El futbolista sin l¨ªmites
El Bar?a traduce su dominio en victoria ante el Racing con otros dos goles de Messi
En el af¨¢n de objetivar lo que sucede en un campo de f¨²tbol se tiende a pensar que los futbolistas se mueven por cadencias que tienen que ver con su actuaci¨®n anterior y con lo que les espera por delante.. En realidad, luego, sobre el terreno de juego, lo que les importa es el pasillo que les deja el tres o el que les abre el cinco, sin recordar siquiera la gloria ef¨ªmera de la ¨²ltima batalla. Por ejemplo, digamos que se trata de Messi, un chico del barrio, que entiende los partidos como un velocista de vallas que lucha contra el contrario y los obst¨¢culos que le propone el juego preestablecido. Ven¨ªa de batir algo parecido a un r¨¦cord del mundo, cinco goles en un mismo partido de la Champions, con el agravante de que el rival era un equipo alem¨¢n, lo que siempre eleva un poco la altura de las vallas. Y ahora tocaba Santander, algo as¨ª como un aterrizaje desde el cielo. Y el muchacho se lo tom¨® con la misma calma que un ejecutivo compra un cart¨®n de leche tras cerrar un negocio multimillonario.
RACING, 0 - BAR?A, 2
Racing de Santander: Mario Fern¨¢ndez; Francis, ?lvaro, Bernardo, Cisma; Colsa (Adri¨¢n, n. 61), Gull¨®n; Arana, Diop, Munitis (Jairo, m. 69); y Babacar (Stuani, m. 45). No utilizados: Sotres, Kennedy, Torrej¨®n y Edu Bedia.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Mascherano, Puyol; Xavi (Keita, m. 82), Busquets, Iniesta, Cuenca (Tello, m. 73); Messi, F¨¢bregas y Pedro (Adriano, m. 87). No utilizados: Pinto, Muniesa, Sergio y Bartra.
Goles: 0-1. M. 28.Messi, tras jugada de Xavi y F¨¢bregas. 0-2. M.55. Messi, de penalti.
?rbitro: Del Cerro Grande. Amonest¨® a Francis, Babacar, Mario y Stuani-
18.885 espectadores en El Sardinero.
Messi, discreto tras el ¨¦xito, parec¨ªa que no hab¨ªa viajado a Santander, que a lo sumo era un acompa?ante discreto en el centro del campo para la pareja de baile que formaban Xavi e Iniesta, con Biusquets, majestuoso, de dama de honor. Parec¨ªa en verdad que no estaba, que era un verso suelto, algo as¨ª como un enganche, como la segunda voz de un tenor poderoso que lo mismo pod¨ªa ser Cesc que Iniesta que Xavi (siempre Busquets, de comadre del equipo), hasta que estir¨® la pierna en el punto de penalti y reba?¨® un centro de Xavi tas una jugada de F¨¢bregas.
La objetivaci¨®n no vale, est¨¢ claro, porque Messi jugando en el centro del campo es un peligro en el ¨¢rea; sus cortas piernas son una amenaza cuando aceleran como una bicicleta y se plantan en el punto de penalti como si de un sprinter ciclista se tratara surgiendo de la cola del pelot¨®n.
El Racing le hab¨ªa entregado el campo, el bal¨®n y el ¨¢nimo al Bar?a y Guardiola recogi¨® el guante jugando con solo tres defensas y Busquets de servicio de ambulancias para todo el mundo. Lo mismo ayudaba a sus centrales que a sus medios que romp¨ªa al borde del ¨¢rea. El Racing hab¨ªa rendido armas con prontitud. Cuesta mucho so?ar con estrellas cuando te pones una pared en el partido contra la que chocas permanentemente. El debut de Cervera, fichado al Recreativo en el autob¨²s viajando a Almer¨ªa, se tradujo en una actitud conservadora, cl¨¢sica cuando el escritor novel se enfrenta al premio nobel: que escriba ¨¦l. Muchos cl¨¢sicos al banquillo y dos hist¨®ricos en el equipo, Munitis y Colsa, a los que les sobra experiencia, pero les faltan revoluciones para soportar un partido y m¨¢s a¨²n frente a un rival que te obliga a jugar sin bal¨®n. La conclusi¨®n fue un mon¨®logo del Bar?a para estudiar las aplicaciones de sus futbolistas consagrados y sus meritorios. M¨¢s a¨²n cuando Messi transform¨® un penalti de Cisma a F¨¢bregas al comienzo de la segunda mitad.
Ni siquiera necesit¨® ser el mejor: incluso ni estar en muchas ocasiones semioculto
Era el segundo gol, que bien pudiera haberlo sido con sendos disparos previos de Iniesta y Pedro a los postes, o en alguna combinaci¨®n m¨²ltiple de los monologuistas blaugranas. El Racing, tan provisto de voluntad como de temor, no es que no anotara ocasiones de gol, es que ni siquiera pis¨® literalmente el ¨¢rea de Vald¨¦s en toda la primera mitad. Fue en el minuto 51 cuando Munitis, como si aplicara la jerarqu¨ªa de la historia, midi¨® el c¨¦sped de jard¨ªn de Vald¨¦s y vio que vest¨ªa de amarillo. Animado por el atrevimiento, Stuani marc¨® un gol invalidado por el ¨¢rbitro. Por fin, el Racing exist¨ªa, lat¨ªa.
Messi ya hab¨ªa marcado el segundo gol para seguir meti¨¦ndole renglones a la historia del Bar?a: 50 goles en la temporada, 30 en la Liga, 230 como blaugrana, amenazando al hist¨®rico C¨¦sar. N¨²meros que miran al infinito. Y ni siquiera necesit¨® ser el mejor, incluso ni estar en muchas ocasiones, semioculto en la maleza del centro del campo, intimidando al lobo feroz (sus guardianes) y viviendo de la aplicaci¨®n de Busquets, la inteligencia de Xavi o los desequilibrios de Iniesta. A¨²n as¨ª, a¨²n como actor de reparto, se mereci¨® el Goya. Quiz¨¢s porque sea un futbolista imposible de objetivar. Quiz¨¢s porque sea un futbolista sin l¨ªmites, jugando bien jugando normal. O simplemente, estando.
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