Talento subversivo
Gemma Mengual, a punto de cumplir 35 a?os, se retira de la nataci¨®n sincronizada tras situar a Espa?a entre las grandes potencias
Se hab¨ªa quitado la gomina y soltado la melena de leona. El autob¨²s la llevaba desde la piscina, en una isla del r¨ªo San Lorenzo, al centro de Montreal. Iba cruzando el puente mientras respond¨ªa a las preguntas de un curioso que quer¨ªa aprender sobre la competencia en el m¨¢ximo nivel de la nataci¨®n. El pardillo le pregunt¨® si comer donuts era un lastre insoportable para un nadador. Ella, que acababa de cerrar los Mundiales de 2005 con una cosecha de cuatro medallas y estaba a punto de irse de vacaciones a Nueva York, hizo un adem¨¢n aristocr¨¢tico y, un poco cansada de tanta ch¨¢chara, respondi¨®:Yo no tengo que luchar contra mi cuerpo. Yo tengo un cuerpo perfecto para esto.
A punto de cumplir los 35 a?os, Gemma Mengual, la mujer del cuerpo perfecto para vivir en el agua, acaba de anunciar su retirada de la nataci¨®n de ¨¦lite. La decisi¨®n no ha sido sencilla. Pero su obra le reserva un lugar entre las nadadoras m¨¢s carism¨¢ticas de todos los tiempos, junto a Sylvie Frechette, Olga Sharapova, Virginie Dedieu y Natalia Ischenko.
Gemma siempre fue consciente de su talento y su ambici¨®n. Supo reunir los dones y tuvo el coraje de abrirse paso en un mundo desconocido. Su gu¨ªa fue otra revolucionaria: Anna Tarr¨¦s. Desde que unieron sus fuerzas en 1992 la nataci¨®n sincronizada no fue igual. No solo transformaron un deporte residual en una m¨¢quina de producir resultados inaccesibles para otras ramas de la nataci¨®n espa?ola en los Mundiales y los Juegos Ol¨ªmpicos. Tambi¨¦n cambiaron la sensibilidad del resto de los pa¨ªses hacia una disciplina en la que la guerra fr¨ªa hab¨ªa dejado una huella helada de mecanizaci¨®n. Desde los Mundiales de Barcelona, en 2003, el impacto de Gemma gener¨® una persistente onda expansiva.
Despu¨¦s de conquistar
Cuando las rusas y las japonesas vieron la expresividad magn¨¦tica de Gemma en las coreograf¨ªas atrevidas de Tarr¨¦s, todo empez¨® a cambiar. Atra¨ªa la atenci¨®n con la habilidad sutil de las grandes bailarinas. Sus actuaciones en el d¨²o y el solo eran evocadoras del universo dram¨¢tico que trascend¨ªa la sincronizaci¨®n pura. Era capaz de imprimir a cada figura un sello art¨ªstico personal. En un deporte en el que nadie se atrev¨ªa a romper con los viejos c¨¢nones, traz¨® un nuevo programa. El suyo. Fue una subversiva a la que le cost¨® ser justamente valorada por jueces que proven¨ªan de las viejas estructuras. Pero su legado es palpable. Hoy, las rusas, las japonesas, las canadienses o las estadounidenses, representantes de las potencias tradicionales, han incorporado el estilo espa?ol.
Gemma actu¨® con inteligencia para dar un paso al costado y salirse de la piscina en el momento justo. El anuncio de su retirada se produce tras dos a?os de vacilaciones. Cuando acabaron los Mundiales de Roma, en 2009, despu¨¦s de conquistar su primer oro, resolvi¨® cambiar de prioridades. A los 32 a?os, estaba agotada de las sesiones interminables de seis d¨ªas por semana que exige la carrera ol¨ªmpica. En 2010 tuvo un hijo, Nil, y abri¨® un restaurante de comida japonesa en Sant Cugat. Pero los nuevos proyectos no consiguieron distraerla por completo. So?¨® con volver a las largas jornadas de sol y cloro. Y tram¨® un regreso.
Hace un a?o, Gemma se present¨® ante sus compa?eras y comenz¨® a entrenarse por separado. Metida en el agua, examin¨® su resistencia, su flexibilidad, su disposici¨®n de ¨¢nimo. As¨ª pas¨® los d¨ªas mientras el equipo se pon¨ªa a punto para disputar los Mundiales de Shangh¨¢i.
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