La ¨²ltima carta de Emery
Antes de marcharse, el t¨¦cnico quiere acabar con su tal¨®n de Aquiles en el Valencia: los torneos de eliminaci¨®n
En sus cuatro a?os al frente del Valencia, Unai Emery (Hondarribia, Gipuzkoa; 1971) ha mantenido dos rituales inalterables. El primero, ir a recoger a su hijo Lander al colegio. Y el segundo, trabajar hasta altas horas de la madrugada en su piso de las afueras de la ciudad, cerca del nuevo estadio que ¨¦l ya no disfrutar¨¢. Ah¨ª le ha dado miles de vueltas a los entrenamientos y a los partidos como el de hoy en Mestalla. Tras anunciar el pasado viernes en el vestuario que no seguir¨¢ la pr¨®xima campa?a, el t¨¦cnico vasco se quit¨® un peso de encima. Y toc¨® el orgullo de sus jugadores, que liquidaron al Betis el domingo (4-0) para redimirse de las dos goleadas recibidas en el Manzanares y en Cornell¨¤.
A Emery le quedan cinco partidos (seis si llega a la final) al frente del Valencia. A medida que la crispaci¨®n contra ¨¦l se fue extendiendo, entendi¨®, hace un mes, que era la hora del adi¨®s, sin un balance todav¨ªa de su etapa en Mestalla, sorprendentemente positivo: de 211 partidos, 102 victorias, 58 empates y 51 derrotas, 368 goles a favor y 252 en contra. Es decir, casi la mitad de triunfos y 116 tantos m¨¢s anotados que recibidos.
Los jugadores valoran su enorme capacidad de trabajo, pero no han sentido pasi¨®n por el t¨¦cnico
Su primera temporada fue la m¨¢s prol¨ªfica en goles (68), aprovechando la exuberancia de Villa, Silva y Mata, pero tambi¨¦n la peor en la clasificaci¨®n (sexto en la Liga). Las dos siguientes asegur¨® el tercer puesto, aunque naufrag¨® en Europa y en la Copa. Este curso le est¨¢ costando afianzar la tercera plaza, justo cuando m¨¢s lejos ha llegado en la Copa (semifinales) y en la Liga Europa: ha repartido m¨¢s los esfuerzos.
El 18 de marzo de 2010, en Bremen, el Valencia se clasific¨® para los cuartos europeos empatando a cuatro contra el Werder. Fue la exaltaci¨®n ofensiva de Villa (tres goles), Silva y Mata (el cuarto). A partir de ese verano, las tres estrellas fueron vendi¨¦ndose por las necesidades econ¨®micas del club. El reto consist¨ªa en mantener sin ellos la competitividad.
Entre los reproches al t¨¦cnico, el principal ha sido su escasa solvencia defensiva respecto al ¨²ltimo Valencia campe¨®n, el de Rafa Ben¨ªtez, bronco y copero, seg¨²n la tradici¨®n. Los n¨²meros lo confirman solo en parte. En la tabla de conjuntos menos goleados en la Liga, fue octavo en el primer curso, tercero en el segundo, cuarto en el tercero y marcha ahora quinto, con 42 goles encajados, igualado con el Atl¨¦tico. Por el contrario, su Valencia s¨ª ha desarrollado una clara identidad atacante, con dos laterales profundos, un media punta muy participativo en la creaci¨®n y dos interiores de ida y vuelta.
Tras anunciar que no seguir¨¢ la pr¨®xima campa?a,
El preparador vasco no tiene ninguna queja de la hinchada: siempre se ha sentido querido. Pero s¨ª se considera v¨ªctima de la prensa local, refractaria a mirar en perspectiva su trayectoria. En la caseta, los jugadores valoran su enorme capacidad de trabajo, pero no han sentido pasi¨®n por el t¨¦cnico. No ha habido un gran v¨ªnculo emocional entre ellos, a pesar de que Feghouli, una creaci¨®n suya, le dedicara el gol ante el Granada hace dos meses.
Ante el Atl¨¦tico, Emery conf¨ªa en succionar la energ¨ªa de un Mestalla repleto (48.000 espectadores) en una noche ¨¦pica. Ante un rival replegado, sobre el que tratar¨¢ de aprovechar su debilidad en la estrategia defensiva. Para llegar a la final, Emery necesita superar su tal¨®n de Aquiles.
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