Soldado toma San Mam¨¦s

Todav¨ªa no tiene el Athletic, entre sus muchas virtudes, la de jugar sin un nueve cl¨¢sico. Si adem¨¢s se llama Fernando Llorente, la ausencia es del tama?o de un oc¨¦ano. Si encima est¨¢ el Valencia, lleno de oficio, con un nueve de los de toda la vida, de apellido Soldado para m¨¢s inri de los defensas, la misi¨®n resulta imposible incluso para un ej¨¦rcito miliciano en su condici¨®n, como el de Bielsa, aleccionado en no contar sus bajas sino sus efectivos.

Pero el Valencia era demasiado para un Athletic sin gastadores. Era una apuesta obligada por los peque?os (Llorente lesionado y Toquero sancionado) y corr¨ªa la esperanza por San Mam¨¦s de ver un Athletic tipo Bar?a, m¨¢s jug¨®n que nunca, volando a ras de suelo a falta de cent¨ªmetros para mezclar su f¨²tbol. No fue el caso porque el Valencia le desarm¨® en un santiam¨¦n con tres razones incontestables. La primera fue Feghouli, el eterno esp¨ªa, un futbolista que se le escurri¨® al Athletic por todos los contornos del campo, sin darle el respiro que buscaba, electrizando el ambiente y convirti¨¦ndose en una amenaza permanente. Nadie pudo con ¨¦l. La segunda fue Mathieu, un tipo tan gris como grande, que ten¨ªa una sola misi¨®n en el partido: cerrar a Iraiola y mandar balones largos a Soldado. La tercera fue Soldado, el artificiero, el tipo que tiene en la punta de la bota una mira telesc¨®pica que le permite fallar muy pocos disparos.

Adem¨¢s el Athletic, cuando a¨²n le discut¨ªa el partido al Valencia, le regal¨® un gol, cortes¨ªa del anfitri¨®n. Fue una mal¨ªsima cesi¨®n de San Jos¨¦ a Iraizoz, con Soldado olisqueando la presa. Demasiada generosidad para un depredador. Un gol era un mundo y un aperitivo envidiable para un tipo como el ariete, que limpia hasta los huesos de un pajarillo.

El Athletic, sin firmeza defensiva -San Jos¨¦ era una duda permanente y Javi Mart¨ªnez evidenciaba su cansancio-, perd¨ªa el ritmo que necesita para argumentar sus ofensivas. Obligado a tocar, sin referencia en ataque, y doblegado en el medio campo, el Valencia tom¨® la plaza y se la dedic¨® a Soldado, que marc¨® el segundo tras ganarle Jordi Alba un forcejeo a Javi Mart¨ªnez (todo un s¨ªntoma) y el tercero al transformar un penalti por mano de San Jos¨¦ a tiro de Parejo.

Ya jugaba el Athletic con 10, por expulsi¨®n de Iraola, aunque ya hab¨ªa perdido la batalla, quiz¨¢s antes de empezar la pelea. Apenas pudo construir un par de ocasiones, al inicio de la segunda mitad, que probaron la agilidad de Guaita. El resto fue un mon¨®logo valencianista en el que mezcl¨® oficio con calidad, y sobre todo, demostr¨® que su fondo de armario es m¨¢s profundo que el de un equipo que se construye en torno un once titular con pocos cambios. San Mam¨¦s, sin embargo, abronc¨® al ¨¢rbitro cuando con 0-3 en el marcador determin¨®, caritativo, dos minutos de prolongaci¨®n. Son los nuevos tiempos.