Las botas sin gloria de Robben
El extremo del Bayern falla un penalti en la pr¨®rroga y renuncia a lanzar en la tanda final
Durante m¨¢s de media hora el Bayern de M¨²nich y sus aficionados revivieron la tragedia del Camp Nou de 1999. Se confirm¨® tras un partido y una tanda de penaltis en los que estuvo en ventaja. Por fin Roman Abram¨®vich logr¨® el objetivo por el que dicen que decidi¨® comprarse un club mientras sobrevolaba el Camp Nou en su avi¨®n particular. El Bayern vivi¨® una tragedia tanto o m¨¢s dura que la de hace 13 a?os. Perdi¨® en su casa cuando ten¨ªa todo a su favor.
Hab¨ªa marcado Thomas M¨¹ller a falta de ocho minutos y la quinta Copa de Europa, con la que igualaba al Liverpool, parec¨ªa tenerla en el bolsillo. M¨¹ller, como Math?us en Barcelona, se fue al banquillo sinti¨¦ndose campe¨®n. Nada m¨¢s sentarse, vio c¨®mo Drogba empataba de cabeza en el primer c¨®rner que lanzaba el Chelsea en 88 minutos de juego. La sensaci¨®n de que la tragedia pod¨ªa suceder aument¨® en la pr¨®rroga, cuando Robben err¨® el inocente penalti cometido por Drogba sobre Rib¨¦ry.
¡°No estaba seguro de marcar. Hay que comprenderle¡±, explic¨® Jupp Heynckes
El extremo franc¨¦s, que fue sustituido tambi¨¦n, debi¨® pensar que se iba del campo con el partido resuelto. Robben fall¨® y a?adi¨® otra muesca m¨¢s a su larga carrera de infortunios. Ya perdi¨® una Liga de Campeones con el Inter de Mil¨¢n en 2010, pero ayer, como en la final del Mundial ante Espa?a, como hace un par de semanas cuando marr¨® un penalti ante el Dortmund que met¨ªa a su equipo en la pelea por la Bundesliga, volvi¨® a tener la gloria en sus botas y la desperdici¨®. En Sud¨¢frica y anoche se vio mano a mano con dos de los mejores porteros del mundo y de ambas citas ante la gloria sali¨® perdedor. En Johannesburgo, antes de que marcara Iniesta, emprendi¨® una carrera en solitario para medirse a Casillas, que le sac¨® el remate con la punta de su bota derecha cuando parec¨ªa que la suavidad con la que hab¨ªa picado el bal¨®n hab¨ªa superado al guardameta espa?ol. Ayer, no dud¨® en asumir la responsabilidad de lanzar el penalti y Cech le adivin¨® las intenciones. El error redobl¨® esa sensaci¨®n de que el Bayern volver¨ªa a vivir una tragedia brutal. El extremo holand¨¦s se escondi¨® en la tanda de penaltis. ¡°Hab¨ªa fallado uno en la pr¨®rroga y no estaba seguro de marcarlo. Hay que comprenderle¡±, le excus¨® su t¨¦cnico, Jupp Heynckes.
El holand¨¦s ya perdi¨® la ¡®Champions¡¯ ante el Inter en 2010, y el Mundial de ese a?o
Para el Chelsea, la tanda comenz¨® con la reedici¨®n de su drama en 2008, cuando el resbal¨®n de Terry en el penalti decisivo le impidi¨® conquistar el t¨ªtulo. Mata, en el primer lanzamiento, tard¨® poco en evocar a su capit¨¢n. Neuer, que ya fue la pesadilla del Real Madrid en la tanda del Bernab¨¦u, le detuvo el disparo. Sergio Ramos, en su twitter, cuando ya supo el desenlace final, se veng¨® de aquellas sarc¨¢sticas declaraciones del meta alem¨¢n a prop¨®sito de su error en Madrid, en las que dijo: ¡°No sab¨ªa que Ramos tiraba los penaltis por encima del larguero¡±. ¡°Por cierto, no sab¨ªa que se le daban tan bien las finales a Neuer. Otro a?o ser¨¢. Humildad siempre, campe¨®n¡±, escribi¨® el defensa madridista.
Tambi¨¦n fue Neuer el que sorprendi¨® al ocuparse del tercer lanzamiento. Se convirti¨® en el primer meta que lanza un penalti en la serie de los cinco primeros de una final de Copa de Europa. Todo parec¨ªa de nuevo encarrilado, pero Olic y Schweinsteiger, con sus errores, pusieron en las botas de Drogba la gloria que no alcanz¨® Robben. Se subi¨® las medias y se ajust¨® la camiseta antes de sumergir al Bayern en su mayor tragedia, superior a¨²n a la de 1999.
Antes que nada Heynckes quiso ser elegante y felicitar la victoria del Chelsea sin querer quitarle m¨¦ritos por tratarse de un ejercicio ¡°defensivo¡±. ¡°El Bayern, sin un t¨ªtulo, no puede haber tenido una buena temporada. Ha sido una gran decepci¨®n¡±, concedi¨® Heynckes. Como el Bayer Leverkusen hace 10 a?os, el Bayern se ha quedado a las puertas de todo y se ha quedado sin nada: ni Liga ni Copa (ambas en manos del Borussia Dortmund) ni tampoco la Champions. Por mucho que, en un mosaico, los aficiones b¨¢varos hubieran saludado a su equipo con la leyenda: ¡°Nuestra ciudad, nuestro estadio, nuestra Copa¡±.
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