El puzle de Hodgson
Tras la baja de Lampard, que se une a la de Barry y a la sanci¨®n de Rooney, el t¨¦cnico ingl¨¦s debe reconstruir una selecci¨®n envuelta de forma permanente en la zozobra
Tom¨® el relevo de puntillas, cuando la opini¨®n p¨²blica y la prensa inglesa apuntaban al t¨¦cnico del Tottenham, Harry Redknaap, como nuevo inquilino del banquillo de Inglaterra. Lo hizo en silencio, contra todo pron¨®stico, pero con una mueca de satisfacci¨®n. La que otorga, para un ingl¨¦s como ¨¦l, sentarse en la banqueta de los pross. Aterriz¨® Roy Hodgson entusiasmado, con la idea de poner el lazo final a su kilom¨¦trica carrera, labrada en hasta 19 equipos diferentes. Sin embargo, su gesto risue?o se ha torcido con el devenir de los d¨ªas y el desplome de sus hombres. Cay¨® primero el meta John Ruddy (Norwich City), destinado a ser el tercer portero. Un mal menor. Le sigui¨® Gareth Barry, el incombustible mediocentro del Manchester City, cuya labor iba a ser cubrir las espaldas de la l¨ªnea de creaci¨®n inglesa. Y, ayer, el mazazo lleg¨® con el derrumbe de Frank Lampard, icono del Chelsea, uno de los bastiones de los three lions en la ¨²ltima d¨¦cada, que no estar¨¢ en la Eurocopa por una lesi¨®n muscular en un muslo.
¡°Es un golpe muy duro para el equipo¡±, admit¨ªa Hodgson, que vislumbra un panorama m¨¢s oscuro tras la p¨¦rdida de Lamps, uno de los pesos pesados del vestuario, curtido en mil batallas y que sell¨® el curso con el Chelsea en un gran estado de forma, cetro de la Champions incluido, pese a que acaricie ya las 34 primaveras. ¡°Lo siento especialmente por ¨¦l, porque estaba en un gran momento y ten¨ªa muchas ganas de jugar este torneo. Ya hab¨ªamos perdido a un futbolilsta experimentado como Barry. Es cruel¡±, ahondaba el preparador, que tom¨® las riendas de la selecci¨®n inglesa para apaciguar los ¨¢nimos tras la convulsa salida de su predecesor, Fabio Capello, enfrentado a la federaci¨®n por la destituci¨®n de John Terry como capit¨¢n debido a los insultos racistas que profiri¨® el zaguero blue a principio de temporada contra Anton Ferdinand, del Queens Park Rangers. ¡°?l deber¨ªa llevar el brazalete¡±, defendi¨® antes de coger la puerta el italiano.
Lleg¨® Hogdson, hijo de una panadera y un trabajador de una planta qu¨ªmica, y entreg¨® ese honor a Steven Gerrard, mariscal del Liverpool. Dispersadas las brumas, reeequilibrado el estatus del vestuario, liderado ahora por un hombre respetado [las bromas en torno al ingl¨¦s de Capello eran muy recurrentes] y un futbolista tan carism¨¢tico como Stevie G, parec¨ªa que Inglaterra hab¨ªa tomado el rumbo correcto. Sin embargo, de golpe y porrazo, su medular se ha hecho trizas. Se cay¨® Barry, relevado por un central del Everton, el fornido Jagielka, y acto seguido Lampard. No es el llegador de anta?o, el que complet¨® una magn¨ªfica Eurocopa en 2004, pero el medio del Chelsea hab¨ªa rubricado una campa?a notable con 50 partidos a sus espaldas, 11 goles en la Premier y tres en la Liga de Campeones, a los que hay que a?adir dos m¨¢s en la FA Cup, uno de ellos determinante en la final contra el Liverpool en Wembley.
Parker, Milner y Jones se perfilan como alternativas para suplir a Lampard en el eje del centro del campo ingl¨¦s
Ya se hab¨ªa hecho a la idea Inglaterra de no poder contar con Jack Wilshere, la joven br¨²jula del Arsenal y a priori protagonista en su selecci¨®n, pero al que una grave lesi¨®n en el tobillo derecho le borr¨® durante toda la temporada. La soluci¨®n apuntaba a Michael Carrick, apeado por no aceptar un papel secundario, y tambi¨¦n a Scott Parker, el pivote cl¨¢sico del Tottenham. No llega, no obstante, en las mejores circunstancias el medio, pues se perdi¨® la recta final del campeonato por un problema en el tal¨®n de Aquiles que le hace estar falto de rodaje. La alternativa para Hodgson podr¨ªa estar en dos nombres, los de James Milner y Phil Jones. El primero garantiza combustible y brega, aunque est¨¢ m¨¢s acostumbrado a jugar escorado en la banda que a hilvanar el juego. El segundo, un potente defensor del Manchester United, ya ha ensayado como mediocentro. Por ejemplo, en el amistoso en el que los pross vencieron a Espa?a. Sus maneras, no obstante, le delatan como central. Tampoco parece que el tierno Jordan Henderson, aprendiz en el Liverpool, que solo cuenta con una internacionalidad y reclutado para ocupar el hueco dejado por Lampard, pueda tapar ese vac¨ªo. Sintom¨¢tico es que Hogdson haya tenido que recurrir a cinco miembros del equipo red ¨CGlen Johnson, Gerrard, Downing, Carroll y el propio Henderson¨C, octavo clasificado en la Premier [a 37 puntos del City] y desbancado de Europa, para confeccionar su listado.
Uno de ellos, Andy Carroll, est¨¢ llamado a ser el martillo de Inglaterra en el torneo. Deber¨¢ afrontar el gigante la dif¨ªcil empresa de paliar la ausencia de Rooney, castigado por agredir al montenegrino Dzudovic durante un partido clasificatorio, los dos primeros encuentros ante Francia y Suecia. Pero, salvo alg¨²n fogonazo en la recta final del ejercicio, su rendimiento ha sido muy pobre ¨Csolo cuatro dianas en la liga¨C y no ha justificado los 40 millones de euros que extendieron desde Anfield por ¨¦l. Otras opciones como Defoe (11) y Welbeck (9) tampoco andan sobradas de p¨®lvora.
Respira, pues, el longevo Hodgson (64 a?os). No es para menos. Su desaf¨ªo es may¨²sculo. En ocho apariciones en el torneo, desde 1968, Inglaterra solo ha alcanzado las semifinales como tope (en 1968 y e1996, como organizadora). Pero, antes, deber¨¢ recomponer el puzle y resolver el galimat¨ªas.
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