Dos mejor que once
Lavezzi y Cavani impulsan al N¨¢poles y destrozan a un Chelsea (3-1) sin ingenio ni f¨²tbol
Cavani y Lavezzi acentuaron el destartalo definitivo del Chelsea, un equipo sin pies ni cabeza, sin orden ni pegada, sin ingenio ni nada. Dos delanteros bastaron para desbrozar al impersonal equipo de Villas-Boas, condenado ya al juicio final de Abram¨®vich, que presta la chequera, pero no la toma de decisiones, hastiado a m¨¢s no poder porque es incapaz de gobernar Europa, su sue?o, su lustrosa quimera. Culpa, ahora, de Lavezzi y Cavani, dos delanteros de arrea, competitivos como pocos cuando la ocasi¨®n lo exige, como ya demostraron en la liguilla de la Champions al descascarillar al Villarreal y el Manchester City. Su juego de toque, movimiento y remate result¨® tan abundante como definitivo.
N¨¢poles, 3 - Chelsea, 1
N¨¢poles: De Sanctis; Campagnaro, Cannavaro, Aronica; Maggio, Inler, Gargano, Z¨²?iga; Hamsik (Pandev, m. 82), Cavni y Lavezzi (Dzemaili, m, 74). No utilizados: Rosati; Grava, Dossena, Fern¨¢ndez y Britos.
Chelsea: Cech; Ivanovic, Cahill, David Luiz, Bosingwa (Ashley Cole, m. 12); Ramires, Meireles (Essien, m. 70), Malouda (Lampard, m. 70); Sturridge, Drogba y Mata. No utilizados: Turnbull; Mikel, Torres y Kalou.
Goles: 0-1. M. 27. Mata aprovecha el error de Cannavaro. 1-1. M. 38. Lavezzi, con un chut desde fuera del ¨¢rea. 2-1. M. 45. Cavani remata con el brazo un centro de Inler. 3-1. M. 65. Lavezzi, tras un pase de Cavani.
?rbitro: Velasco Carballo (Espa?a). Mostr¨® la cartulina amarilla a Cavani, Meireles y Cahill.
San Paolo: 60.000 espectadores.
Pretende Villas-Boas en el Chelsea una severa transformaci¨®n que, de momento, no pasa de simple descomposici¨®n. Un proceso encasquillado porque el cambio generacional desfigura la imagen del club ¡ªLampard, Torres y Cole, estrellas medi¨¢ticas, empezaron el duelo en San Paolo en el banquillo, algo impensable hace unos meses¡ª y contagia el tembleque a la afici¨®n, que ya pone en entredicho al t¨¦cnico. El problema blue, en cualquier caso, es que juega rematadamente mal, sin una salida limpia, sin profundidad ni vigor en los costados porque prefiere el pasillo interior, sin enlazar tres pases en campo ajeno y con unos agujeros definitivos en la zaga. Deficiencias determinantes. Jauja para el pie de Inler y el oportunismo de Cavani y Lavezzi.
Para el N¨¢poles, que entiende el f¨²tbol sin apenas adornos, la hoja de ruta inflexible. No se inmiscuye en la construcci¨®n del rival siempre que sea en campo ajeno, no pretende desplegarse con el bal¨®n entre los pies ni rebate parcelas ingobernables. Es la practicidad al cubo. En la defensa, las l¨ªneas se apretujan al m¨¢ximo, se producen marcajes al hombre, se presiona en las zonas calientes y ninguno tiene la libertad o el lujo de desentenderse de su par. En el ataque, todav¨ªa se vuelve m¨¢s minimalista porque todo bal¨®n ¡ªgeneralmente, por la v¨ªa r¨¢pida¡ª debe pasar por las botas de Lavezzi, omnipresente porque es capaz de iniciar la jugada para luego rematarla.
La brillantez de Cavani y El Pocho, en cualquier caso, fue una consecuencia del atrevimiento de Villas-Boas, que desatiende al titubeo de sus hombres y apuesta por una defensa adelantada. Un gui?o a la belleza del f¨²tbol. Un descalabro del Chelsea y el mejor de los para¨ªsos para el N¨¢poles. La catapulta era Inler, capaz de filtrar asistencias al hueco, de agudizar la fragilidad rival. Se vio nada m¨¢s levantar la persiana al partido, cuando engarz¨® en un pase largo con Cavani, torpe en la definici¨®n porque Cech sac¨® la pierna en el ¨²ltimo instante, cuando San Paolo ya festejaba el gol. Un contratiempo que no quebr¨® ni de lejos el empuje del equipo napolitano ni el del energ¨¦tico San Paolo, como tampoco lo hizo el flagrante error de Cannavaro ¡ªquiso despejar la pelota y un bote pu?etero le dej¨® en rid¨ªculo porque toc¨® el esf¨¦rico de refil¨®n¡ª que supuso el gol de Mata con un golpeo t¨¦cnico, de primeras y con el interior del pie.
Pero Lavezzi es mucho Lavezzi. Genial en el quiebro, h¨¢bil para crear un desaguisado en un palmo de c¨¦sped, tambi¨¦n certero en el remate. Y resulta letal cuando se junta con Cavani, el otro quebradero de cabeza para la zaga blue ¡ªech¨® de menos al lesionado Terry y el mal estreno de Cahill en la Champions¡ª, una mezcla que puede ser la estocada definitiva para Villas-Boas. As¨ª, Inler enlaz¨® con Cavani, que se la dio al Pocho y tir¨® otro desmarque para arrastrar al defensa. Espacio dorado para Lavezzi, que se amold¨® el cuerpo para ejecutar un golpeo infalible, con la pelota haci¨¦ndole cosquillas al palo antes de abrazar la red. Le sigui¨® el juego Cavani, que atendi¨® puntual a un centro de Inler y envi¨® con el brazo el esf¨¦rico a gol. Doble hachazo para el Chelsea, que no da una.
Sin otra idea, propuso Villas-Boas ganar en posesi¨®n. Otra expresi¨®n est¨¦ril porque el equipo carece de un organizador y de un trampol¨ªn. Lagunas que sonrojan e invalidan cualquier idea; que no impidieron, en cualquier caso, que Drogba y Mata se buscaran las habichuelas, casi siempre con remates lejanos y demasiado centrados. Sin la fortuna ya de cara, porque David Luiz no supo poner el punto final a un c¨®rner que tampoco supo abortar De Sanctis, al Chelsea se le agot¨® el ingenio. No as¨ª a la pareja del N¨¢poles y, tras un despiste de David Luiz, Cavani recogi¨® el cuero y se lo dio a la carrera de Lavezzi. Punteo y otra diana.
Dos resultaron mejor que once. Dos firmaron un triunfo que amenaza a Villas-Boas, pero que alarga el idilio ya hist¨®rico del N¨¢poles con Europa, nunca en los cuartos de final. Pero con Lavezzi y Cavani inspirados nada es imposible.
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