El Madrid no intimida al Bayern
El equipo alem¨¢n supera al espa?ol en los penaltis tras un partido eterno, intenso y emotivo
Tras un himno a la Copa de Europa, despu¨¦s de un partido de intrigas entre dos colosos que forman parte de la reserva del f¨²tbol mundial, el Bayer M¨²nich alcanz¨® su novena final, la m¨¢s suya, la que jugar¨¢ en su propio estadio el pr¨®ximo 19 de mayo ante el Chelsea. Lo hizo a costa de un Madrid que se sublev¨® hasta el final, exigido al l¨ªmite y superado en muchas fases por su adversario. Pero aguant¨® el Madrid, no con un juego cautivador, ni mucho menos, pero s¨ª con un esfuerzo sobrecogedor, con el Bernab¨¦u como gran dep¨®sito sentimental. Sonados por la batalla, ambos fueron forzados a una tanda de penaltis. Dos equipos que nada ten¨ªan que reprocharse tras su emotivo brindis al f¨²tbol, retados ante esa ag¨®nica ruleta. CR, como tantos h¨¦roes en esa suerte, de Zico a Platini o Messi, fall¨® tras 27 penaltis seguidos marcados. Tambi¨¦n erraron Kak¨¢ y Ramos. Solo acert¨® Alonso y dos paradas de Casillas no bastaron. La d¨¦cima, aplazada.
Fue un partido con colmillo de principio a fin, eterno, emotivo, crudo. No es que fuera una oda al f¨²tbol de etiqueta, pero s¨ª un pulso pasional, de esos en los que la trama es continua y el espectador no se desengancha. A ello contribuy¨® el Bayern, el Bayern de toda la vida, el que no se intimida jam¨¢s, por algo el Madrid solo le ha ganado seis partidos de 20 disputados. Bien lo saben muchas generaciones del Madrid. No es el Bayern un equipo que se espante a la primera. Por algo, como el Madrid, forma parte de la nomenclatura del f¨²tbol. Con la hinchada en combusti¨®n, con el Chamart¨ªn tot¨¦mico de las grandes noches europeas, el equipo local congestion¨® de salida a su adversario, encapsulado cerca de su portero, el per¨ªmetro que peor domina por la poca aptitud de sus defensas. Con el Bayern tiritando en el claustro de Neuer, Alonso advirti¨® que su rival bloqueaba la orilla de Cristiano y Marcelo, pero no ten¨ªa interruptor para Di Mar¨ªa. El guipuzcoano, que tiene un periscopio privilegiado, ejecut¨® dos cambios de juego excepcionales. Di Mar¨ªa desbord¨® a Alaba en el primero y Khedira lleg¨® al remate, pero se interpuso el meta germano. A la segunda, otra vez Alonso comunic¨® en el horizonte con el extremo argentino, cuyo centro rebot¨® en la mano de Alaba. Ni se inmut¨® CR, que anot¨® el evidente penalti con la seguridad que le falt¨® en la tanda, en el momento cumbre.
REAL MADRID, 2 (1) - BAYERN M?NICH, 1 (3)
Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Marcelo; Khedira, Xabi Alonso; Di Mar¨ªa (Kak¨¢, m. 75), ?zil (Granero, m. 111), Cristiano; y Benzema (Higua¨ªn, m. 106). No utilizados: Ad¨¢n; Coentr?o, Albiol y Callej¨®n.
Bayern M¨²nich: Neuer; Lahm, Boateng, Badstuber, Alaba; Schweinsteiger, Luiz Gustavo; Robben, Kroos, Ribery (M¨¹ller, m. 95); y Mario G¨®mez. No utilizados: Butt; Rafinha, Contento, Pranjic, Tymoschuk, y Olic.
Goles: 1-0. M. 5. Cristiano, de penalti. 2-0. M. 14. Cristiano. 2-1. M. 27. Robben, de penalti.
Penaltis: Alaba, gol. Cristiano, para Neuer. Mario G¨®mez, gol. Kak¨¢, para Neuer. Kroos, para Casillas. Xabi Alonso, gol. Lahm, para Casillas. Sergio Ramos, fuera. Schweinsteiger, gol.
?rbitro: Viktor Kassai (Hungr¨ªa). Amonest¨® a Alaba, Pepe, Arbeloa, Robben, Luiz Gustavo, Badstuber y Granero.
Unos 80.000 espectadores en el Bernab¨¦u.
Desatado el Madrid, no es el Bayern, con tantas cicatrices, uno de esos conjuntos que se sienta desvalido. Robben fall¨® ante Casillas, con la porter¨ªa de par en par, un gol incre¨ªble. Al instante estuvo a punto de embocar Rib¨¦ry, pero Khedira, al tajo en las dos ¨¢reas, se cruz¨® a tiempo. Fueron los primeros s¨ªntomas de que el cuadro muniqu¨¦s estaba dispuesto al combate, al cara a cara. Pero de nuevo se interpuso Khedira, hiperactivo, ubicuo, que barri¨® la pelota en campo alem¨¢n, y dio una puntada con ?zil, que por la mirilla cit¨® a Cristiano con el meta Neuer. Un 2-0 en un cuarto de hora, Ronaldo enchufado y la afici¨®n extasiada por el esp¨ªritu Juanito.
