Final de pel¨ªcula para Pep
El entrenador recupera la energ¨ªa y sus futbolistas le responden con un juego espl¨¦ndido
El ciclo de Guardiola en el Bar?a comenz¨® y acab¨® con una exhibici¨®n en la Copa. Al igual que ocurri¨® en Mestalla en 2009, el Athletic gan¨® en la calle de Madrid y en la grada del Calder¨®n, fue superior en la previa y seguramente tambi¨¦n ser¨¢ mejor en la resaca, domin¨® cuantas cosas rodean a una final y dependen de la hinchada, fue el rey de la jornada, salvo en la cancha, el sitio en que se decide el t¨ªtulo. El partido fue un mon¨®logo del Barcelona m¨¢s guardiolista de la era Guardiola.
El barcelonismo dej¨® de guardar el duelo por la partida de Guardiola y se entreg¨® con determinaci¨®n a la conquista de la Copa, el cuarto trofeo de la temporada, el 14? de la ¨¦poca Guardiola sobre 19. Hay pocos n¨²meros m¨¢s simb¨®licos que el 14 de Cruyff en el Bar?a, y ya se sabe que los detalles son muy importantes en el Camp Nou. Fue la mejor manera de honrar al maestro, de despedir al doctor y de recibir a Tito Vilanova. La vida sigue. No se da por vencido el Bar?a.
La incertidumbre que hab¨ªa sobre el tono competitivo del Bar?a se acab¨® nada m¨¢s sacar de centro y tomar la pelota Messi. Anoche reapareci¨® la versi¨®n m¨¢s ambiciosa de La Pulga, volvi¨® a marcar Pedro, desequilibr¨® nuevamente Iniesta, gobern¨® m¨¢s que nunca Xavi y anticiparon como siempre Piqu¨¦ y Mascherano. A partir de una alineaci¨®n convencional, desde la racionalidad futbol¨ªstica, los azulgrana recuperaron su carta de naturaleza y completaron un actuaci¨®n coral soberbia durante media hora.
Nadie hubiera dicho que era el ¨²ltimo partido de Guardiola en el banquillo. Muy pocas veces ha tenido un t¨¦cnico tan bien instruido y aplicado a su equipo como ayer Guardiola. La gesti¨®n del entrenador fue tan espl¨¦ndida como la respuesta de sus futbolistas. Una vez puesto cada uno en su sitio, sabido que Iniesta es volante y no extremo y que Alexis y Pedro aprietan m¨¢s a la zaga rival y al propio Messi que Tello y Cuenca, el partido m¨¢s dif¨ªcil resulta hasta f¨¢cil.
Hasta Guardiola fue ayer m¨¢s Guardiola que nunca, sobre todo porque recuper¨® su energ¨ªa y su determinaci¨®n fue contagiosa. Apareci¨® aquel equipo agresivo en la recuperaci¨®n del bal¨®n y exquisito en su juego interior, imposible para la mayor¨ªa de adversarios, y m¨¢s para el Athletic, un equipo vitalista, noble e ingenuo, nada que ver con la exuberancia del Madrid o la cicater¨ªa del Chelsea, justamente los dos rivales ante los que los barcelonistas perdieron el rumbo.
Al Barcelona le pas¨® en la Liga y en la Champions lo mismo que al Athletic. Le dio demasiadas vueltas a las cosas, perdi¨® naturalidad, forz¨® las situaciones, se empach¨® de f¨²tbol y de m¨¦todo en el momento decisivo. Nunca tuvo un plan B sino que se obcec¨® en el A. Los rojiblancos pecaron por exceso: Bielsa plante¨® un mano a mano en todo el campo, 11 partidos en uno, y no gan¨® pr¨¢cticamente ninguno, salvo cuando Llorente forz¨® un penalti no pitado a Piqu¨¦.
Jugaron los azulgrana de manual y les sali¨® un partido redondo. Exuberantes hasta el 3-0, despu¨¦s controlaron con madurez el partido, recuperados Piqu¨¦ y Pedro, solidarios y tensos todos los chicos de Guardiola. El abrazo de Tito y Pep cuando el gol 73 de Messi fue la mejor manera de certificar el traspaso de poderes. El v¨ªa crucis barcelonista se acab¨® y como despedida queda una excelente Copa que le permite a Guardiola despedirse con todos los t¨ªtulos por duplicado y dejar a Vilanova como parte de s¨ª mismo en el banquillo del Camp Nou.
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