La pelota est¨¢ en el Este
La cita europea, que arranca hoy en Varsovia, recupera la memoria de los ahora llamados teloneros
La 14? Eurocopa arranca hoy en Varsovia en punto muerto. Al menos, eso dir¨¢n aquellos que ante el cartel inaugural no tengan memoria. Polonia ante Grecia y Rusia frente a la Rep¨²blica Checa, en teor¨ªa un grupo de teloneros si no se atiende a su historia: tres de los cuatro han ganado el torneo, y Polonia ha sido dos veces bronce en un Mundial y oro ol¨ªmpico en 1972 y plata en 1976 y 1992. Con las fronteras reseteadas, su presente es otro y el punto de partida de polacos, checos y rusos evoca al pasado, cuando detr¨¢s del tel¨®n el f¨²tbol ten¨ªa m¨²sica militar y serv¨ªa, a ambos lados del Muro, de octavilla propagand¨ªstica de los respectivos reg¨ªmenes.
Nunca m¨¢s hasta la fecha alguna de las grandes citas deportivas tuvo el escaparate de Europa del Este
En una Europa m¨¢s normalizada, con menos barreras pese a las trabas democr¨¢ticas de Ucrania, esta es la gran cita del Este, que no organiza un gran torneo futbol¨ªstico desde 1976, cuando Antonin Panenka, un ilustrado del Bohemians de Praga, dej¨® un penalti de autor para la historia en la final de la Eurocopa de Belgrado ante Alemania, entonces la RFA. Luego, Mosc¨², bajo el amplificador de la URSS, organizar¨ªa unos Juegos a medias, los de 1980, boicoteados por el bloque occidental, y cuatro a?os despu¨¦s, Sarajevo, entonces enquistada en Yugoslavia, present¨® al mundo los Juegos de Invierno de 1984. Nunca m¨¢s hasta la fecha alguna de las grandes citas deportivas tuvo el escaparate de Europa del Este. Hoy, UEFA, FIFA Y COI han envidado por el aperturismo. El deporte ten¨ªa, tiene, una deuda. Y el f¨²tbol, en particular, que subyugado por la pol¨ªtica rebaj¨® el universo de jugadores de inmenso talento, desde Yashin y Dzajic al propio Panenka, Lato o el ucraniano Blockhin, hoy seleccionador de su pa¨ªs.
No es la Polonia que sedujo al mundo en los 70, pero su etiqueta de anfitri¨®n le convierte en algo m¨¢s temible
Polonia dar¨¢ el pistoletazo de salida. No es la Polonia que sedujo al mundo en la d¨¦cada de los 70, pero su etiqueta de anfitri¨®n le convierte en un equipo algo m¨¢s temible. Atr¨¢s, muy atr¨¢s, quedan los tiempos de Lato, Deyna, Gadocha, Lubanski, Szarmach, Boniek o Smolarek, s¨ªmbolos de dos maravillosas generaciones que se quedaron atrapadas, en su mayor¨ªa, en la estricta normativa local de aquellos tiempos que les imped¨ªa abandonar el f¨²tbol polaco hasta que no les salieran las arrugas. Enfrente, Grecia, cuyo f¨²tbol no cautiv¨® ni siquiera con su perpleja victoria en 2004. Es lo que tiene la Eurocopa, un torneo de distancia corta con un palmar¨¦s que refleja sus incertidumbres: nueve campeones diferentes en 13 asaltos.
A continuaci¨®n del Polonia-Grecia, en Wroclaw, a unos 350 kil¨®metros de Varsovia, Rusia se medir¨¢ a la Rep¨²blica Checa. Un reto nost¨¢lgico. Ambos, junto a la eterna Hungr¨ªa de los 50, representaron como nadie al f¨²tbol del Este. Como Polonia, tambi¨¦n se han visto superados por los tiempos y, pese a su historial, parten como teloneros. Los rusos, semifinalistas en 2008, mantienen la p¨®cima holandesa, con Dick Advocaat como relevo de Guus Hiddink, pero la prometedora promoci¨®n de Arshavin, Pavlyuchenko y Zhirkkov no ha fecundado. Al otro lado, el equipo checo, un cl¨¢sico que no se pierde una Eurocopa desde que fuera finalista en Wembley, en 1996. Con pretorianos como Cech, Rosicky y Baros resisten entre la ¨¦lite.
Cuando ruede el bal¨®n en Varsovia, a Espa?a, conmovida por la muerte de Manuel Preciado, le quedar¨¢n 48 horas para defender su trono e iniciar ante Italia su andadura hacia la triple corona consecutiva que nadie ha conseguido. Un reto fascinante al que Del Bosque intenta estos d¨ªas poner cordura, la suya, la templanza del paso a paso. Para el t¨¦cnico espa?ol, el hoy es el ma?ana.
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