El ladr¨®n inesperado
El Bar?a, sin la fluidez habitual con la pelota, abre el partido y la eliminatoria con un doble robo de bal¨®n de Messi ¡ñ Ibrahimovic ense?a su da?ino arsenal de controles y pases
Tal y como se preve¨ªa, el Milan le cedi¨® el bal¨®n y el campo al Bar?a. Allegri dise?¨® una especie de pir¨¢mide en defensa con un claro 4-3-2-1. El objetivo era espesar la circulaci¨®n de juego del Bar?a y lo logr¨® durante muchas fases del encuentro. En el inicio se vio a Vald¨¦s sacar de puerta en largo m¨¢s de lo habitual, todo un s¨ªntoma de que las trampas t¨¢cticas del Milan daban resultado. Ante ese dibujo que se les atragant¨®, los futbolistas de Guardiola no pudieron superar al contrario con su habitual ejercicio de juego colectivo desde la pelota. Se impusieron con espasmos individuales y hasta sorprendentes como sucedi¨® en la jugada que gener¨® el penalti del primer gol. La victoria azulgrana empez¨® a gestarse en una jugada defensiva con un protagonista inesperado.
¡ú Messi. El Bar?a no encontraba circuitos fluidos y empez¨® a abrir el partido con un doble robo de bal¨®n de Messi. El primero se lo birl¨® a Mexes pegado a la banda izquierda y le sirvi¨® para conducir una contra que, abortada por el Milan, volvi¨® a propiciar el segundo robo de La Pulga, que gener¨® el inocente penalti de Antonini. Este lanzamiento, como el segundo, lo ejecut¨® con frialdad, uno a cada lado y ambos rasos. Comenz¨® de derecha a izquierda para dejarle la posici¨®n de falso nueve a Cesc. Intimid¨® con una primera conducci¨®n vertiginosa. Messi iguala a Altafini con 14 tantos como m¨¢ximo goleador en una edici¨®n de la Copa de Europa y tiene dos partidos m¨¢s, como m¨ªnimo, para superarlo. Volvi¨® al eje del ataque con el 2-1 del marcador. 51 goles en Champions.
Fue extra?o ver a Xavi, que tuvo muchos balones de cara, no encontrar soluciones
¡ú Ibrahimovic. Era su regreso al Camp Nou despu¨¦s de su tormentosa salida del Barcelona y las cr¨ªticas a Guardiola. Sus intermitencias fueron consecuencia de la propuesta de Allegri. Ten¨ªa que maximizar los pocos balones francos que le llegaran y en algunos ense?¨® su da?ino arsenal de controles y pases. Magistral fue la asistencia que le filtr¨® a Nocerino en el tanto del empate.
¡ú Xavi. Su gris partido retrat¨® los problemas que el Bar?a tuvo con la pelota. Fue extra?o verle tener tantos balones de cara y encontrar tan pocas soluciones. Esta vez no le dio ritmo al f¨²tbol de los suyos. Fue sustituido a la hora. Algo parecido le sucedi¨® a Iniesta, que condujo m¨¢s que se asoci¨®, aunque maquill¨® su actuaci¨®n con el tercer gol.
¡ú Seedorf. Desde el inicio trat¨® de organizar el juego ofensivo de su equipo ca¨ªdo en la banda izquierda. El Camp Nou le ovacion¨® con se?or¨ªo cuando fue sustituido porque en cada bal¨®n que toc¨® ense?¨® que a¨²n es futbolista. Demostr¨® que conoce bien los entresijos del juego en la zona de creaci¨®n.
M¨¢s all¨¢ de la decisi¨®n del ¨¢rbitro, el agarr¨®n de Nesta a Busquets fue de juvenil
¡ú Cesc. Empez¨® de falso nueve. En esa posici¨®n tuvo m¨¢s movimientos sin bal¨®n y acompa?amientos de los ataques que protagonismo en el toque. Con el 2-1 se retras¨® a la medular y tuvo los mismos problemas que Xavi: aclar¨® poco el juego ofensivo de su equipo.
¡ú Robinho. Ha perdido la alegr¨ªa que le llev¨® a ser considerado una promesa mundial. Se ha vulgarizado sometido al tacticismo imperante del calcio. No se atrevi¨® en el uno contra uno y, sin desborde, no es nadie. Se ha quedado en un extra?o extremo llegador y funcionarial.
¡ú Cuenca. La gran novedad en el once de Guardiola. Encarador ante Abate cuando jug¨® a por la izquierda y acad¨¦mico en el respeto del juego posicional cuando no ve¨ªa posible el uno contra uno. Mal en los centros. Cambi¨® a la derecha con el 2-1.
¡ú Nesta. Incomprensible su agarr¨®n a Busquets en el penalti que hundi¨® a su equipo. M¨¢s all¨¢ de la decisi¨®n del ¨¢rbitro, se ceb¨® en un lance de juvenil.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.