Visiones de un extraterrestre
Los habitantes de este planeta optan por meditar m¨¢s sobre el f¨²tbol que sobre la pol¨ªtica
"Si este es el mejor de todos los mundos posibles, ?c¨®mo ser¨¢n los dem¨¢s?"
Voltaire
Hay una corriente de opini¨®n, un murmullo creciente, que dice que el f¨²tbol se ha convertido en una plaga social, que el f¨²tbol se impone a todos los dem¨¢s temas de conversaci¨®n en los medios; que ya es hora de demostrar un poco de seriedad y hablar de otras cosas, como de la pol¨ªtica.
Bueno. Intent¨¦moslo. Ech¨¦mosle una mirada a la pol¨ªtica, pero desde un c¨®rner remoto. Veamos los casos de, por ejemplo, Manuel Fraga y Baltasar Garz¨®n con los ojos c¨¢ndidos de un extraterrestre reci¨¦n llegado a nuestro planeta, de un ser que parte de la premisa de que matar al pr¨®jimo es retr¨®grado y bestial. Lo que ver¨ªamos es, por un lado, un se?or que fue part¨ªcipe de una dictadura sangrienta que se ali¨® con los nazis para arrebatar el poder a un Gobierno democr¨¢ticamente electo (hay un cuadro bastante conocido en el museo Reina Sof¨ªa, de Madrid, que conmemora aquella alianza, para aquellos que hayan ca¨ªdo en el olvido) y, por otro, un se?or que nunca ha colaborado en el asesinato de nadie y ha dedicado buena parte de su vida a intentar destapar los cr¨ªmenes de Pinochet, de ETA y de la propia dictadura que asol¨® a su pa¨ªs durante cuatro d¨¦cadas.
?Y qu¨¦ pasa? El primero es enterrado con todos los honores, descrito por el presidente del Gobierno como ¡°uno de los pol¨ªticos m¨¢s grandes del siglo¡±, mientras que el otro es enterrado en vida, su carrera destruida, por aquellos que se erigen como defensores m¨¢ximos de la ley. Resulta que en el rinc¨®n del planeta en el que nuestro extraterrestre ha aterrizado esos mismos defensores de la ley consideran bueno investigar el terrorismo de unos nacionalistas descerebrados y malo investigar un terrorismo de Estado que cobr¨® infinitamente m¨¢s sufrimiento y m¨¢s v¨ªctimas. ETA es mucho peor que el franquismo; Garz¨®n es mucho peor que Fraga, al que le van a nombrar una calle, o una plaza, en la capital del pa¨ªs.
Si el extraterrestre no se sube de inmediato a su nave, preso de la desesperaci¨®n, decidido a ir en b¨²squeda de un planeta menos primitivo, puede ser que alguien le explique los matices de la cuesti¨®n: que el se?or Fraga, pese a que siempre hizo apolog¨ªa de un pasado franquista en cuyas matanzas y torturas colabor¨®, fue una figura determinante ¡ªheroica¡ª en la transici¨®n a la democracia; que el se?or Garz¨®n cay¨® en el pecado capital de la soberbia (?a tal punto que lleg¨® a dar clases en Nueva York!) y en el pecado judicial a¨²n mayor de escuchar las llamadas telef¨®nicas de unos presos¡
No, no. No nos enga?emos. No funcionar¨ªa. El extraterrestre se ir¨ªa, m¨¢s asqueado a¨²n, si cabe, por tama?a peque?ez. A no ser que se le proponga mirar a homo no tan sapiens desde otra ¨®ptica; desde la de su deporte favorito. Se le podr¨ªa explicar que, lejos de obsesionarse por las s¨®rdidas paradojas del panorama pol¨ªtico, lo que realmente le interesa al ser humano ¡ªel tema del que no deja de hablar con conocimiento y pasi¨®n¡ª es el f¨²tbol.
Pronto entender¨ªa nuestro perspicaz visitante que el f¨²tbol es un pasatiempo pac¨ªfico en el que uno puede estudiar con plenitud las grandezas, las debilidades, las bellezas y las mezquindades de la especie. Hay malos y buenos, dependiendo siempre del punto de vista, pero nadie quiere matar a nadie. El f¨²tbol es comedia, no tragedia. Hay personajes sobre el escenario como Jos¨¦ Mourinho, que provoca indignaci¨®n, o como Pep Guardiola, que actualmente somete a medio mundo a la tortura mental de no saber si va a seguir al frente del equipo que m¨¢s placer da a m¨¢s seres humanos desde el Madrid de hace medio siglo. Pero la crueldad a la que nos someten los Mourinho y los Guardiola no es intencional, ni da?ina para la salud, y uno tiene la opci¨®n de hacerles caso o no, suerte no disponible para las v¨ªctimas del franquismo o de ETA. (O, si uno quiere ir m¨¢s lejos, del presidente sirio Bachar el Assad.)
Con todo lo cual nuestro extraterrestre r¨¢pidamente entender¨ªa por qu¨¦ los habitantes de este planeta optan por meditar m¨¢s sobre el f¨²tbol que sobre la pol¨ªtica, quiz¨¢ llev¨¢ndole a la feliz conclusi¨®n de que, pese a tanta imbecilidad, algo rescatable s¨ª hay en la especie humana.
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