Hasta luego
En el boxeo cuentan m¨¢s los errores que los aciertos, dijo no s¨¦ qui¨¦n. Probablemente, en la vida y el f¨²tbol, tambi¨¦n. Pero el Bar?a noque¨® al Athletic en el primer round de la Copa gracias a una lecci¨®n tard¨ªamente aprendida: no le hab¨ªan bastado uno o dos goles para dar por ganado un partido; ten¨ªa que marcar, al menos, tres. Con un golpe en fr¨ªo del que pocos boxeadores se levantan de la lona y, sin asalto de tanteo, ¡°el rechace suicida de un zaguero bilba¨ªno contra las cuerdas, tras el ¨¢vido acoso inicial del equipo azulgrana, propici¨® a los dos minutos el primer gol¡±, dir¨ªa el cronista. El segundo fue un uppercut made in Messi, apuntalando el preciso swing de Iniesta, 17 minutos despu¨¦s del primero y ocho antes del tercero y concluyente: ¡°Un jab raso, desde fuera del ¨¢rea, a la cepa del poste, que el guardameta del Athletic no alcanza a desviar en su estirada¡±.
Lo que cuento coincide con lo que vimos y pas¨®. En esto consiste la transparencia. Lo de Bankia es diferente. Todav¨ªa no sabemos ni lo que nos cuentan. ?Qui¨¦n lo hizo tan bien a la hora de hacerlo tan mal? ?Qui¨¦n lo hizo mejor a la hora de hacerlo peor? ?Y por qu¨¦ tenemos que pagar nosotros lo que hicieron otros? No nos alarmemos. Garantizan que hay dinero para rato. Pero ?para qu¨¦ Rato? ?O para cu¨¢ntos Ratos? ?Y de qu¨¦ dinero hablan? Eso es lo ¨²nico que tienen claro: se refieren al nuestro. Me viene a la memoria el cuento de los dos pastores en una monta?a que, llegada la hora del almuerzo, estando uno arriba y otro abajo, el de abajo pregunta al de arriba: ¡°?De qu¨¦ pan parto? ?Del tuyo o del m¨ªo?¡±. Y el de arriba contesta al de abajo: ¡°?Parte del tuyo! ?Que, con el aire, no se oye!¡±. De acuerdo, seamos solidarios: ¡°?Salvemos al soldado Bankia!¡±. El f¨²tbol nuestro de cada d¨ªa nos mantendr¨¢ tan tontos como en los buenos tiempos y, gracias a los recortes en ense?anza, podremos crecer en ignorancia. Solo equiparable, por cierto, a la de un Gobierno que no se hab¨ªa enterado de nada. Ni de lo suyo.
El caso es que, a diferencia de la alineaci¨®n que, dada nuestra alienaci¨®n, nos gobierna, el f¨²tbol no se juega solo con el pie ni con el dedo, sino tambi¨¦n, aunque no siempre, con coraz¨®n y cabeza. Resulta extraordinario vislumbrar destellos de inteligencia en deportes en los que la fuerza f¨ªsica, en conjunci¨®n con ciertas capacidades t¨¦cnicas, suele imponerse a la actitud y armon¨ªa que confieren estilo.
Estoy convencido de que Guardiola se reserva el secreto de un regreso que ya tiene previsto
Guardiola se va. Reun¨ªa esas cualidades: inteligencia y estilo. Le echaremos de menos. El f¨²tbol, no solo el Bar?a, le necesita. Nuestra convivencia ciudadana, tambi¨¦n. Su excepcional talento y talante, como entrenador y persona, era un ejemplo de mesura en el ¨¦xito: tres Ligas, dos Copas de Europa, dos Mundiales de clubes, dos Copas del Rey, tres Supercopas de Espa?a y dos de Europa, ?14 t¨ªtulos en 15 finales! Pero, m¨¢s all¨¢ de trofeos computables, le debemos una manera de jugar al f¨²tbol equiparable, por su precisi¨®n y belleza, a la pincelada del artista en el lienzo, algo dif¨ªcilmente concebible sin ¨¦l. Por todo ello, cuesta aceptar que Guardiola se vaya.
Dicho esto, y de repente, me resulta m¨¢s inquietante todav¨ªa el que todos a una y, desde luego, tan merecidamente le ensalcemos como si se hubiera muerto o se fuera a remotos lugares para siempre. Por fatigado que est¨¦ de las tensiones y la crispaci¨®n que el cargo conlleva, o de cosas extradeportivas que no quiere comentar, algo me dice que no tardaremos en tener noticias de su vuelta al f¨²tbol profesional. Igual que mantuvo hasta ¨²ltima hora el secreto de su despedida cuando hac¨ªa meses que la ten¨ªa decidida, estoy convencido de que se reserva, y nadie discute su derecho, el secreto de un regreso que tiene previsto de antemano. Tiempo al tiempo, un a?o me parece demasiado para los que reclamamos con impaciencia, donde y cuando quiera que sea, volver a ver su impronta en los terrenos de juego. Mientras tanto, otro gran entrenador toma el relevo: Vicente del Bosque con La Roja.
La emoci¨®n est¨¢ garantizada, pero, comprendo a Guardiola, me siento algo hastiado de tanto f¨²tbol. ?Qu¨¦ les parece si hablamos del yogur de K¨¢rpov durante su tormentosa partida con el ap¨¢trida Korchnoi? ?O de si las inyecciones a Alemania, en la final del Mundial de 1954, dram¨¢ticamente ganada a Hungr¨ªa, conten¨ªan metanfetamina pervitina? ?O de c¨®mo Toni Galento, un rechoncho y marrullero borrach¨ªn, tumb¨® a Joe Louis aunque perdiera el combate? En Ahogados en la orilla, de Carlos Molina (Ed. Corner), encontraremos esas y otras apasionantes historias de perdedores. ¡°Si hubiera ganado un Tour, no ser¨ªa tan famoso¡±, confes¨® el ciclista Raymond Poulidor.
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