A los 36 a?os, Freire se descubre atacante

¡°Que gane cualquier carrera, que lo gane todo si quiere, pero, por favor, que no nos gane la Amstel¡±. As¨ª hablaba Erik Breukink sobre ?scar Freire hace unos meses cuando el Rabobank dio un portazo en las narices al c¨¢ntabro. ¡°Qu¨¦ fastidio, en el Cauberg he reventado¡±. As¨ª habl¨® Freire despu¨¦s de terminar cuarto en la Amstel, una carrera que lider¨® hasta tener a un suspiro la pancarta de meta, no m¨¢s de 100 metros de la inclemente cuesta del Cauberg, con un ataque insensato a falta de siete kil¨®metros. Gan¨® Gasparotto, un italiano muy rubio de escaso historial que corre en el Astana y es especialista en eso, en el arte que hace grande a Freire, el de solo aparecer en pantalla llegado el momento de levantar los brazos.

Ese no fue el Freire de la Amstel, precisamente, que a los 36 a?os se reinvent¨® en atacante de una manera sacrificada, generosa y casi genial, un color m¨¢s, inesperado, en su paleta. Reci¨¦n coronado el Keutenberg, cuando a la gran cl¨¢sica holandesa, la de las suaves colinas de Limburgo y las cuestas de alrededor de Maastricht, no le quedaban m¨¢s que siete kil¨®metros, seis de ellos de falso llano y viento en cara, y el ¨²ltimo de ascensi¨®n dura, la 31? y ¨²ltima de los 256,5 kil¨®metros, a Freire entre toses se le acerc¨® su compa?ero de equipo Purito Rodr¨ªguez, el gran favorito de los especialistas, y le dijo que no se sent¨ªa bien, o no tan bien como para ganar en el sprint final, que habr¨ªa que sacarse otra t¨¢ctica de la manga. ¡°Y yo pens¨¦ que la carrera estaba en un momento complicado, que iba a ser dif¨ªcil controlar todos los movimientos¡±, dijo el triple campe¨®n del mundo, quiz¨¢s recordando c¨®mo el mi¨¦rcoles se le escap¨® la Flecha Brabanzona (qued¨® segundo) porque el grupo en el que marchaba dej¨® escaparse a Voeckler. As¨ª, para sorpresa y alegr¨ªa, decidi¨® Freire hacer de Voeckler y solo quiz¨¢s la desesperaci¨®n final de Gilbert, el ganador de los dos a?os anteriores, oscuro hasta ahora esta temporada, que lanz¨® de lejos y desenfrenado el sprint del Cauberg, justo en la zona del 13%, priv¨® a Freire de una extraordinaria victoria. Al final, qued¨® cuarto.

Consuelo para el c¨¢ntabro del Katusha deber¨¢ ser al menos que el pr¨®ximo Mundial, que se jugar¨¢ en oto?o en estas mismas carreteras, en estas mismas campi?as que a mediados de abril dejaba lucir ya ¨¢rboles en flor, la meta estar¨¢ fijada no en la misma cima del Cauberg, sino 1,6 kil¨®metros m¨¢s all¨¢, tras el descenso, lo que le dar¨¢ m¨¢s posibilidades t¨¢cticas. Consuelo para el resto de los espa?oles con esperanzas, Samuel y Valverde, ser¨¢ dif¨ªcil encontrar: su participaci¨®n, siempre en el primer grupo, siempre a la espera, siempre a rueda, no tuvo en el desarrollo de la carrera m¨¢s peso que el de su presencia sin m¨¢s.