Todo estaba a favor del Madrid, pero el equipo metaboliz¨® mal su ventaja, la que quiso proteger demasiado pronto. El equipo dio un paso atr¨¢s, se hizo largo, con los delanteros descolgados. Un ¨®rdago a la contra, sin tr¨¢nsito por el medio, como le gusta a Mourinho, confiado en su pegada en ataque y defensa. El contragolpe es una v¨ªa que el Madrid explota como pocos, por lo que a la m¨ªnima es proclive a ella. Hay ocasiones en que recula demasiado hacia Casillas, se desabrocha en el medio e incomunica a sus delanteros. Pero el Bayern no es un equipo cualquiera y al hilo de gente como Kroos tom¨® el mando en el eje. Se marchit¨® poco a poco el Madrid y del protagonismo de Cristiano se pas¨® al de Casillas, al que Mario G¨®mez puso en serias dificultades. El Bayern se adue?¨® del partido a partir de colonizar el medio campo, donde ?zil y Di Mar¨ªa no siempre socorr¨ªan a Alonso y Khedira, a su vez obligados por el empuje rival a incrustarse a menudo entre sus centrales. Al mando el grupo de Heynckes, Kroos percuti¨® por el costado derecho. G¨®mez lleg¨® por el pasillo central, emparedado entre Pepe y Ramos. El brasile?o le atropell¨®. Robben acert¨® en el penalti, un lanzamiento con suspense porque a Casillas le falt¨® una u?a para evitar el tanto. La premura del Madrid por guardar el bot¨ªn, por contemporizar, le hizo perder el control, que con la eliminatoria igualada se vio convaleciente ante un contrario valiente y decidido, por m¨¢s que sus zagueros no sean precisamente una celebridad, ni para dar carrete al juego ni para defender. El Bayern les dio la espalda; el Madrid no les ret¨® lo suficiente. Con Casillas en plan Casillas en un remate de G¨®mez y una falta lanzada por Robben, el grupo de Mourinho agradeci¨® la pausa.
Desatados los de Mou, sus rivales, con tantas cicatrices, no se sintieron desvalidos
No encontr¨® m¨¢s consuelo en el resto del encuentro, siempre amenazado por G¨®mez y el imprevisible Robben, al que a veces le puede el ombligo, y con Kroos como sat¨¦lite. El Madrid qued¨® expuesto, sostenido por su portero, los centrales ¡ªmagn¨ªficos Ramos y Pepe¡ª y el estremecedor desgaste de Alonso y Khedira. Inquietante se?al para los madridistas, con m¨¢s defensas que delanteros bajo los focos. Daba la sensaci¨®n de que era al Madrid al que se le hac¨ªa larga la funci¨®n del Bernab¨¦u. Pero el equipo resisti¨® en los mejores momentos de su adversario, que ech¨® de menos a Rib¨¦ry, m¨¢s ocupado de lo suburbial que del juego, y lleg¨® a poner las riendas al partido. De CR a Robben, un encuentro de cuerpo entero, m¨¢xime cuando deriv¨® en una pr¨®rroga, el tercer tiempo de Hitchcock, donde se acalambran las piernas y se anudan las gargantas.
Fundidos Cristiano, Benzema y ?zil, el Madrid no encontr¨® ox¨ªgeno en Kak¨¢, confuso de principio a fin. Tampoco el Bayern en M¨¹ller. Con todos ya sin pulso, el Madrid igual¨® el encuentro en la pr¨®rroga, donde todo se equilibr¨®, donde el p¨¢nico y el agotamiento contuvo a unos y otros. Sin remedio, la rueda de los penaltis, que confunde a v¨ªctimas y verdugos. Dos proezas de Neuer, dos patinazos de CR y Kak¨¢. Dos gestas de Casillas, dos tembleques de Kroos y Lahm. Ramos despej¨® las esperanzas del Madrid y Schweinsteiger llev¨® al Bayern al para¨ªso de M¨²nich. Pena m¨¢xima para el Madrid. Una enorme decepci¨®n para el f¨²tbol espa?ol, que ya ve¨ªa exportado el cl¨¢sico a la gran atalaya europea. En la orilla, pincharon el Bar?a y el Madrid, que no supieron gestionar dos goles de ventaja, desgastados quiz¨¢ por su propio pulso. Una batalla extrema que para el Madrid se inici¨® en agosto, con su deseo de desbancar a su gran rival ya desde la Supercopa. El Bayern, orgulloso ¨¦l, al que jam¨¢s asustan las grandilocuencias ajenas, se lo hizo pagar.
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