probar a Diego L¨®pez y Turan lo estrope¨® con una prolongaci¨®n de tobillo; porque Diego se invent¨® una asistencia que Adri¨¢n no supo finiquitar, acosado por un arrebato de generosidad, quiz¨¢ un pecado para el delantero centro, al pasar sin tino a Falcao. Pero Adri¨¢n no perdona dos veces. Tampoco Falcao. Y menos si tienen la ayuda arbitral.
Resbala Arda Turan en el sistema de Simeone por su falta de movilidad y sangre caliente del mismo modo que congenia Tiago. Futbolista indefinido para muchos t¨¦cnicos porque no se sabe a qu¨¦ juega, si ataca o defiende, si viene o va, con El Cholo se siente m¨¢s que a gusto porque se le exige hacer de todo, romper y crear, jugar como cierre en defensa y actuar como primer o segundo pase en ataque. Incluso tiene licencia para dar un paso al frente si nadie le incordia a su espalda. Como en esa ocasi¨®n que se plant¨® en el balc¨®n del ¨¢rea y solt¨® el cuero por arriba de la zaga, a la carrera de Adri¨¢n y a la conclusi¨®n definitiva de Falcao. Un gol que pudo ser anulado porque Adri¨¢n arranc¨® en fuera de juego por mil¨ªmetros, validado porque el linier aplic¨® la ley de que en caso de duda no se sanciona.
Un tanto, en cualquier caso, que no escond¨ªa la fiereza del Atl¨¦tico ni la ramploner¨ªa del rival, tambi¨¦n castigado en el segundo tanto porque Falcao not¨® un ligero contacto fuera del ¨¢rea y se tir¨® a la lona, aunque ya dentro de la caja del portero. Penalti que no fue y gol de nuevo de Falcao, delantero renovado porque recibe centros de los laterales y porque absorbe pases interiores en el ¨¢rea contraria. Nada nuevo contra el Villarreal, al que ya rompi¨® el curso anterior en las semifinales de la Liga Europa con cinco goles.
No hubo r¨¦plica alguna del Villarreal, desconfigurado y falto de identidad, incluso de bal¨®n. Por lo que Diego, crecido, tambi¨¦n se anim¨® a llegar desde la segunda l¨ªnea, a dormir un centro de Luis Filipe y pasar, esta vez, a la red. Tercera diana del renovado Atl¨¦tico, mucho m¨¢s ofensivo de lo que se mostr¨® a domicilio, mucho m¨¢s vertical y da?ino de lo que deslizaban las palabras de su entrenador. Resulta que al pase, Simeone le ha a?adido gol. Le queda por expresarse, en cualquier caso, fuera de casa, la tarea pendiente y definitiva para que Manzano perdiera la silla.
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