La rosa pendiente de un hilo
Hesjedal deja a la mitad la ventaja de Purito con un duro ataque en Alpe di Pampeago
La palabra crea la imagen, dice Bruno Reverberi, viejo director, que se sienta en la mesa de sus polluelos del Colnago en el desayuno, pide un cappuccino y pelea con las palabras para convencerles de que son grandes, de c¨®mo tienen que hacer para ser grandes, a su querido Pozzovivo, sobre todos. S¨ª, las charlas del autob¨²s son muy importantes, pero la bicicleta la mueven las piernas, le responden al alim¨®n Pozzovivo y Purito, que en su d¨ªa sab¨ªan perfectamente lo que ten¨ªan que hacer, pero no pudieron (y se ayudaron mutuamente para llegar vivos al menos); y tambi¨¦n le responder¨ªa lo mismo Basso, que llevaba todo el Giro diciendo que el de Pampeago ser¨ªa su gran d¨ªa, si no fuera porque se qued¨® sin palabras pues fue su sepultura.
Ellos, a los que traicionaron las piernas, las fuerzas, fueron los derrotados, los que ¡ª¡°un d¨ªa a la inversa¡±, lo defini¨® Purito¡ª, el d¨ªa en que ten¨ªan que haber ganado el Giro pr¨¢cticamente lo perdieron. El que deb¨ªa perderlo, el canadiense cada vez m¨¢s sorprendente, Ryder Hesjedal, quiz¨¢s lo gan¨®. Purito mantiene a¨²n la maglia rosa, pero por un suspiro, un hilo de 17s, en v¨ªsperas del Mortirolo y el Stelvio, la ¨²ltima gran etapa de monta?a.
¡°Nos ha dado una lecci¨®n a todos, ser¨¢ dif¨ªcil, dif¨ªcil derrotarlo. Ganar el Giro es cosa suya, si ¨¦l no falla no hay nada que hacer, pero queda el Mortirolo, donde hasta uno tan grande como Indurain perdi¨® un Giro¡±, dice Purito, que busca las palabras que le den moral y le cuesta encontrarlas. Y Hesjedal, de pocas palabras, de mucha fuerza inesperada ¡ª¡°nos ha sorprendido sobre todo a nosotros¡±, dec¨ªa, antes de salir de la casa Pinarello en Treviso hacia las monta?as atravesadas por estrechas serpentinas brillantes, negras de asfalto entre valles de verde verd¨ªsimo, su director en el Garmin, el vizca¨ªno Bingen Fern¨¢ndez¡ª, simplemente respondi¨®: ¡°Ha sido un d¨ªa duro, estoy feliz, a gusto conmigo mismo y con mi situaci¨®n¡±.
Clasificaci¨®n de la 19? etapa
1. Roman Kreuziger (CZE/Astana) 6h 18m 02s
2. Ryder Hesjedal (CAN/Garmin-Barracuda) a 19 segundos
3. Joaquim Rodr¨ªguez (ESP/Katusha) a 32s
4. Michele Scarponi (ITA/Lampre-ISD) a 34s
5. Domenico Pozzovivo (ITA/Colnago CSF Bardini) a 42s
6. Ivan Basso (ITA/Liquigas-Cannondale) a 54s
Los campeones no gestionan la fatiga, los campeones la desaf¨ªan, aunque solo sea un kil¨®metro, los mil metros infernales, finales, de la segunda ascensi¨®n al Alpe. Los gestores de Basso, sus gregarios, se hab¨ªan pasado la etapa ¡ªel Manghen, el primer Pampeago hasta los 2.000 metros por una pista forestal reci¨¦n asfaltada, el Lavaz¨¦, que doli¨® pese a ser un segunda¡ª gestion¨¢ndose unos a otros, Agnoli entre todos, trabajando para el destructor Szmyd, que no estuvo, supliendo a los dem¨¢s, desarropando a Basso, solo en la ascensi¨®n final, obligado a decir algo, lo que fuera.
Atac¨® porque no pod¨ªa hacer otra cosa, y m¨¢s que un ataque una progresi¨®n de cami¨®n, lenta y poderosa, controlada. Fue, claro, la se?al de partida que consigui¨® que en apenas tres kil¨®metros se produjeran m¨¢s ataques, m¨¢s dolor, m¨¢s ciclismo, que en todas las casi tres semanas de Giro pasadas. Como r¨¦plicas de terremoto, as¨ª los tres ataques de Scarponi, m¨¢s duros, m¨¢s da?inos, simple se?al esperada, sin embargo, por el estupendo Hesjedal, quien, casi con una sonrisa en el rostro, se apart¨® a un lado, recorri¨® de arriba abajo las caras de la media docena de ciclistas que solo resist¨ªan, y se movi¨®. ¡°A los ataques de Scarponi pude responder con dolor¡±, dice Purito, ¡°pero a Hesjedal, no, Hesjedal me sac¨® de punto. Me puse a rueda de Pozzovivo, y a¨²n me cost¨®, pero me recuper¨¦ lo suficiente para lanzar un sprint largo y, por lo menos, salvar la maglia, lo di todo por ello¡±.
Clasificaci¨®n general
1. Purito Rodr¨ªguez (ESP/Katusha) 84h 06m 13s
2. Ryder Hesjedal (CAN/Garmin-Barracuda) a 17 segundos
3. Michele Scarponi (ITA/Lampre-ISD) a 1m 39s
4. Ivan Basso (ITA/Liquigas-Cannondale) a 1m 45s
5. Rigoberto Uran (COL/Sky) a 3m 21s
6. Domenico Pozzovivo (ITA/Colnago-CSF) a 3m 30s
Desafi¨® a la fatiga Hesjedal en el ¨²ltimo kil¨®metro y con ello oblig¨® a todos a olvidarse del puls¨®metro y de los vatios, les oblig¨® a morir para sobrevivir, mirando a la fatiga a la cara y despreci¨¢ndola, cada uno con lo que pod¨ªa. Y fue tan fuerte Hesjedal que con su aceleraci¨®n a punto estuvo de frustrar tambi¨¦n la maniobra de recuperaci¨®n moral de Kreuziger, el checo fugado desde hac¨ªa tiempo, que finalmente gan¨® la etapa con la que pudo pedir perd¨®n por su desfondamiento en el Giau, con solo 19s.
El ciclismo, sus im¨¢genes, es memoria. La primera ascensi¨®n a Pampeago no le hizo sufrir a Purito, no le hizo pensar en lo que deber¨ªan repetir 40 kil¨®metros m¨¢s tarde. ¡°No¡±, dice el catal¨¢n. ¡°De repente me acord¨¦ que esta subida ya la hab¨ªa hecho, y que qued¨¦ tercero en 2008, y pens¨¦ que no la conoc¨ªa¡±. Tambi¨¦n conoce bien Purito a Hesjedal. ¡°Ya he peleado con ¨¦l en el Tour de 2010, que me adelant¨® en la general en la ¨²ltima contrarreloj¡±. Y tambi¨¦n recuerda que en la ascensi¨®n del Tourmalet de aquel Tour que acab¨® con el abrazo de Andy y Contador, Purito subi¨® el coloso a rueda de Hesjedal, y le sprint¨® a falta de 200 metros por el tercer puesto. ¡°No le gust¨® nada a Hesjedal¡±, dice Purito. ¡°Y se nota que me la tiene guardada, ?no?¡±.
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