Una derrota muy cruel
Un gol de Drogba rompe el bello pero est¨¦ril ejercicio de f¨²tbol del Barcelona para suerte del Chelsea, al que le bast¨® un solo remate para cantar gol
Hay estadios que no se vencen simplemente al juego del adversario, aun siendo excelente o mejor que el del equipo local, sino que demandan ser conquistados, campos que exigen un desgaste f¨ªsico y una punter¨ªa extremos, pocos como el cuadril¨¢tero de Stamford Brigde. No pasa el tiempo y los partidos se repiten en el campo del Chelsea. El de ayer record¨® mucho al que empat¨® el Bar?a con el famoso gol de Iniesta. Anoche, en cambio, no acert¨® a concretar otra muy buena funci¨®n de f¨²tbol. El ¨²ltimo remate de Pedro se fue al palo y no a la escuadra de Cech como pas¨® antes de alcanzar la final de Roma. Llegar a M¨²nich se ha puesto ahora mismo dif¨ªcil para el Barcelona.
CHELSEA, 1 ¨C BARCELONA, 0
Chelsea: Cech; Ivanovic, Terry, Cahill, Ashley Cole; Mikel, Lampard; Mata (Kalou, m. 74), Meireles, Ramires (Bosingwa, m. 88); y Drogba. No utilizados: Turnbull; Essien, Torres, Malouda y Sturridge.
Barcelona: Vald¨¦s; Alves, Puyol, Mascherano, Adriano; Xavi (Cuenca, m. 87), Busquets, Cesc (Thiago, m. 78); Alexis (Pedro, m. 66), Messi e Iniesta. No utilizados: Pinto; Piqu¨¦, Bartra y Keita.
Gol: 1-0. M. 45+2. Drogba, a pase de Ramires desde la izquierda.
?rbitro: Felix Brych (Alemania). Mostr¨® la tarjeta amarilla a Ramires, Pedro, Busquets y Drogba.
Stamford Bridge: 41.000 espectadores.
A los blues les alcanz¨® con media ocasi¨®n para ganar el partido. Nadie optimiza mejor los goles que el Chelsea. Vive siempre pendiente de una jugada, a veces a favor y otras en contra, como ocurri¨® en su d¨ªa con el gol fantasma de Luis Garc¨ªa, el resbal¨®n de Terry o el tiro celestial de Iniesta. Ayer cay¨® a su favor y la materializ¨® Drogba. Los muchachos de Di Matteo han aprendido r¨¢pido el guion de cada encuentro en Stamford Bridge: hay que resistir hasta el l¨ªmite y seleccionar un ataque, aunque sea el m¨¢s confuso del d¨ªa, para resolver la contienda. As¨ª ha sido siempre. Tambi¨¦n contra el Benfica. Al cuadro portugu¨¦s le pas¨® lo mismo que al barcelonista. No sirve de nada estar advertido: no perdona el Chelsea.
Los planes de los entrenadores quedaron definidos en las alineaciones. Mov¨ªa las blancas Guardiola y respond¨ªa con negras Di Matteo. La partida estaba cantada. Apel¨® el azulgrana a la rapidez de piernas de sus zagueros y a la velocidad mental de sus centrocampistas, muy bien repartidos por la cancha del Chelsea. El t¨¦cnico prefiri¨® antes a dos laterales con recorrido (Alves y Adriano) que a un tercer central (sacrific¨® a Piqu¨¦) y a dos extremos puros, incluso al vers¨¢til Pedro. Aunque primaba la capacidad de asociaci¨®n por dentro de los volantes con Messi, no renunciaban los azulgrana a atacar por fuera con Alves y Alexis y, sobre todo, desde la izquierda con el desequilibrante Iniesta.
El plan azulgrana fue tan delicado como la cortina de lluvia en Londres
Una vez desplegado, el plan del Bar?a fue tan delicado como la cortina de lluvia que ca¨ªa en Londres. Tocaban los azulgrana, finos y t¨¦cnicos, y el bal¨®n corr¨ªa delicadamente mientras rug¨ªa la hinchada, dispuesta a defender el partido desde la grada con la misma determinaci¨®n que sus jugadores en el campo. No habr¨ªa reproches para los chicos de Guardiola. El equipo maduraba bien las jugadas, llegaba a porter¨ªa y generaba las suficientes ocasiones para cantar gol. Alexis la pic¨® al larguero, Iniesta regate¨® a Cahill en el ¨¢rea antes de caer, Cesc pifi¨® dos tiros sencillos y Messi exigi¨® en un cabezazo a Cech.
No parec¨ªa tener el Chelsea la mejor defensa de la Champions y, sin embargo, el Barcelona no daba con la meta de Cech, espl¨¦ndido en sus salidas, atento en la correcci¨®n de los centrales. Aunque Di Matteo reforz¨® la l¨ªnea de medios con Meireles por Kalou, dej¨® descaradamente la pelota a los pies del Bar?a. Los blues ni se inmutaron ante el f¨²tbol de claqu¨¦ del adversario. Muy juntos, defend¨ªan sin reparos y, de vez en cuando, soltaban un pelotazo, de porter¨ªa a porter¨ªa si era necesario, en direcci¨®n a Vald¨¦s. Achicaban y bloqueaban 10 tiros y, a cambio, replicaban con un balonazo para Drogba.
Al Chelsea le alcanzaba con una patada para ganar metros mientras el Barcelona avanzaba poco a poco, pase a pase, tri¨¢ngulo a tri¨¢ngulo, siempre a ras de suelo, de manera m¨¢s laboriosa y tambi¨¦n m¨¢s f¨¢cil de defender para el Chelsea. As¨ª las cosas, el partido se convirti¨® en un bello ejercicio de esterilidad azulgrana para suerte del Chelsea, al que le bast¨® la ocasi¨®n de rigor para cantar gol, justo antes de llegar al descanso. Messi, que previamente hab¨ªa quedado tendido en el suelo, perdi¨® la pelota y la transici¨®n Lampard-Ramires-Drogba funcion¨® con la precisi¨®n de un reloj, incapaz de ser defendida por Puyol, un jabato hasta entonces en su cuerpo a cuerpo con Drogba.
A veces falta malicia,
en otras sobra ret¨®rica y a menudo se lucen porteros como Cech
No vari¨® el paisaje del partido en la reanudaci¨®n del juego. Unos est¨¢n acostumbrados a defenderse y otros a atacar, as¨ª que los azulgrana contaban tres remates por cada uno de los blues y, sin embargo, el marcador no se movi¨®. Adriano, Alexis, Messi y, sobre todo al final Pedro, dispusieron de la oportunidad de marcar. Cech estuvo tan espl¨¦ndido como generosos los delanteros del Barcelona. Ni con los cambios vari¨® la din¨¢mica y la fortuna. Muy bien defendido, Messi se qued¨® de nuevo sin marcar ante la zaga inglesa y los volantes tampoco atinaron, sobre todo Cesc, que ha perdido la punter¨ªa. A veces falta malicia, en otras sobra ret¨®rica, y a menudo se lucen los porteros como Cech.
No le queda m¨¢s remedio al Barcelona que dejar de ejercer de perdonavidas en el Camp Nou el pr¨®ximo d¨ªa 24 si quiere alcanzar la final de M¨²nich. Ahora mismo afronta para la vuelta uno de los peores resultados que se pueden dar en la ida, y m¨¢s si el rival es el Chelsea, un equipo bestial a la hora de defender su porter¨ªa y terminal a la hora de aprovechar su oportunidad.
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